Melinda Haynes dijo:

"Forget all the rules. Forget about being published. Write for yourself and celebrate writing".


Seguiré el consejo de Melinda Haynes.

6 de enero de 2010

6

CAPÍTULO DOCE. Mariposas sueltas.

El final de esa tarde con Pablo fue para recordarla por siempre. Nos estábamos despidiendo cuando de repente me miró y me abrazó. Me abrazó fuertemente. Me dijo que si él era mi amigo era porque quería, nadie lo estaba obligando. Dijo que siempre estaría ahí para mí. Durante ese abrazo me sentí en el cielo, en un cielo bañado en loción Black XS de Paco Rabanne. Estaba en brazos de un ángel… mi ángel.

Qué más da decir que no pude concentrarme en nada al día siguiente. Seguía por las nubes: mis amigas eran eso, mis amigas; Mariano y Rodrigo eran chicos estupendos y la tarde anterior Pablo me había rodeado y dicho cosas muy bonitas.

Tristemente mi alegría no duró mucho. Daba igual, era algo a lo que estaba acostumbrada.

Ese viernes por la mañana llamó mi madre. La madre de mi padre, o sea mi abuela, había sufrido una caída hace pocas horas. La habían llevado al hospital pero no sabían qué esperar. Mi tía me sacó urgentemente del colegio. Yo dejé todas mis cosas desparramadas, esperando que algún alma bondadosa se ocupara luego de ello. En fin, no me importaba. Me preocupaba mi abuela. Unos minutos después Ana y yo íbamos en el carro beige directo a la ciudad.

-¡Mamá! ¿Cómo va? –noté que casi toda mi familia de parte de padre estaba ahí, además de gente desconocida, posiblemente amigos.
-Hola, Regina. Gracias a Dios les fue bien en el viaje –nos miró y prosiguió-: no sabemos nada. El doctor sigue adentro con ella.

“Resiste, abuelita Carmen. Resiste”, pensaba continuamente. La mujer que había considerado invencible… Mi abuela paterna era de las que ya no hay. Y se mantenía muy saludable, no pasaba el día entero recostada viendo telenovelas. No, esa no era mi abuelita. Mi abuelita se ejercitaba y comía sanamente, reía y la depresión no existía para ella. Recuerdo cuando era pequeña y cada vez que la visitábamos preparaba galletas de avena deliciosas. Las acompañaba de leche pura y a veces también de otros postres. Su casa siempre olía delicioso. Pan de banano, tres leches, cubiletes de mora, galletas de mantequilla… Cocinaba de todo. Y especialmente para nosotros. También recuerdo cuando nos contaba historias de nuestro padre y él se mostraba orgulloso. Aún cuando él falleció, eso no logró que ella lo olvidara. Hasta mando a colgar los premios escolares que había ganado cuando era más joven. Claro que no, ella no olvidaría a su hijo único. Y yo que la había despreciado esos últimos años por eso…

“Resiste, abuelita Carmen. Por toda tu familia que te ama. Por mí. Por papá”.



¿Cómo había pasado todo tan rápido? Sólo recuerdo haber salido muy tarde del hospital con lágrimas abundantes en mis ojos. Esa noche mi tía y yo nos quedamos a dormir en mi antigua casa. Al día siguiente estábamos en el funeral de mi fuerte abuelita paterna. Tristeza era lo que se respiraba en el aire. Más tarde, ese domingo, se realizó el entierro.

Pablo y mis otros amigos me habían llamado para saber qué había pasado. No contesté todas las llamadas. Sólo le dije a Mariano, Marcela y Pablo lo que ocurrió, y ellos se encargarían de contárselo a quienes fuera necesario. El que más ánimos para continuar me dio fue Pablo.

Mi madre decidió que me quedara el lunes en casa. Ya regresaría al colegio el martes. Así era mejor, me podría tranquilizar un poco y no estallar en llanto de la nada frente a todos mis compañeros.

Ya en casa recibí un mensajito de Bea, que decía lo siento (era como la décima vez que le repetía) y también me comunicaba sobre “malas noticias”. Le pregunté qué había sucedido y su respuesta casi me bota de la silla.

Las chicas, por supuesto, me habían hecho admitir que Pablo me gustaba. La verdad no sé por qué lo había aceptado; ni siquiera a mí misma me lo había confirmado. Nunca había conocido a un chico que me “gustara” así… Siempre me había dejado llevar y no pasaba ni un mes hasta que nos besáramos o volviéramos novios. El punto es que lo sabían, y como todo grupo de amigas habían prometido ayudarme con él o contarme cualquier cosa que me interesara saber.

“Tu Papo (así le llamaban en secreto a Pablo, sólo yo estaba autorizada a utilizar el sobrenombre con libertad)… ¡¡¡se fracturó la pierna!!! Anda con una muleta y se ve re divertido hahahaaha!”

“¡COMO! ¿Cómo pasó?”

“Se cayó en las gradas… fue súper divertido. ¡No me lo tomes a mal! Pero debiste haberlo visto”.

“Pobre. ¿Debería ir a verlo?”

“Aprovéchate de la situación, chica”.


Y, como dijo Bea, me aproveché de la situación. No estaba con mucho humor para salir a conversar, pero Pablo había tenido un accidente. Menos mal no fue una caída fuerte como la de mi abuelita.

Pablo estaba recostado en su cama leyendo el libro que le regalaron por su cumpleaños. Un yeso azul le cubría la pierna izquierda.

-¿Te duele? –se volteó para ver quien era. Y luego, como si verme fuera la gran cosa, me sonrió.
-Hola, Regs. ¿Quién te dejó entrar? –imitó mi pregunta y tono del día que él fue a mi habitación.
-Tu madre. E Isabela, claro.
-Sí, a veces parece que ella manda más que mi propia madre. ¿Te gusta? –señaló el yeso.
-No entiendo como te caíste de las gradas para hacerte eso.
-Ya sabes la multitud de gente que se hace a la hora de bajar del edificio o subir –me explicó-. A quien engaño –dijo de repente-. Íbamos a educación física e hice una apuesta con Andrés. Él, como tramposo que es, me empujó. Deberías haber visto como se retorcía de la risa al ver que salí volando. Ven, siéntate en la silla.
-¿Por una carrera tonta te fracturaste? ¡Qué ridículo! –me senté.
-Soy ridículo, que más puedo hacer.
-No me respondiste si te dolía –yo no tenía ganas de bromear.
-Ah, me duele un poco –Pablo no le daba nada de importancia al asunto. En vez de eso, me preguntó-: ¿tú cómo estás?
-Bien, supongo.
-Sabes que lo lamento mucho.
-Por supuesto que lo sé –ahora fui yo quien lo tranquilizó.

Estuvimos un momento en silencio. Fue la pequeña Isabela quien lo rompió al entrar ruidosamente en la habitación.

-¡Hola, Regina! Pablo, tus pastillas –lanzó un paquetito a la cama.
-Gracias, Isa.
-Hola, Isabela. ¿No tienes tareas?
-¿Quieres que te deje a solas con Pablo, no es verdad? –se sentó a un lado de la cama.

Puse los ojos como platos y Pablo se tiró una carcajada.

-¿Qué? No, ¡para nada! Sólo quería saber.
-Pues sólo me falta la de matemáticas –comenzó a comer una barra de chocolate Take 5 que tenía en su mano-. Oye… -dejó de comer y me observó-. Siento mucho lo de tu abuelita.
-Yo también, pero muchas gracias.
-¿Quieres un poco? –me ofreció.
-¡Claro! Ama los chocolates –intervino Pablo.
-¿Cómo lo…? Oh, cierto, lo que hablábamos aquel día –no pude evitar sonreír.
-Ten un poco –cortó un pedacito y me lo dio-. ¿Tú quieres, Pablo?
-No, gracias, Isa. ¿Y si me traes unas palomitas?
-Ni siquiera hablaba en serio con lo del chocolate –dijo mientras se levantaba y se iba.
-Tu hermana es muy divertida –reí.
-Sí, encantadora, más cuando está enojada. Deberías verla, el otro día le tomé un lapicero sin permiso y casi me arranca el pelo.
-Tendría que verlo para creerlo –dije sarcásticamente.
-¿Quieres que te de las tareas del viernes y de hoy? Aunque las de hoy no las tengo completas, porque perdí algunas clases por lo de la caída y eso.
-Hm, creo que esperaré hasta mañana para ponerme al día.

Isabela volvió a entrar, ahora con un plato de ensalada muy grande. Chocolate y ensalada, rara combinación.

-¿Fuiste por una ensalada pero no por mis palomitas?
-Duérmete, Pablo –le exigió en broma mientras le lanzaba una lechuga. Luego los tres volvimos a guardar silencio, cada uno sumido en sus pensamientos. Isabela, como habrán imaginado, habló de primero-. He encontrado un nickname para ti, Regina.
-¿Cómo?
-Así es, un nickname. Pablo es mi Care Bear, yo soy Star Catcher. Tú serás Sunny Daze.
-¿Sunny Daze? –dije interesada.
-Ajá, como Destello.
-¿Y por qué? –eso se volvía más interesante.
-Porque eres como un rayito de sol. Antes que vinieras, Pablo parecía un funeral andante. Hasta mis padres han cambiado al ver que él ha cambiado. Y yo me he vuelto más alegre al ver que él –señaló a Pablo- y mis padres han cambiado.

Miré a Pablo. En ese momento tenía su vista puesta en ningún punto en especial.

-¿Cómo es eso? –le pregunté.
-No lo sé, como dice ella –ahora Pablo me miraba fijamente-. Desde que viniste he cambiado. Digamos que me has dado más alegría de la que tenía antes.
-¿Hablan en serio? –me sorprendí. Al ver que ninguno de los dos reaccionaba continué-. Hablan en serio –ahora ya no era una pregunta, era una afirmación.
-Claro que hablamos en serio –rió Isabela-. Bien, ya tienes tu sobrenombre. Iré a hacer mi tarea y luego iré a jugar con JellyYogurt.

Salió saltando de la habitación dejando a un tranquilo Pablo y una confusa Regina.

-Pero, ¿cómo te he cambiado yo? –siempre había sido una persona insistente y quería saber más sobre eso.
-¡No lo sé! –soltó una leve risa-. Mira –dijo al ver que seguía perdida-, cuando tú no estabas aquí, todo el que visitara esta casa podía sentir el peso de la tragedia de Isabela. Parecía como si no hubiera pasado ni un mes desde que dieron el diagnóstico. Mis padres cuidaban a Isabela, yo la cuidaba… Pero al mismo tiempo buscaba escapar de este lugar. Era difícil, porque no quería dejarla sola al mismo tiempo –parecía no poder respirar-. Pero entonces apareces tú –de nuevo me miró fijamente-. Tú y tu raro don de poner feliz y de buen humor a todo el mundo, aún con esa actitud tan pesada que traías.
-Pensé que no te caía bien al principio…
-Sí, porque no entendía que era lo que pasaba. Pero nos fuimos conociendo y poco a poco la casa fue respirando de mi alegría, hasta volver este infierno un ambiente amigable y familiar. Lo que Isabela había intentado por meses, que era la felicidad de este hogar, lo lograste tú en pocos días. A través de ella y yo, ¿me entiendes? Como dijo Isa, mis padres notaron que yo era feliz. Eso, sumado a la alegría de mi hermana, los puso felices a ellos también. Y fue entonces cuando nos dimos cuenta que pasaría lo que tuviera que pasar, y que en vez de desperdiciar el tiempo llorando debíamos aprovecharlo sonriendo.
-Vaya –suspiré. Todo lo que había dicho parecía completamente sincero y profundo-. Nunca imaginé lo que había logrado.
-Claro, porque no te valoras como deberías –molestó alegre-. Pero yo te voy a ayudar, ¿sabes? Así como nos has ayudado a todos. Yo voy a hacer que te ames –mostró sus dientes en una sonrisa resplandeciente.
-Eso sería increíble.

Pero lo que en verdad fue increíble pasó en el segundo siguiente: Pablo, recostado como estaba, se acercó a mi frente y posó un delicado beso en ella. Yo ni me había inclinado de la silla, fue totalmente desprevenido. Millones de mariposas sueltas en mi estómago volaron como locas. Y eso que ya las había logrado calmar después de mi llegada a su casa esa tarde.

-Papo… -susurré muy bajo manteniendo mis ojos cerrados.



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WOW logré subir dos capítulos en un día!!!! Para que vean como las quiero... porque en realidad pensaba guardarlo y tardarme en subir heheheheh (6) pero no resistí!! Ojalá les haya gustado el cap. porque a mí me encantó escribirlo :P

No pude ver si me había equivocado en algo para corregirlo... Si cambiara algo (algo pequeñito) les aviso... Si ven algún error de ortografía o lo que sea y quieran avisarme pueden hacerlo :D

Cualquier duda o comentario o lo que quiera decir, estoy A LA ORDEN! Dejen un comment o mándenme un email :D adioos adios!

Andrea Pink Mandarina (:

6 comentarios:

Yoxsveli dijo...

me gusta me gusta me gustaaaa.... jajajajajja... me encanta la historia en serio... xD... ahora me pregunto... pablo se esta enamorando de ella... ahi espero que si... jijijiji... publica pronto.. me gusta demasiado esta historia...

Geral dijo...

Me muero !!!!!!
omg
AMo este capppp exeptuando la muerte de la abuelitra de Regs XD
Pablo es tan.... :P...lindo
pliss publica pronto ia qiero saber q pasa despss
no aguanto la emocion

Amanda; dijo...

Andreeeeeee!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
ME ENCANTO!
sisisis ess geniall te adoro; a ti y a tu blog cdtte mucho OKK? Bye;

Marcy dijo...

hola bueno ps nada mas paso a decirte q estuvo my bn el cap publica pronto:))

Charlotte dijo...

Ameeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee el cap! y el 11 tambn! y TODOS!

OMG! de verdad creo qe al terminar esta historia.. deberias publikarla enseriio! Y kiza suene jala jala.. proo nada ke veeer! I mean it! xD

Paasat x mi blooog! hoy subi el cap 18 =D

xoxo =)

Anónimo dijo...

PAPO! Le dijo PAPO!
Voy a leer el capitulo 13 en este instante! :D