Melinda Haynes dijo:

"Forget all the rules. Forget about being published. Write for yourself and celebrate writing".


Seguiré el consejo de Melinda Haynes.

2 de octubre de 2010

22

Continuaré escribiendo.

Así que... Sí continuaré escribiendo :) aunque sea sólo para terminar algo comenzado, si no, todo mi esfuerzo fue en vano. No sé cuándo subiré un nuevo capítulo (podría ser mañana... o en un par de semanas) pero me he decidido a continuar. Les quiero agradecer a TODAS por sus comentarios de ánimo, y por decir que les encanta mi novela. ¡También por ustedes seguiré escribiendo! Espero que escriba pronto, de todos modos.


¡¡Muchas gracias!! Son increíbles.
APM(:

4 de septiembre de 2010

17

Por favor, díganme lo que piensan.

Hace meses que no publico un nuevo capítulo. No puedo hacer nada, me falta inspiración. Además, últimamente he estado muy deprimida y sin ánimos para escribir algo. "Excusas sobran", lo sé, pero es la verdad. No puedo obligarme a hacer algo para lo que no estoy en ese momento... Antes fue el colapso mental y físico que tuve a principios de año, donde seguía nerviosa incluso en las vacaciones de mediados. Ahora es un desánimo que no sé ni de donde proviene, hoy (el día de hoy, sábado) me siento bien, pero las dos semanas últimas las he pasado muy mal.

Estoy segura de que más de alguna de ustedes estará pensando "andate a la ..., total ya se me olvidó tu historia", y veo que un montón hasta quitaron sus votos en las dos encuestas (antes, eran casi 150 votos, ahora hay 45 en una y 43 en otra). Siento que la magia de esta novela se esfumó... Qué mal, yo sé, es malo no cumplir metas que una se propone.

Por eso les escribo esto: si publico un nuevo capítulo, ¿se interesarían por él? Y con eso me refiero a que si lo leerían con ganas (bueno, al menos con un poquito de ganas) o si ya no les importa. He tenido más o menos tres comentarios donde me piden que vuelva a escribir, pero 3 de 73 seguidores, aunque son comentarios MUY importantes, es menos del 5% de la opinión de todos en el blog. Y claro que puedo seguir escribiendo aunque pocos quieran leerlo, la cosa está en la pasión por escribir, pero me interesa saberlo. Siento como si la historia ya no tuviera sentido... ¿Alguien todavía la recuerda? Yo sí, si nació en mi mente, es claro, pero... ¿qué hay de ustedes? ¿No les suena a típica historia de adolescentes? ¡De verdad quiero saber lo que piensan! No tengan miedo de comentar. Tampoco les estoy diciendo que me insulten, ya que puedo eliminar cualquier comentario que reciba de ese tipo, pero si me dicen "tu historia ya no me llama la atención", yo no lo considero insulto, ni aunque venga de cualquier "amiga bloggera" que tenga.

No sé... ¿Ya vieron "The Last Song"? (Por cierto, a mí no me gustó, quizás sólo un poco cuando ya iba bastante avanzada.) En esa película hay una adolescente rebelde, se enamora de un chico bueno, uno de los personajes desarrolla cáncer. ¡Dios mío! Eso me hace pensar en Regina, Pablo e Isabela. Por supuesto que seguro no escribo como lo hace Nicholas Sparks (no he leído el libro, pero es obvio ya que mi novela es un gigantesco borrador), y también sé que hay muchas cosas diferentes (como que Regina no es muy rebelde, era más apariencia; la historia lleva otro camino, con personajes y sucesos diferentes, etc.), pero me hizo recordar esta novela. Y por recordarlo, también pensé: "¿es tan poca mi imaginación que ya otras personas tenían o tienen una idea parecida en algunos aspectos a la mía?" Así que no sé qué pensar, supongo que también eso me desanimó.

Por favor díganme lo que piensan. ¿Vale la pena continuar y saber el final de "Luz Bajo las Sombras", o debería de ser superada, guardada durante un tiempo e intentar iniciar un nuevo proyecto aunque sean dentro de un par de meses? Porque tengo otros proyectos en mente (¿qué principiante en la escritura no los tiene?).

No quiero decirles lo acostumbrado en algunos blog-novelas de "voy a cerrar el blog, lo siento mucho", porque a mí me harta leer eso, pero si en serio no queda de otra y quieren que escriba esa nota de despedida, creo que así será; yo puedo continuarla cuando tenga ganas aunque tarde más y no publicarlo si nadie quiere leerla. Pero si en serio les gustaría leer más, podría intentarlo (aunque no termine en un mes) y sí publicarlo. ¡Díganme lo que piensan! No quiero falsas opiniones para no lastimarme, les pido que su comentario sea pura honestidad.


Muchas gracias y, en serio, lo siento por el abandono.
APM(:

2 de junio de 2010

13

CAPÍTULO VEINTISÉIS. La frase de Groucho Marx.

¿Iba a soportar estar con Luisa? Lo dudaba. Así que, cortésmente, le dije a Pablo que pronto recibiría respuesta de tan agradable invitación (a lo que él se rió) y me despedí excusándome con que tenía que visitar a Isabela. Luisa se quedó desconcertada y no pude ver más pues me negué a girar mi cabeza durante mi camino a casa de Pablo.

-¿Isa? ¡Hola! ¿Cómo te sientes?
-Hola, Regina –me sonrió dulcemente-. Bien, aunque algo cansada. Me compré una revista, ¿ves?
-Siempre he amado las revistas. ¿Ya la terminaste de hojear? ¿Puedo? –me incliné a tomarla mientras ella asentía. Era una revista de moda en francés con traducciones en inglés que más parecía pertenecer a una adolescente que a una pequeña, pero agradecí que la tuviera pues así yo también podría leerla.

Pero la revista era lo de menos en ese momento. Isa estaba pálida y llevaba un gorro, pues algunos pocos mechones habían empezado a caérsele. Además, tendría su próximo tratamiento de quimioterapia en dos semanas.

-Ese gorro que traes te queda muy bien –la halagué. Y era cierto, aunque siempre hubiera sido mejor no necesitarlo.
-Gracias. Deberías ver… Mamá me ha comprado algunos más. También tengo pañuelos con estampados muy bonitos.
-¡Qué genial! Yo podría prestarte uno de Louis Vuitton, es completamente original.
-¿En serio? Guau, me encantaría –metió su mano en el pequeño plato de fresas que tenía entre sus piernas y escogió la mejor-. ¿Quieres?
-No, gracias, Isa –sonreí-. Ya comí algo en casa.
-Ah, no importa. Oye, ¿y Pablo?
-Creo que se quedó con Luisa afuera –respondí amargamente. No me sentía así porque estuviera celosa y desconfiara de Pablo, sino porque simplemente Luisa debía darnos nuestro espacio.
-¿Y qué hace con Luisa?
-No lo sé, ella sólo se nos acercó.
-No te cae bien, ¿cierto? –indagó.
-Me caería muy bien si supiera dejarnos a solas al menos un momento –reí fingidamente.
-A mí tampoco me agradaría. ¿A Pablo le cae bien?
-No lo sé –pensé-. Supongo.
-Ah.
-¿Qué piensas? –quise saber, pues parecía como si guardara un secreto.
-Nada, nada, es que todo eso se oye muy complicado.
-¿Segura? ¿No hay algo que debería decirme?
-Bueno… ¿Prometes no decir nada? ¿Lo juras, Regina?
-Juradísimo.
-De acuerdo. Pablo y ella pasan mucho tiempo al teléfono. Además, un día, y que conste que no es meterme en sus cosas, cuando él se levantó de la computadora y dejó abierta su conversación con Julio, pude leer que hablaban de Luisa y decían que estaba más bonita que la última vez.

No sé qué cara puse. Seguro no era una muy buena, pero no pensaba en eso en ese instante.

-¿Estás…? –Respiré hondo-. ¿Estás segura, Isabela?
-De lo que leí, segurísima. Y cuando habla por teléfono se dirige a una Luisa. No lo sé… ¿Y si es otra Luisa?
-Claro, podría ser otra –traté de convencerme-. Oye, Isa, creo que debo irme. Prometo visitarte luego. ¡Espero que te sientas mejor! Nos vemos –le di un beso en el cachete, le robé una fresa y dije adiós con la mano.
-¡Oye! –Exclamó por el robo-. No importa, de todos modos ya no quería. Adiós, Regina, y si no vienes pronto ¡juro hacerte daño! –la oí gritar cuando yo ya estaba en el primer piso. “Vaya niña”, pensé. “’Juro hacerte daño’, qué inocente es”. Pero ni esos tontos pensamientos lograron tranquilizarme un poco.

Salí al jardín y vi que Luisa y Pablo ya se habían trasladado al de él. Pablo miraba un punto lejano y Luisa sonreía como muñeca plástica.

-¡Hola! –me saludó él.
-Hola, chicos. Lo siento, no me quedo, tengo mucho en qué pensar –y así, dejándolos perplejos, más a Pablo, casi volé hacia mi habitación.

No sabía qué pensar. ¿Sería cierto lo que Isabela me había dicho? ¡Pero si tan sólo hace muy poco Pablo me había dicho que me esperaría por siempre y todas esas cosas bonitas! Y que con Luisa no había sentido nunca algo tan fuerte. Pero debía desengañarme. En mi interior siempre había sabido que todo eso eran promesas adolescentes, incluso lo supe cuando él me lo dijo, pero en ese momento quise convencerlo que confiaba en él y, por lo tanto, no le negué sus ideas completamente. Aún así, nunca habría creído capaz a Pablo de las llamadas telefónicas y de las estúpidas conversaciones con su amigo sobre lo bella e increíble que es Luisa.

Estaba muy enojada. Tan enojada, que si en ese momento hubiera tenido muñecos vudú de Julio, Luisa y mi novio, definitivamente hubiera hecho brujería. Tan enojada que estaba a punto de romper las fotografías que tenía con él o tomadas por él. Tan enojada que quería salir de nuevo y gritarle a él y a su ex novia. Tan enojada que las lágrimas me salían a borbotones. Y esas lágrimas nublaban mi vista, pero no evitaron que pudiera marcar el número de la persona en quien más podía confiar en ese momento.

-Aló –dijo la voz.
-Hola –intenté opacar mi voz distorsionada por la tristeza y sonar como siempre.
-¿Regina? ¿Ha pasado algo? –Mariano siempre sabía cuándo algo andaba mal, y en ese momento sí lo agradecía.
-Todo es muy confuso –me desahogué.
-Te escucho, cuéntamelo todo.

Una hora y veinte minutos después colgué, con la promesa de mi mejor amigo que pronto estaría en mi casa para ayudarme. Tenía ya once llamadas perdidas de Pablo a mi celular además de muchas otras al teléfono de la casa, y gracias al cielo que tía Ana no estaba entonces pues, sino, habría contestado. Cinco minutos después volvió a sonar y era él, pero yo todavía no estaba tranquila por lo que me rehusé a contestar. Volvió a llamar luego de diez minutos y quizás no estaba mejor pero respondí.

-Hola, Pablo.
-¡Mi amor! ¿Qué sucede? ¿Por qué no contestabas? Pero eso no es importante… ¿Estás molesta conmigo?
-No lo sé. Estoy… No sé cómo me encuentro.
-Pero, ¿qué he hecho? –sonaba desesperado.
-Es algo de lo que todavía no estoy segura.
-Si me lo dices, puedo asegurarte la verdad. No quiero pelear, llevamos muy poco tiempo juntos, y no quiero que sea antes de nuestro segundo mes.
-Tampoco sé si pelearemos, Pablo, pero intento hallarle el sentido a lo que sucede.
-¡Dime de qué se trata, entonces!

¿Debía decírselo? Estaría delatando a Isabela. Pero Pablo no se enojaría con ella, ella era su más preciado tesoro, así que decidí soltarlo.

-¿Has estado hablando con Luisa por teléfono, Pablo?

Silencio.

-Sí –contestó, y mi corazón se volvió de hielo.
-¿Cuántas veces?
-No lo sé, no las he contado.
-¿Más de diez?
-Quizás estimado a diez.
-¿Durante cuánto tiempo? –no pude soportarlo, por lo que comencé a llorar de nuevo.
-No lo sé, unos veinte minutos por llamada, quizás.
-¿Por qué? –Traté de respirar y, antes que pudiera contestarme, le dije-: ¿y has hablado con Julio de lo hermosa que se ha vuelto?
-¿Qué?
-Respóndeme, por favor.
-Julio me lo ha dicho, Regina, ¿qué quieres? ¿Que le diga que cambie sus gustos?
-¿Y tú se lo has negado?
-No, pero tampoco he dicho que me guste. Es como si tu dijeras que un chico te parece atractivo. No por eso significa que lo ames.
-Y si hablo por celular seguido con ese chico que me parece atractivo, ¿qué pensarías?
-¡Luisa es quién me llama! No puedo mandarla al diablo, te juro que no puedo. Yo no… no podría ser capaz de gritarle o decirle que no quiero que me dirija la palabra nunca más después de lo que ya he hecho.
-De acuerdo, dime qué es ese gran problemas que has ocasionado y por eso ella está herida.
-¡Que me gustes tú!

Ninguno de los dos habló de inmediato, ambos pensábamos a velocidad inimaginable intentando comprender un poco qué sucedía.

-Mira –continuó-, ¿cómo te sentirás tú cuando tu madre venga por ti y debas regresar a tu antiguo hogar? Imagínalo en este instante. Tú te vas, yo me quedo. Entonces alguien más se muda y es bonita, divertida, inteligente, genial, increíble… Perfecta, justo como tú. Yo no quiero, pero algo está sucediendo. Contra mi voluntad comienzo a enamorarme, porque parece que entre más intento alejarme de ella más me gusta. Tras algunos meses de esfuerzo es imposible, ya he caído a ella. Y sucede, simplemente así. Es cuando regresas tú. Tú, la que ha perdido contacto conmigo. Tú, a la que no he contado nada pero ya nada se puede hacer. Vienes y me ves con otra chica. Y te preguntas por qué tú pudiste aguantar un año sin buscar a otro chico con la esperanza de regresar pero yo no he podido hacerlo pues “sucedió simplemente”. Dime, Regina, ¿cómo te sentirías?

El día comenzaba a dar paso a la noche. Acaricié suavemente mi peluche favorito y una flor de Pablo.

-Sé que no tienes la culpa –siguió hablando Pablo-. Es que no la tienes, por supuesto. ¿Quién podría culparte de ser como eres? Fui yo el que lo arruinó. No porque debí haberme quedado esperando a Luisa para siempre ya que, de todos modos, no regresará permanentemente al pueblo. Pero debí habérselo dicho con tiempo, con tacto. Ella lo hubiera comprendido. Además, ella tampoco es culpable, sólo intenta ser mi amiga de nuevo, también tu amiga. Intenta encajar, y es seguro que le cuesta, ha pasado mucho tiempo fuera y tú y ella tienen gustos muy diferentes. Pero no te molestes si me habla, te prometo que se le pasará.
-No es cierto, no se le pasará –respondí-. Dijimos que no tendríamos celos de ningún tipo, pero dime qué pasaría si fuera Antonio el que me llama sin parar. No te gustaría.
-No, es cierto, me sentiría fatal. Pero entonces ayúdame. ¡Qué le digo! No quiero herirla más, ambos tenemos historia. Tal vez no tan fuerte como para haber dejado una cicatriz imborrable, pero la tenemos. Y yo la quiero, como amiga, pero la quiero.
-Pudiste habérmelo explicado.
-Lo siento –admitió.
-Sí, muy bien, lo sientes.
-Pensaré en algo. Lo arreglaré –prometió.
-Claro –susurré.
-Por favor, sonríe, linda...
-Aunque te dijera que estoy sonriendo no me puedes ver y comprobarlo –intenté sonar un poco dura, pues no quería que me llamara “linda” en esos momentos.
-Por supuesto que sí. Te observo desde mi jardín.

Volteé a ver y ciertamente ahí estaba. Pero no tenía ganas de bromear y cerré mi cortina. Pablo sintió este rudo acto de mi parte y no dijo más. Me dolió mucho, y comencé a preocuparme pues mi antiguo orgullo volvía a salir a flote.

-Entonces… -dije.
-¿Todavía está en pie la exposición de autos? –preguntó tímidamente.
-Debo colgar, Pablo.
-De acuerdo. Nos vemos, Regina –desistió.
-Adiós.

Me tiré a mi cama y me enrollé. Quería pero no quería llorar. Había sido dura con él. Él me había dado una excusa, pero yo seguía sin aceptarla del todo. No podía aceptar que no me lo hubiera dicho. ¿Que era tan difícil explicarme lo de las llamadas? Lo de Julio lo aceptaba, no había nada de malo en ello, después de todo. Pero pudo, desde un principio, haberme contado de esa forma esa historia de “tú te vas, yo me quedo”. Al final me decidí por continuar lagrimeando, mientras me preguntaba dónde estaba Mariano. Entonces sonó el timbre.

-Justo ahora me preguntaba dónde estabas.

El carro de la madre de Mariano estaba dando la vuelta para irse y él, mi amigo, parado frente a mí, me estrechó en sus brazos.

-¿Cómo estás? –me analizó.
-Acabo de hablar con él.
-Oh.

Le expliqué todo lo que había pasado. Me consoló e intentó reducir mi enojo y razonar.

-Estoy de acuerdo en qué debió habértelo dicho. Y quizás pedir perdón más de una vez en lugar de excusa tras excusa, pero tal vez es porque estaba pensando cómo resolverlo y no le dio tiempo de disculparse como se debe. Me imagino que lo siente mucho, de todos modos.
-Yo siento haberme portado así con él, pero soy alguien muy difícil y se necesita más que palabras para arreglarlo todo conmigo.
-¿Sabes qué? Estás cansada, se hace más tarde, tu tía no tardará en venir. Date un baño y relájate. Cuando salgas no me habré ido, lo juro.
-Bien –suspiré.

Tras un exquisito baño donde el shampoo, el acondicionador, el jabón para la cara, el cremoso del cuerpo y uno especial para automasaje con esponja me consintieron, salí más fresca y le sonreí a Mariano.

-¡Ya sonríes! Un poquito, al menos. Te preparé un humeante té. Cuidado, está caliente. Además, tómate esta pastilla, la tomé del botiquín de tu tía y creo que te servirá.
-¿Cómo es que eres tan experto? ¿O sólo actúas?
-En parte lo soy y en parte actúo –bromeó-. En realidad, tengo una prima que es casi mi hermana, como tú, y ha pasado por momentos difíciles. He tenido que aprender gracias a ella.
-Se lo agradezco mucho –sostuve el té entre mis arrugados dedos-. Huele delicioso.
-El té es lo mejor –rió.

Pasaron no más de quince minutos cuando la última gota de la taza de cerámica color crema llegó a mi lengua.

-Ahora, a dormir –me reí, pues primero pensaba despedirlo-. Es en serio –dijo-. Duérmete, mi madre vendrá por mí y ni lo sabrás. ¡Vamos!

Lo miré encantada, divertida y dulcemente. Jamás había conocido un chico tan especial como Mariano. Era genial poder decir que era de mis mejores amigos.

-Buenas noches –le dediqué mientras me metía en la cama. Pero no se fue. En vez de eso, puso uno de mis CD’s favoritos, él sus audífonos, acercó la silla de mi habitación a mi cama y me acarició el cabello-. ¿Te he dicho que eres increíble?
-No lo recuerdo –sonrió.
-Eres más que eso. Te quiero muchísimo.
-¿Y crees que yo no? Duerme –y me cerró suavemente mis ojos.

Algunas chicas hubieran preferido tener a una de sus mejores amigas en lugar de un chico, pero yo había escogido confiar en Mariano por diferentes razones. Mis chicas tenían sus propios problemas en este momento o vivían más felices que una princesa, así que sería mala idea arruinarles o empeorarles la vida. Además, ellas querían y aceptaban mucho a Pablo, y hubiera sido difícil ponerlas en contra, o quizás es que yo no quería que lo estuvieran; tampoco es que odiara a mi novio. Después de todo seguía siendo eso, mi novio.

Aún así no era el fin del mundo. Yo estaba llenando de drama en lugar de leche el tazón de cereal que representaba mi vida, pero podía cambiar rápidamente y, además de la leche, agregarle azúcar. Yo era quien decidía si iba a seguir con esa tonta pelea o ponerle un fin. Claro, Pablo también tenía que decidir, pero aquí era yo la doblemente molesta. Por lo menos durante esa noche iba a olvidar mis problemas y descansar, además de agradecer la gentileza de Mariano.



Al día siguiente una nota apoyada a mi lámpara de mesa llamó mi atención. La tomé, pensando que era de mi tía. La letra era de Mariano.

"Cada mañana cuando abro los ojos me digo a mí mismo: mi persona, no los acontecimientos, tiene el poder para ser feliz o infeliz hoy. Ella puede elegir lo que será. Ayer está muerto, mañana no ha llegado todavía. Tengo un solo día, hoy, y yo voy a ser feliz en él".
-Groucho Marx


Inspiradora, hermosa, radiante. Justo lo que necesitaba. Me levantó el ánimo en seguida y el simple hecho de ver el sol me llenó de alegría.



__________________________
BEBÉES!! AQUÍ ESTÁ SU CAAAAAAAAAAAP! ALGO tarde no? AGHHH DEMASIADO TARDE, yo sé :S pero aquí está aquí está aquí está aquí está!!

¿Qué les pareció la mini pelea? Bueno, digo mini pero no sé si a ustedes les pareció GRANDI o algo... hahahah me puse a pensaar que odio un poquito a los personajes hombres que parecen ser perfectos, y si los odio un poquito... ¿por qué estoy creando uno? Pablo no es perfecto! NO!! Es un ser humanooo como cualquier otroooo! ¿Quién les parece que tiene la culpa? ¿Creen que Regina exagera? ¿Pablo es culpable? Bueno, yo ya no sé qué pensar... me confundí intentando analizar lo que escribí qué raro HAHAHA ayy me cuentan qué creen ustedes!! Ah, y si les gustó :D

Si el cap tiene algún error, díganmelo! Es que, como siempre, no pude revisarlo de nuevo.

¿Ya vieron las frases inspiradoras que puse? Están en una página del blog, es nueva. Son las mismas que publiqué en mi otro blog, pero puedo ir agregando. Aquí les dejo una:

"Close the door. Write with no one looking over your shoulder. Don't try to figure out what other people want to hear from you; figure out what you have to say. It's the one and only thing you have to offer."
-Barbara Kingsolver

26 de mayo de 2010

5

SOY UNA RATA

YO SÉ, SOY UNA RATA POR NO PUBLICAAAAAAAAAR!!! Y las excusas... esas nunca faltan, verdad? La verdad es que pura falta de inspiración y pura falta de energías D: D: pero esta semana empecé y acabaré exámenes bimensuales, y este fin de semana tengo que hacer dos formatos de arte, leer "El mejor alcalde el rey" y hacer mate. PERO yo digo que sí sacaré un tiempecito... presionen si quieren o.o Lo intentaré, de verdad intentaré. Si el cap no sale muy bien será la falta de inspiración, pero quién sabe! Tal vez cuando abra Word PUUUUUM me baje del Cielo (:

Perdón ):
Hmmm disculpas que sé que tal vez no aceptarán, pero igual se las pido D:
PERDÓN.
APM(:

24 de abril de 2010

3

CAPÍTULO VEINTICINCO YA COMPLETO.

El capítulo ya está completo! Les recomiendo leerlo de nuevo desde el inicio, pues agregué ciertas cosas, pero igual no es muy necesario ^^

Ojalá les guste!

18 de abril de 2010

18

CAPÍTULO VEINTICINCO. Nada es seguro.

La presencia de Luisa comenzaba a molestarme. No dejaba en paz a Pablo. Literalmente. Lo perseguía a donde fuera que él se dirigiera. A ninguno de los dos nos agradaba eso. Asistía con nosotros al colegio, no para recibir clases, pues sólo estaba de visita, sino para no dejar de molestarnos. Lo miraba y ni siquiera intentaba disimular.

En cambio, Antonio, estaba dándome mi espacio, como dijo que haría hasta que Pablo y yo peleáramos o termináramos. Pero yo no dejaría que eso sucediera, así que podía esperar lo que quisiera.

Sin embargo, no todo eran problemas amorosos. Julio estaba a punto de pedirle a Marcela que fuera su novia. La llevaría a cenar a un delicado restaurante y luego le entregaría un ramo de amapolas, las flores favoritas de Marcela. Yo estaba muy feliz por ellos, al igual que los demás.

Fuera de lo amoroso, pésimas situaciones ocurrían. Isabela había tenido su primer ciclo de quimioterapia y comenzaba a perder el cabello. Dejó de ir al colegio y comenzó a recibir clases en casa. Aún en un momento tan difícil ella no dejaba de sonreír. Y no había tarde en que yo no la fuera a visitar.



-Muy buen discurso, señorita Vela –felicitó nuestra maestra de inglés a Marcela. Habló acerca de cómo la llegada de sus hermanitos gemelos le había cambiado la vida-. Señorita Orellana, su turno –y me levanté de mi sitio.
-Mi discurso será acerca de algo que me cambió la vida, también –expliqué en inglés y levanté mi cartel. Entonces ya no fue misterio el tema de mi speech, el que tanto quiso deducir Pablo pero no había podido. Le sonreí y continué:
“Hace ocho meses dejé la vida que llevaba en la ciudad para mudarme a Santa Cecilia. Al principio me negué rotundamente a hacerlo, pero debí obedecer a mi madre. Cuando llegué aquí pensé que era lo peor que me podría haber pasado en la vida. No conocía a nadie y no tenía intención de hacerlo. Llegó el primer día de clases. Noté cómo sólo había una sección por grado. ¡Me pareció tan diferente a mi anterior colegio! Dos amigas –dije mirando a Bea y Marce- se acercaron a saludarme, aunque no debieron haberlo hecho, pues no fui cortés y no merecía sus saludos. Me invitaron a juntarme con ellas y sus amigos. Pronto fuertes amistades comenzaron. Entre todos esos amigos y amigas conocí a alguien en especial. Su nombre es Isabela –y, de pronto, los ojos de Pablo se abrieron más y luego sonrió, sorprendido.
“La primera vez que conocí a Isabela me mostré fría e indiferente. Yo todavía no había dejado de renegar por haberme mudado repentinamente y me las desquitaba con quien se me pusiera enfrente –enrojecí-. Pero Isabela, o Isa, como le gusta que le llamen, no dejaba que mi mal humor la contagiara o alejara. Por el contrario, creo que eso fue lo que la acercó más a mí, tal vez para descubrir si yo en verdad no podía reír o jugar. Isa, además de muchos otros, me enseñó que tienes que sonreír siempre, a pesar que existan tantos problemas en la vida. También a descubrir las verdaderas amistades y aprender el valor familiar. A aceptar los sufrimientos y, en vez de alegar, amar. Ella me trataba como si fuera su hermana. Al hablar de Isa no puedo dejar de mencionar a su familia entera –con lo que observé a Pablo-, que me trataron de lo mejor. Me sentía tan llena de confianza que podía hablar de mis secretos y de los sentimientos que tanto había reprimido en el pasado, como lo relacionado a la muerte de mi padre. E Isa, su familia y mis otros amigos siempre me escucharon.
“Hablando de amigos… ¡Qué amigos los que he encontrado! Leales, verdaderos, divertidos. Tuvimos problemas un tiempo, es cierto –me referí a Santiago y la fiesta-, pero eso no destruyó nuestra amistad.
“Con el cambio de casa también uní mis lazos con mi tía Ana, cuñada de mi madre. Antes, cada vez que nos reuníamos yo no le prestaba atención, pero la mudanza corrigió el problema. Ahora, con la noticia de su boda, no podría estar más feliz por ella.
“Así, una dulce niña, amigos, alguno que otro amigo en especial –refiriéndome a mi novio-, mi tía… Todos me han hecho recapacitar en lo que va del año acerca de mi forma de vivir. Si antes pensaba que lo más importante era comprar ropa o ir al salón, ahora sé que estaba equivocada. E incluso esto me ha puesto en paz con mi madre y mi hermana, con la que nunca hablaba, pero ahora hasta le cuento mis secretos.
“Podría asegurar que este ha sido el mejor año de mi vida, aunque aún espero con ansias saber cómo terminará. Sea como sea, Santa Cecilia, con su colegio Arena Blanca, ha marcado mi vida, y la ha marcado de la mejor manera".

Regresé a mi asiento rodeada de las miradas de todos en el salón. Entonces Mariano comenzó a aplaudir sonoramente y en seguida se le unió Pablo, Marcela, Bea y los demás, incluso Luisa, que estaba de particular y sentada sin útiles ni libros a su alrededor. La maestra me felicitó, corrigió unos cuantos errores gramaticales que cometí y me dijo que me entregaría mi calificación en un momento.

Saqué 96 de cien puntos. Una buena nota, a comparación con las que había visto. Cuando la clase terminó y quedaron pendientes muchos otros para dar su discurso la maestra salió. Pablo se levantó, me abrazó y me dio un beso disimulado en mi mejilla izquierda.

-Qué bonito speech –congratuló.
-Jamás había confesado lo que siento delante de tantas personas.
-¿Significa que nada fue inventado?
-¡Cómo crees, tonto!
-¿Ni siquiera lo de “un amigo en especial”?
-Mucho menos eso –lo abracé fuertemente.

Salimos de la clase, pues era hora del almuerzo, y cambiamos de tema.

-Entonces, ¿cuándo se le declarará Julio a Marcela?
-Este sábado.
-¿Justo una fecha después de nuestra aniversario de dos meses? –me sorprendí.
-Le dije que no lo hiciera, que esa fecha y las más próximas eran sólo nuestras, pero no me hizo caso –rió Pablo-. Qué se le hará… La quiere muchísimo.
-Pues no se compara a cómo te quiero yo a ti –sonreí.
-Y eso tampoco se compara a cómo yo te adoro a ti.

Un segundo de silencio. Apreté mis labios, nerviosa.

-¿Qué pasa? ¿Qué hice?
-¿Tú? Tú nunca haces nada. Es que sólo pensaba…
-¡Dime! –pidió un impaciente chico.
-¿Qué pasará cuando regresé a la ciudad, Pablo?

Arrugó la frente y se puso serio.

-No lo sé –dijo después de unos minutos pensativos.
-No quiero dejarte.
-Entonces quédate. O me voy yo contigo.
-Mamá no me dejaría. Ya molesté mucho a mi tía… Un año entero con tu sobrina es suficiente. Y tú no puedes dejar a Isabela.
-¿Y quién dice que la dejaría? Nos la llevamos también.
-¡Pablo! Tus padres no lo permitirían.
-No les pediremos permiso, simplemente nos escaparemos –sonrió sospechosamente.
-En ese caso, yo no lo permitiría.
-Regina, no puedo estar sin ti –rogó.
-Yo tampoco sin ti. Es mejor que no pensemos en la despedida todavía. Septiembre está dando inicio, todavía me quedan tres meses completos y, si mamá me lo permite, me quedo también para diciembre.
-De acuerdo –renegó-. ¿Quieres que sean ya las vacaciones? –preguntó para distraernos a ambos.
-Por un lado sí, ya no aguanto tanto lío de colegio. Pero por el otro… Eso significaría sólo medio octubre y pocas semanas más para estar aquí. Te juro que prefiero recibir clases de continuo sin vacaciones y jamás irme de aquí.
-Es curioso, antes ansiabas más que nada alejarte.
-Sí, cuando no te conocía tanto, ni a Isa, ni a los demás. Incluso hablo por JellyYogurt –bromeé.
-Me dolerá demasiado no saber si te volveré a ver –ahora regresamos al tema de la despedida.
-Pablo, no es como que nunca me verás de nuevo. ¿Acaso crees que no te obligaré a que me visites?
-Bien, pero si prometes no escaparte para siempre de Santa Cecilia. Sé que es un poco aburrido pero… Oye, hay otra fiesta el sábado, por si quieres ve…
-Pero tú prométeme otra cosa –respondí a la petición que él dejó en el aire.
-¿Qué cosa es?
-Pase lo que pase, y me refiero a dentro de unos meses, haz lo que quieras, si quieres enamórate de otra, pero que no sea Luisa.

Pablo me observó sorprendido.

-No me enamoraré de otra. Mucho menos de Luisa.
-¿Me dices que si pasan años sin que podamos volver a estar juntos no habrá ninguna otra chica?
-No. Yo te esperaré.
-Vamos, Pablo. Nada es seguro.
-¿No me crees?
-No es que no te crea –lo tranquilicé-. Es que ya he oído decir eso muchas veces. La prima de mi madre fue novia durante muchos años de un militar. Ella le prometió esperarle por siempre, pero al cabo de unos seis años, conoció a otro joven, este era un abogado. No pasaron ni diez meses cuando se estaba celebrando la boda.
-Eso no sucederá conmigo. Tal vez el militar no era el alma gemela de tu tía… Tú eres a quien yo quiero, estoy seguro.
-Estás hablando en serio –me asombré.
-¡Por supuesto que sí! Es algo, mejor dicho, demasiado pronto para hablar sobre esperarse el uno al otro y casarse y luego vivir en una gran casa y todo eso, pero es la verdad. No creo que haya otra Regina como tú en este mundo.
-Ni yo me imagino a otro Pablo Abascal –le sonreí dulcemente-. Pero, imagínate: Luisa y tú fueron novios varios meses. Luego ella se mudó, tú me conociste y ahora nosotros estamos juntos.
-Con Luisa nada fue en serio, contigo lo es. Y, ¿si sucede lo contrario? De todas formas, si sucediera que tú te enamoras de otro chico en uno o dos años, yo no te lo impediré, pero tampoco dejaré que mi corazón te olvide –rió, intentando no hacerlo sonar tan cursi.
-¿Y por qué seré yo quien se enamoré de alguien más y no tú de otra chica? –pregunté risueña.
-Porque no me imagino a ningún hombre que no intente conquistarte –eso casi me hace desmayar-. Ya ves, tenemos de ejemplo a Antonio.
-Pero yo no le hago caso a Antonio ni a esos hombres imaginarios que dices.
-Tal vez eso pensabas de mí, y mira cómo estás ahora.
-Cierto, embobada por algunos cuentos de mi novio.
-No son cuentos –aseguró serio.
-De acuerdo, te creo. Pero detengámonos, que esto me hace sentir como si mañana viniera mi madre a recogerme. Quién sabe, quizá decida quedarse a vivir aquí con Sofía y conmigo. Aunque lo dudo, pues ha trabajado muy duro para que su clínica siempre esté abarrotada de clientes.
-Nada es seguro –repitió Pablo mis palabras.

Le apreté la mano fuertemente y, para cambiar el nostálgico tema, le pregunté acerca de esa fiesta del sábado que mencionó.



-¡Regina! ¡Regina! ¡REGINA!
-¿Marcela? Está bien, traigo audífonos, pero no es para que me desgarres el oído.
Escuchaba “Live like we’re dying”, de The Script, cuando recibí esos aterradores gritos.
-¡Adivina! ¡Vamos! ¡Adivina!
-¿Bea se compró un pez? –reí.
-No seas tonta –alegó-. Julio me pidió que salgamos el sábado. No tengo idea de a dónde iremos, imagino que un restaurante, pues es de noche y me dijo: “no cenes”. Bueno, está bien, estoy segura que es un restaurante.
-Restaurante o no, ¡es genial! –fingí sorpresa.
-¿Verdad? La emoción me mata. ¿Tú saldrás con Pablo este viernes? Ya sabes, por su segundo mes. Es genial que la fecha haya caído un viernes.
-Sí, vamos a salir, me imagino. Todavía no hemos hablado de eso, pero hoy apenas es martes por la mañana, y con lo del permiso no hay problema pues mi tía ama a Pablo y siempre deja que salga con él. El sábado iremos a una fiesta. Ahora, regresando a lo importante, dime, ¿cómo piensas vestirte para salir con Julio?
-Primero debes averiguar a dónde me llevará. No me digas si quieres, sí, la verdad es que mejor que no me digas, pero debo saber qué tan elegante o informal es.
-No creo que sea informal –opiné.
-De todas formas averígualo. Este viernes iremos Bea y Mari a dormir a tu casa y me prepararé para la cena el sábado entero. Y no te preocupes si vas a salir con Pablo, aunque no estés tú en tu casa ahí estaremos.
Eso me dejó en duda sobre si creer que había demasiada confianza entre nosotras o se aprovechaban que mi casa siempre estaba vacía. Preferí considerar correcta la primera opción y eso me hizo sonreír.
-De acuerdo, te invito este viernes a dormir a mi casa. Pues invitar a Bea y a Mari, ya que no lo habías mencionado. Si se te ofrece puedo pedir una banda, ¿te gusta Muse?
-¡Perfecto! Que sea concierto privado, por favor.

Reímos y continuamos conversando.



Ya en casa, ese martes no tenía tareas para el día siguiente, y como no me apetecía para nada adelantar los proyectos, salí a mascar unos chicles de fresa y a observar a JellyYogurt.

-Hola, linda –los relucientes dientes de Pablo que tanta envidia daban confesaba lo feliz que estaba.
-Hola, Papo –le dediqué una media sonrisa.

Salió de su jardín y entró al mío. Me entregó un sobre.

-¿Y esto?
-Un método para saber qué contiene es abriéndolo –se burló.
-Tu sarcasmo es encantador, tanto como tu última nota en biología –reí.
-¡Oye! Fue un sesenta y cinco, no había estudiado nada y era un tema difícil.
-De todos modos yo saqué noventa y tres –le saqué la lengua.
-Claro, eres una sabelotodo.
-¡Eso no es cierto! –lo empujé.
-Vamos, abre el sobre y dime qué te parece.

Seguí sus instrucciones y una pequeña tarjeta color morado estaba dentro, acompañada de una invitación.

-La invitación es el pase para la fiesta, acabo de comprársela a Luis. Ahora lee la tarjeta morada.

“Invitada a pasar el mejor viernes que hayas tenido en tu vida. El día entero, sólo nosotros, rodeados de maravillas. No estás obligada, acepto que el reto es algo contra lo que deberías hacer…”.

-¿Qué significa? –pregunté sin dar crédito a lo que leía.
-Este viernes. Tú y yo. Nos escapamos.
-¿A dónde? –una maliciosa sonrisa se formaba en mi rostro.
-Cinco palabras: Exposición de autos clásicos, amor.

Y no pude saber nada más, porque una no agradable compañía acaba de estacionarse frente a mi casa. Una no agradable compañía llamada Luisa.



_______________________
Tarán! Al fin el capítulo VEINTICINCO completooooo! Ya van VEINTICINCO caps gente, VEINITICINCO!!! ¿Un reto? Logremos más de veinticinco comentarios en esta entrada :D un simple "me gustó/no me gustó" BASTA, lo juro. Anónimo o como quieran, con tal de alimentar al bloog!!!

Perdón por haber tardado tanto en publicar, perdón de verdad. Pero ya está :S

*Cambioo en la historia*

Tía Ana se casará en mayo de 2011, de acuerdo? (: Ya no en octubre ni noviembre de este año, fui lo bastante tonta para hacer una boda tan apresurada. Así que falta para que se case, pero que se casará se casará!


Ayer fue el Día del LIBROOOO! Felicidades a todos los blogs-novelas que, aunque no sean libros textualmente hablando, son obras literarias y merecen un aplauso (:


Atención: creo CREO que habrán ciertos cambios en Luz Bajo las Sombras... Acerca del lugar donde vive Regina y quizás ponga descripciones más detalladas (sin perder la idea de las descripciones ya escritas). Pero, como aprendimos en este capítulo, "nada es seguro". Yo les cuentoo!


LOS AMO.
APM(:

14 de abril de 2010

4

Post para Vane!

Perdón, perdón, perdón, perdón si ya estás deseando el otro capítuloo!!! La semana pasada estuvee con tareas y todo como todo el mundo, y el fin de semana me la pasée haciendo brainstorming con nuevaas ideas o con, incluso, nuevas historiaas!! Además que usé re poco la compu ¬¬

Esta semana no he tenido prácticamente ninguna tarea (tarea tarea, leer el Lazarillo de Tormes ¬¬ mañana tengo comprobación... me faltan 40 páginas hahaahah), pero no he podido usar la compu tampoco! El lunes sólo media hora, ayer sólo cuarenta y cinco minutoos!! Hasta hoy la estoy usando un poco más, pero poniéndome al día con otras cosas... Mañana tampoco tendré tiempo porque ni estaré en mi casa D: Y si este fin de semana subo el otro cap? Pinky Promise, a menos que pase algo!

Y no estoy enferma esta vez! Gracias por preguntaar!!!

La entrada va también para todos los seguidores (: Sorry de veras D: Mala maaaaala Andrea (PM) ¬¬ Pero ya viene, ya vienee!!! Y GRACIAAS POR APOYAR AL BLOG Y NO OLVIDARLO AUNQUE YO SEA MALA Y PASEN AÑOS SIN PONER NADA D:



Amoooooooooor, paz y mandarinas!!!

3 de abril de 2010

17

CAPÍTULO VEINTICUATRO. Cero celos.

La preparación de la boda iba de maravilla. Todo estaba muy bien organizado: el lugar ya reservado para la primera semana del próximo mayo, el banquete ya pedido, las flores elegidas, la elección del vestido (aunque mi tía debía esperar para la prueba final)… La emoción se sentía en la casa.

Los deberes casi no me dejaban tiempo para ayudar a mi tía, pero intentaba finalizarlos rápidamente y así participar un poco en la planificación.

No recordaba que tenía que preparar mi discurso de inglés sobre algo que "me haya cambiado la vida o una noticia actual". Faltaban poco menos de dos semanas. Hice una lluvia de ideas para saber de lo que hablaría. Escribir no se me daba muy bien, y menos grandes discursos. Pero debía intentarlo.

Tardé casi dos horas para llenar una hoja y media bien escrita en el idioma extranjero. Lo importante era que me lo aprendiera, pero ganas no tenía, por lo que lo dejé aparte.

-¡Regina!
-Hola, Pablo –me alegré.

Yo había salido a jugar un rato con JellyYogurt cuando él salió también. Llevaba una camisa blanca, unos Vans y su cámara.

-¿Cómo estás? –nos saludamos de beso.
-¡Acabo de terminar mi discurso de inglés!
-Genial –sonrió. Luego la sonrisa disminuyó.
-¿Qué pasa? –me extrañé-. ¿Le pasa algo a Isa?
-No, no es eso –me explicó-. Recibí una llamada hoy, ¿sabes?
-¿Llamada? ¿De qué tipo? Me está dando miedo.
-¡Tranquila! No es nada del otro mundo –se detuvo-. En realidad la llamada no la recibí yo, fue mi madre. Era una amiga suya contándole que la familia de Luisa viene al pueblo.
-¿Luisa? –no recordaba a ninguna Luisa en especial que tuviera relación con Pablo.
-Sí… ¿Te acuerdas que unos días antes de irnos a la casa de Luis en la playa fuimos a casa de Andrea? ¿Y que tú me preguntaste por… mis antiguas novias?
-Sí –entonces recordé.
-Luisa es mi ex. Salí con ella nueve meses, pero tuvimos que terminar porque su familia y ella se mudaban a Honduras. Cuatro meses después tú te mudaste aquí. Y otros tres meses después acepté totalmente que me gustabas.
-Gracias -respondí feliz a la última oración-. ¿Y ahora por qué viene? –y de seguro algo de enojo se notó en mi voz, pues Pablo dijo:
-¿Estás molesta? Tranquila, no se quedarán para siempre, sólo dos semanas. Y ella y yo ya no tenemos nada.
-¿Seguro?
-¿Dudas? –esbozó una sonrisa hermosa.
-Quizás –me reí-. ¿Por qué se tuvieron que mudar?
-Por el trabajo de su padre.
-¿Y la madre no trabaja?
-Están divorciados –explicó-. Han vivido con su padre desde entonces.
-Comprendo. ¿Es hija única? –continué mi cuestionario.
-Tiene un hermanito de ocho años y otro de trece. Ella tiene quince, los cumplió en mayo.
-¿Cómo es? –me interesé.
-Estatura mediana, pelo largo y rubio sucio, ojos miel. Le gusta nadar –se encogió de hombros.
-Hmm –dije. Era poco lo que me había descrito, pero yo ya me imaginaba una diosa griega caminando en mi jardín.
-No te pongas celosa –puso sus labios cerca de mi coronilla.
-¡No lo estoy! –refunfuñé.
-Por favor, tú eres más bonita, divertida y cariñosa que ella.
-Eso lo dices porque soy tu novia…
-Yo nunca miento –dijo seriamente.
-De acuerdo –acepté.
-Cuando la conozcas verás que es cierto.
-¿A ella no le dolerá verte conmigo? –me preocupé. La razón por la que habían terminado era triste y tal vez ella no lo había superado. Pablo me había conocido y eso quizás lo distrajo, pero a ella probablemente no le sucedió nada parecido. Además, ella había sido su apoyo emocional cuando le dieron a Isabela la noticia del cáncer.

Él tardó un momento en responder mi pregunta.

-Luisa es fuerte. Además, debió haberlo leído en Facebook –contestó y se rió tras ese último comentario.
-Tal vez no es tan fuerte como crees.
-No, sí lo es. Soportará esto.
-¿Y tú soportarás su reacción? –pregunté.
-Sí -afirmó.

Luego nos sentamos en mi jardín para jugar un rato con la mascota de mi tía. Nos tomamos algunas fotografías y él muchas más a mí sola. Después, como traía un lapicero negro en uno de sus bolsillos, tomé una hoja de árbol y escribí un simple “Te quiero”. Él se guardó la hoja y, abrazándome, me dio un beso en la mejilla.



-Malas noticias, Regina –comunicó Bea por el teléfono una hora después.
-¿Qué? –me preocupé.
-¡Te lo juro, Regs!
-De acuerdo, de acuerdo, te creo. ¡Pero cuéntame!
-Antonio.
-Oh, oh –solté.
-Exacto.
-¿Me vas a decir qué pasa con él o jugamos a adivinar?
-¿Quieres jugar?
-¡Bea!
-Lo siento, perdón –rió. Se puso seria-. Ya de verdad, lo que te diré es cierto. Le gustas.
-¿Cómo? Pero, pero… ¿Tú cómo sabes? –comencé a ponerme histérica.
-Tranquila, sabes que no intentará nada. Me lo contó Julio.
-¿Cómo sabe Julio eso? ¿Y cómo sabes que Antonio no intentará nada?
-Pues Julio lo sabe porque es su amigo, y yo porque lo obligué a contármelo. Y no intentará nada a menos que Pablo y tú comiencen a llevarse mal o terminen, por supuesto.
-Eso no pasará –afirmé.
-Lo sé, ¿ves por qué digo que no intentará nada?
-Gracias por contarme –me tranquilicé. No sabía por qué me desesperaba tanto. Quizás porque yo sí me estaba tomando a Pablo en serio.
-¿Para qué somos las DIMBRIM? –rió Bea.



Ese viernes llegó “la familia de Luisa”. Ella era bonita, probablemente no la diosa griega que había imaginado, pero era linda. Se miraba una chica divertida pero reservada y con una bella y tímida sonrisa. Su hermano menor era bajo de estatura, pues era sólo un niño, y con cara inocente, pero dudé de ella. Su hermano de trece años todavía tenía cara de niño pequeño, aunque más serio. Su padre era muy alto. Seguramente tomaron la estatura de la madre, pensé.

Yo, como acosadora profesional, los observaba desde mi ventana, pues en ese momento visitaban a los Abascal. Pablo prometió que me los iba a presentar a todos en el momento apropiado. Él y ella se saludaron con un abrazo; ella muy sonriente, él con un pequeño y dulce recibimiento. Entraron a la casa. Fin de mi observación.

Pasé una hora acostada en mi cama escuchando música. “Breathe Slow” sonaba en mi iPod, una canción relajante para un momento ansioso. Entre coro y coro sonó el timbre.

-¿Pablo? –saludó mi tía-. Adelante, entra. ¡Regina!
-Hola, Papo –salté.
-¡Hola! ¿Vienes a mi casa? Mi mamá preparó unos nachos y otras comidas, me dijo que podías venir si quieres.
-¿Seguro? –pregunté refiriéndome a Luisa.
-Claro –contestó.

Estaba nerviosa mientras atravesaba el jardín de mi novio. Abrió la puerta y la ansiedad se detuvo.

-Hola, ya regresé –dijo él.
-Hola –saludé. Todos me miraron extrañamente menos la familia de Pablo. Isabela me saludó feliz.
-Ella es Regina –me presentó Pablo-. Vive en la casa vecina. Se mudó en diciembre pasado.
-Hola, Regina –saludó el padre. Los hijos balbucearon un hola inteligible y Luisa me observaba.
-Siéntate –me ofreció el papá de Pablo.

Me sentía como un bicho raro, por supuesto, pero sería cortés.

-Luisa, ¿vamos afuera? –le preguntó su ex novio. A mí me dijo lo mismo y los tres salimos.
-¿Estás en el mismo grado de Pablo? –me preguntó Luisa.
-Sí –respondí-. Tú en segundo, ¿no?
-Ajá.
-Luisa… -comenzó Pablo.
-¿Sí? –se volteó con una sonrisa.
-Regina y yo estamos saliendo. Llevamos un mes juntos. Lo sabías, ¿no?

A Luisa pareció detenérsele la respiración.

-Creo haberlo escuchado en alguna parte –dijo.
-Bien –bajó la cabeza él.
-Voy a entrar a comer algunos nachos más –y en seguida se desapareció.
-No lo ha superado, te lo dije –le susurré.
-Han pasado muchos meses ya, Regina, no tengo la culpa.
-Lo sé, pero es que tú me tienes a mí. Ella no tiene a nadie.
-Tampoco me puede tener a mí. Una relación a larga distancia no sirve cuando no eres maduro, y ninguno lo es. Además, yo te quiero a ti.
-Eso lo entiendo, pero a ella debe dolerle.
-¿Y qué puedo hacer yo? Nada –volvió a decir.
-Lo sé.

El viento soplaba fuerte y JellyYogurt ladraba.

-Le gusto a Antonio –solté. No sabía por qué se lo había dicho, pero lo hice.
-¿Cómo? –exclamó.
-Me lo dijo hoy Bea.
-¿Y por qué me lo dices?
-¿No debería? No tenemos que tener secretos, ni uno sólo.
-Cierto –comenzaba a respirar de forma más pesada.
-No te tienes que preocupar –le dije-. Debería darte risa. Tú sabes que yo no estaría con él nunca, y que yo jamás te sería infiel. Tomemos esto como una broma, Pablo.
-De acuerdo –empezó a calmarse.
-Prometámonos algo –le tomé su mano.
-¿Qué? –me miró.
-Cero celos.
-¿Cómo?
-Eso mismo, no habrán celos en nuestra relación, de parte de nadie. Yo confío en ti, tú en mí. ¿Qué te parece?
-Perfecto –sonrió.
-Me encanta tu sonrisa –le confesé.
-Me encantas toda –y nos besamos.



________________________
Yay! TRES capítulos en una semana! Después de haber pasado años sin publicar, aquí el mega regalo entoncees! Ojalá les guste :D Por favor, comenteeeeeeeeen!!! Si comentan me animan, si no comentan me desaniman y las ganas de escribir se van, lo juro. Comenten mucho mucho, aunque sólo escriban "me gustó el cap bastantee" o "no me gustó el cap, tal vez que el otro sea..." es suficiente!!! Con tal de saber su opinión para mejorar :D:D

La idea de que la ex de Pablo regrese la ofreció Vane! Me encantó la idea, de veras :D Ella dijo que fuera "una amiga de la infancia", y eso iba a hacer, pero entonces me acordé de las ex noviaas XD Ven que sí sigo sus recomendaciones?!?!?! POR SUPUESTOO QUE SÍ!! Gracias Vane (: has colaboradoo con la novelaaa!!

El cap está algo más corto que los otros, lo siento, pero es que me echan de la compu.

COMENTEN!!!!!!!!!!

El Formspring.me de APM(: (hecho desde hace varias semanas pero sin utilizar) está abierto!!! ¿Qué rayos es eso? Sirve para que me pregunten anónimamente o con autor LO QUE QUIERAN. Está justo debajo de mi información de perfil, aquí a la derecha del blog. Sino sólo métanse a: http://www.formspring.me/apinkmandarina Anímense a preguntar de todo :D:D

Gracias por los premios que me dan! Qué lindo saber que les gusta el blog (: Gracias por seguirme también!!

Pásense a mi otro blog, siempre está abierto ^^ acabo de subir test hahaha Y le cambié imageen! El header si que no me gusta, pero ya veré cuándo lo cambio... D:

Subo nuevo capítulo en cuanto pueda.


Besos y mandarinas,
APM(:

31 de marzo de 2010

9

CAPÍTULO VEINTITRÉS. Fin de semana.

-¿Regina? ¡Despierta! Nos vamos en dos horas y estoy preparando un gran desayuno que quiero que comas entero.

Eran las siete de la mañana. Me sentía descansada y muy feliz, todavía recordaba la noche anterior cuando bailaba con Pablo. Cuando terminamos nuestra danza con música que sonaba sólo en nuestras cabezas y corazones, tomó un mechón de mi pelo colocándolo tras la oreja para verme mejor. Después sostuvo mi mano e introdujo en mi dedo anular izquierdo un pequeño anillo hecho de papel con un corazón en medio.

-Feliz mes –me sonrió.
-¡Es hermoso! –reí sin mentir; estaba muy bien elaborado-. ¿Tú lo hiciste?
-Sí, busqué tutoriales para poder hacerlo –se encogió de hombros.
-Me encanta –y nos abrazamos.

Fue una tarde y noche preciosas sin duda alguna.

-Hola, tía, gracias por despertarme –respondí al saludo de mi familiar mientras me estiraba. Ella abrió mis cortinas y la luz radiante del sol me pegó de lleno en la cara.
-Hola, ¿dormiste bien?
-Muy, muy bien. ¿Tú?
-Igual –salió de mi cuarto diciendo adiós y yo me metí a la ducha.

Veinte minutos después, ya bañada y con crema humectante por todo el cuerpo, buscaba en mi clóset qué ropa ponerme. Encontré una blusa floreada y un top flojo blanco que iría encima. Me puse unos pantalones de mezclilla gastados y unas sandalias que cubrían mis tobillos. Luego conecté la secadora y peiné mi cabello, pero no tenía intención de dejarlo perfecto así que no tardé demasiado. Era hora de los accesorios y el maquillaje, pero mi estómago rogaba por alimentos así que bajé a desayunar.

-¿Ya está todo, tía? ¿Te ayudo? –antes yo nunca me ofrecía a ayudar… Vaya que había cambiado.
-Pon los platos en la mesa, yo llevo lo demás.

De verdad fue un gran desayuno: derretidos de queso, fruta fresca, cubiletes, leche y cereal, jugo de naranja.

-¿Me quieres engordar? –le pregunté seriamente.
-No es mala idea –respondió echándome un vistazo.
-Estoy gorda, no lo niegues.
-¿Bromeas? Creo que podríamos saber cuántos huesos tienes… ¿Los contamos?
-¡Qué exagerada! Los huesos no se me ven, tampoco soy desnutrida –y la conversación se alargó.

-Hola, Papo –lo saludé cuando salimos de la casa listas para irnos.
-Mi linda –respondió él y recibí su acostumbrado beso en la frente.
-¡Mi bolso! –gritó mi tía y regresó a abrir la casa-. Regina, revisa si JellyYogurt tiene suficiente comida.
-Sí, tiene mucha.
-Ni siquiera te has acercado. Ve a revisar.

Me encaminé a la casita del Golden a chequear su plato.

-¿Ves? Te dije que estaba lleno… ¡Hola, Bea! ¡Hola, Dani! ¡Hola, Mariano! ¡Inés! –me alegré.
Entre todos nos saludamos y subimos a la camioneta recién comprada de mi tía.
-¿Qué tal estuvo Panamá?
-¡Divino! Ni se imaginan. Les traje recuerdos a todos, se los daré el lunes –contestó nuestra amiga.
-Hoy hablaremos sobre el correo –le susurré, y ella asintió con una pequeña sonrisa.

El viaje fue lleno de risas y bromas. Una hora y veinticinco minutos después de haber salido de la casa llegamos al fin a mi casa en la ciudad.

-¡Mamá! –exclamé.
-¡Hola! –me abrazó-. ¿Cómo has estado? ¡Hola, chicos, Ana!
-Bien… -fue mi respuesta, pero ya se había ido a saludar a los demás.
-Regina –escuché una voz.
-Dios, qué alta estás, Sofía –me asombré-. Cuando te dejé eras una enana –nos abrazamos.
-De enana nada, siempre he sido alta –se defendió. Mis amigos la saludaron y ella, penosa, los recibió.
-¿Ya conocías a Pablo? –le pregunté.
-No, sólo oí de él.
-Pues entonces te lo presento.
-Hola –dijo alegremente mi novio-. ¿Qué tal?
-Bien, gracias –continuó mi hermana. Luego se dirigió a mí y en secreto me confesó-: qué guapo es. ¿Es tu novio?
-Sí, es muy guapo, ¿no? Y sí, es mi novio. ¿Lo apruebas?
-Sólo viéndolo… ¡Por completo! –reímos. Era genial que ya nos llevábamos un poco mejor con Sofía.

Salimos a Fontabella y después fuimos a alquilar películas. Rogué que me dejaran llevar Rosso come il cielo, una película italiana que, aunque nadie me la había recomendado, por el simple hecho de ser extranjera tenía que ser vista por mí. Pero los demás querían otras, en especial Mariano, que siempre se ponía en mi contra para molestarme.

-¿Esta cosa italiana? “En el estilo de Los Coristas (…)”. ¡Regina! ¿Has visto Los Coristas?
-Sí, y me encanta. Les Choristes, en francés.
-Uy, perdón –se burló Mariano.
-No eres tan abusivo enfrente de Ceci –le dije en silencio para que Inés no me escuchara-. Por cierto, ¿no se molestó en que vinieras conmigo?
-La invité, pero no podía venir. Me dijo que no importaba.
-Ya veo. Entonces, nos llevamos esta –afirmé cogiéndola de sus manos.
-De acuerdo, pero yo escojo otra.
-Como quieras… -ni me enteré de cuál llevó él. De todos modos, era mi casa y mi televisor.



-¿Te gustó el día?
-Por supuesto que sí, la pasé contigo –era hora de despedirnos. Pablo y Mariano se regresarían con mi tía y las chicas y yo nos quedaríamos en casa para una pijamada.
-¿Te gusto la película?
-Me costó seguirla gracias a Mariano que no se callaba, pero sí, me gustó.
-Te dije que las películas fuera de los Estados Unidos son mejores.
-Eso es subjetivo –se encogió de hombros.
-Te amo –sonreí graciosamente.
-Yo a ti –rió él. Juntamos nuestras narices y frentes dulcemente-. Justo ahora es cuando las maripositas aparecen, ¿no?
-Lo sé, son malvadas.
-Te veo mañana –prometió separándose.
-De acuerdo, nos llamamos, sino. ¡Adiós!
-Adiós, mi linda.

Me despedí de tía Ana y Mariano y después los tres se subieron a la camioneta y partieron.

-Bueno, chicas, ¡al fin solas! –bromeó Bea.
-Que la pijamada empiece –bailoteó Dani.

Subimos a mi cuarto a preparar dónde dormiríamos. Eran ya las diez de la noche así que decidimos cambiarnos y quitarnos de encima lo que no necesitábamos. Después nos sentamos en círculo y abrimos el diario de las DIMBRIM.

-Antes que nada, brindemos por las DIMBRIM que no están presentes –dijo solemne Inés, tomando un vaso de agua y elevándolo.

-¡Por ellas! –exclamé. Inés se empinó el vaso y, ante la perplejidad de todas, se lo acabó rápidamente.
-¿Tenías sed? –preguntó sarcásticamente Dani.
-¡Un poco!
-“Pijamada en casa de Regina” –escribió Dani después-. Muy bien, ¿ahora qué escribo?
-Presta –le pedí. Comencé a apuntar algunas de las cosas que habíamos hecho en el día-. ¡Listo! Ahora… -miré a Inés de soslayo.
-Es hora de hablar, supongo –admitió-. Creo que era algo que ya me esperaba, chicas. Él estaba más que enamorado de Cecilia.
-De todos modos duele, Inés, nadie piensa lo contrario –la consoló Bea.
-Lo sé. ¿Él sabe algo? –me preguntó.
-¿Sobre ti? Nada, y yo me encargaré que así se quede.
-Gracias –suspiró.
-¿Será que va en serio? –se interesó Daniela.
-Supongo –se encogió de hombros Bea-. Se ven todos los días y siempre están sonriendo.
-Pero apenas empiezan…
-Mira a Pablo y Regina, mírate a ti y tu novio, Dani.
-Basta –detuve la conversación-. Pero dinos, Inés, ¿cómo estás? –y eso fue suficiente para que echara a llorar.



-Traje el helado –sonreí suavemente-. De suerte había en la refrigeradora. Esto mata toda la tristeza, Inés, yo misma lo he comprobado.
-Gracias, que linda –sonrió.
-¿Cómo puedes ser siempre tan dulce? –le preguntó Dani.
-No lo sé –se extrañó ella.
-¿Vemos una película? –ofrecí.
-Sí, pero de acción –pidió riendo un poco nuestra amiga dolida.
-Prometido.

Al final no encontramos ni una, así que decidimos ver la televisión. Estaban pasando realities tontos, pero los vimos de todos modos. Al menos eso haría que el ambiente se alivianara un poco.
Despertamos dormidas unas encima de otras. No habíamos querido hacer de la pijamada un gran alboroto por Inés, así que fue, en vez de un gran y cansado desvelo, una reconfortante noche de amigas.

-Regina, ya nunca me contaste si Antonio siguió buscándote –Bea decía esto mientras nos peinábamos.
-En realidad nunca me buscó, pero esa noche fue muy rara… Me agregó a Facebook.
-¿Y te ha hablado?
-Sí, un par de veces.
-¿Acaso no sabe de Pablo?
-Por supuesto que sí, hasta nos vio besándonos.
-Vaya, qué raro. ¿Quieres que hable con él para saber qué se trae? No mencionaría que lo planeé contigo, por supuesto.
-No, no importa. Si algo más pasa te cuento.
-De acuerdo.

Mi madre nos llevó a Antigua Guatemala ese día, una ciudad colonial llena de turistas y artesanías. Fuimos a misa temprano en La Merced y luego paseamos. Fue muy relajante y nos compramos pulseras típicas de todos colores. Yo aproveché y compré también un morral.

-¡Me encanta la Antigua! –exclamó Dani-. Más en Semana Santa cuando se llena de procesiones.
-A mí me gusta todo el tiempo. Mi tía tiene casa aquí –comentó Bea.
-Yo desearía poder decir que vivo aquí –intervine.
-Siempre lleno de gringos chulos, eso es lo mejor –rió Dani.
-¿Vamos al parque? –preguntó Inés, y todas accedimos.

El viaje de regreso fue divertido. Eran las cinco de la tarde y mi madre nos llevaría de regreso a Santa Cecilia. Puse el CD de Rihanna y no paramos de cantar en todo el trayecto.

-¡Rude Boy! –grité.
-Russian Roulette es mejor –dijo Bea.
-Eso es subjetivo –dije imitando a Pablo.

Llegamos a casa y mi mamá tenía que regresar. Nos despedimos, también de Sofía, y después entre amigas, pues algunas debían terminar tareas.

Resumiendo, fue un fin de semana espléndido.



___________________________
MIREN!! Les dejé un regalito!! Ojalá les guste el cap :D:D:D alaa pero me hacen un favor? COMENTE PLEASE! (: porfis!! hahahaha si comentan mucho, juro que publico más seguido. :D

Todos los lugares que aparecen en esta historia son reales, menos Santa Cecilia (el pueblo donde ellos viven). Ese si mega inventado, peroo inspirado en uno real que yo conozco. De ahí Antigua, Fontabella y todos esos sí son lugares de verdad aquí en Guate ^^.

Los amo! Bye (:

26 de marzo de 2010

11

CAPÍTULO VEINTIDÓS. "Yo la escucho...".

Ese martes cumplía mi primer mes como novia de Pablo. Le tenía preparada una tarjeta grande y bonita en la que le decía muchas cosas acerca de nuestro mes juntos.

Cuando se subió al autobús me dio un beso en la boca y luego nos abrazamos.

-Feliz mes –sonreí. Él sacó su cámara y me tomó una foto.
-Feliz mes –dijo. Me entregó una tarjeta también con una foto nuestra. Yo le di la mía-. ¿Salimos hoy?
-Tengo muchas cosas que hacer… Pero creo que puedo hacer tiempo.
-No quiero que dejes tus tareas por mí. Mejor llegaré a tu casa, como ayer, y el viernes que estés libre salimos en serio.
-Eso me parece –y le di un beso en la mejilla-. Hola, Isabela –saludé cuando ella subió.
-Hola –contestó sonriente.
-Ayer te iba a ir a ver, pero las tareas no me dejaron. ¿Qué te parece hoy?
-Muy bien, te esperaré.

Y así fue, porque ese día en la tarde Pablo y yo nos apresuramos con nuestros deberes y después de estar un rato a solas fuimos con Isabela.

-¿Por qué siempre me llamas Isabela, Regina? –me preguntó.
-¿No es así como te llamas?
-Sí, pero todos me dicen Isa, Isi, Chabe…
-¿Quieres que yo también?
-No lo sé, si tú quieres…
-De acuerdo, Isa, te llamaré ¡Isa! –reí.
-¿Quieren coca-cola? –preguntó Pablo cuando llegó a la sala con un doble litro lleno.
-¡Yo sí! –saltó Isa.
-Yo también, gracias –respondí.
-Hay Doritos en la cocina, ¿los traes, Isi?
-Claro –y salió volando a conseguir la bolsa de nachos.
-Estás algo serio –me preocupé por Pablo-. ¿Ha pasado algo?
-Como la radioterapia no funciona, Isabela comenzará con quimioterapia –dijo luego de unos segundos-. Hablemos de esto luego –se apresuró cuando vio que su hermana ya estaba llegando.

Me asusté mucho. Isabela continuaba enfermándose, nada iba bien. Y la quimioterapia la haría perder su cabello, quizás después del primer ciclo o el segundo. ¿Ella lo sabría ya? Su familia debía de estar muy angustiada. Pablo lo estaba.

-Entonces, ¿cuándo se casará tu tía? –comentó Isabela.
-Creo que a principios de octubre.
-¡Ya va a ser!
-Isabela, apenas estamos empezando agosto –rió Pablo.
-Bueno, pero da lo mismo.

Pablo y yo regresamos a mi casa después de una hora de acompañar a Isa. Ahí fue cuando él decidió continuar con lo que empezó.

-La próxima semana inicia los tratamientos.
-Lo siento mucho, Papo, mucho –dije abrazándolo.
-Será difícil, me imagino. Ya han pasado muchos meses y nada mejora. Lleva ya un año y medio con el linfoma.
-Debes ser paciente. Debemos serlo –lo consolé.
-Eso creo –minutos de silencio-. ¿Te contestó el correo Inés?
-No, tal vez no ha tenido tiempo. Tal vez espera a que nos veamos.
-Sí, de seguro. Ya son casi las diez, dijiste que te querías dormir temprano –me recordó.
-Prefiero estar contigo –murmuré-. Pero creo que tú necesitas descansar. Relájate y escucha un poco de música, siempre ayuda cuando pasas momentos difíciles.
-Gracias, Regina.

Me levanté un poco y le di un suave roce de labios. Después él me besó la mejilla y se encaminó a la puerta.

-Hasta mañana, hermosa –sonrió.
-Nos vemos –me sonrojé. Era increíble pensar que lo seguía haciendo.



-¡Ya es viernes! –exclamé esa mañana cuando Pablo salía de su casa. Celebraríamos nuestro primer mes y yo estaba emocionada.

Se acercó a mí y se sentó a mi lado.

-¿Cómo estás? –preguntó.
-Perfectamente. ¿Tú?
-De lo mejor –aseguró-. ¿Lista para hoy?
-Por supuesto. ¿A dónde iremos? –rogué para que me confesara.
-No te diré, lo sabrás hasta esta tarde.
-¿Ya tengo permiso de mi tía?
-¡Sí! Yo mismo se lo pedí, ¿puedes creerlo?
-Eres un encanto –lo besé en la mejilla.

El día fue largo, largísimo, pues esperaba mi sorpresa. Al fin llegó la hora de salida y fui corriendo a Pablo.

-¡Ya es la tarde! Dime a dónde iremos –demandé.
-Sígueme –me tendió su mano. El carro antiguo de su familia estaba parqueado en el colegio y nos subimos a él. Pablo se volteó a verme misteriosamente y dijo-: ¿quieres saber a dónde vamos?
-No, quiero un helado –reí-. ¡Por supuesto que quiero saber!
-Vamos a recordar nuestro primer día juntos como novios.

Eso me lo dijo todo, pero yo quería asegurarme. No insistí en todo el camino, en vez de eso hablamos sobre muchas cosas y oímos de todo tipo de música, hasta las rancheras. Después de media hora de viaje ya estaba segura de nuestro destino. Y quince minutos después me bajé del auto sonriendo.

-La playa –suspiré felizmente.
-Nuestra playa –me corrigió mi novio. Se acercó a mí y me tendió una bolsa-. Trae algunas cosas que necesitarás, tu tía la preparó por ti.

La bolsa llevaba un vestido playero y un tankini, además de sandalias, bronceador, lentes de sol, repelente de insectos y mil cosas más que mi tía había metido.

Me cambié rápidamente y cuando salí Pablo me miró contento. Nos tomamos de la mano y caminamos muy juntos hacia la arena. Y nos sentamos en ella.

-Te quiero mucho –susurré. Él me contestó con un beso en la frente. Nos quedamos así un rato y luego me pidió que me quedara dónde estaba, que él no tardaría nada. Tardó a lo más cinco minutos, regresando con una canasta con comida.
-No te iba a dejar morir de hambre –explicó. La canasta llevaba de todo y todo estaba delicioso.

Cuando terminamos, esperamos un rato y comenzamos a caminar por toda la orilla del mar. Íbamos descalzos y bien sujetos. Después corrimos como niños intentando atraparnos y terminamos cansadísimos. Yo estaba feliz que no había nadie cerca además de tres o cuatro chicos rondando por ahí, a lo lejos.

Rendidos, nos tiramos a la arena de nuevo, pero esta vez recostados en ella. Luego Pablo se acercó a mí y un largo beso dio comienzo, él acomodado un poco sobre mí. No fue un beso sucio, fue un beso hermoso.

La tarde continuó pacífica y el atardecer estaba bellísimo para observar. Esta vez estábamos sentados y abrazados.

-¿Qué deseas en este momento, Pablo?
-No alejarme de ti –se acercó a mi cuello.
-No lo haré, ya es una promesa –suspiré mirando al cielo.
-¿Tú que deseas?
-Que este momento se quede grabado en mi corazón para siempre.
-Me encargaré que así sea –me dio un suave beso cercano a la boca.
-Gracias –reí.
-También me gustaría saber lo que nos depara el destino, ¿sabes? –dijo momentos después-. O que en este momento reciba una llamada donde me dicen que Isabela está curada, o que tú y yo viviremos juntos para siempre.
-Cuando abandonamos la idea de desear que ocurra algo en este instante, estamos dando un gran paso hacia la posibilidad de encontrarnos con lo que es aquí y ahora –le dije mirándolo a sus ojos azules-. No son palabras mías, las dijo John Kabat-Zinn, un profesor de medicina.
-Creo que John tiene razón, entonces.
-Yo también lo creo.

Pablo y yo volvimos a recostarnos y cerramos los ojos. Y tal vez dormimos un poco.



La tarde fue muy rápida, pero maravillosa. Pablo había preparado un CD romántico para el regreso y ambos lo estábamos disfrutando.

-¿Sabes qué? Aún siento maripositas cada vez que te veo.
-¿En serio? Yo también –me sonrojé.
-Sí, las siento siempre, por ti.

“Nadie se resiste a ellas, al parecer”, pensé.

Entramos a mi casa, JellyYogurt haciendo mucho ruido, y mi tía estaba, como siempre en los últimos días, planificando su boda con una amiga llamada Silvia.

-Ya llegamos, tía. Hola, Silvia –saludé y Pablo conmigo.
-¿Cómo se la pasaron?
-Perfectamente, gracias –contestó él. Mi tía nos sonrió pícaramente y a nosotros nos dio risa.
-Entonces –me dirigí a Pablo-, ¿me acompañarás mañana a la ciudad? Dani, Bea, Mariano, tú y yo. ¡Ah, también Inés! Hoy vino de su viaje a Panamá, debo llamarla, luego me recuerdas.
-Claro. Ah, mi madre dijo que podía ir. ¿A qué hora nos vamos?
-A las nueve.
-Muy bien.
-Y… Ahora, ¿qué hacemos? –pregunté echándole una mirada a mi tía y su amiga.
-Pregúntale –susurró Pablo penosamente.
-¡No le preguntaré! –reí-. “¿Qué hacemos ahora, tía Ana?”
-Bueno, entonces no le preguntes y quedémonos aquí parados. Está muy cómodo el suelo, ¿verdad?
-Eres un tonto –le dije con suavidad. Después miré a mi tía y me animé-: Oye, tía, ¿qué se te ocurre que podamos hacer ahora Pablo y yo? –Papo se tiró una carcajada detrás de mí y trató de no hacerla oír.
-No lo sé, pueden subir al ático, si quieren. O a tu cuarto, pero a donde sea que vayan dejan la puerta abierta –de repente Pablo dejó de reírse para parecer serio.
-Prometido –contesté. Subimos a mi cuarto, que él ya conocía, dejando la puerta abierta.
-¿No estás cansada?
-Un poco, pero no importa. Bien, ya estamos en mi cuarto. ¿Y ahora?
-Estás verdaderamente aburrida, al parecer.
-Aburrida no… ¡ya sé! Espera –comencé a rebuscar en las gavetas y al fin saqué un cuaderno. Se lo tendí y él lo miró extrañado.
-¿Y esto? –entonces, cuando leyó la primera página, se quedó callado-. Es de tu padre –se sorprendió.
-Sí –asentí.
-¿Puedo? –se refirió a darle un vistazo por dentro.
-Claro, para eso te lo di –le dediqué una cálida sonrisa. Pablo estaba ensimismado con los pensamientos, dibujos, citas y poemas de personajes de la historia que mi padre se había esforzado en escribir o reescribir-. ¿Te gusta? –dije luego de unos momentos.
-Es genial –afirmó. Levantó su mirada hacia mí y añadió-: gracias por mostrármelo.
-Eres la primera persona fuera de la familia que conoce sobre él.
-Definitivamente un honor –dijo seriamente-. ¿Regina?
-¿Si?
-Si algo le llegara a suceder a Isabela, cosa que no quiero, sé que tú me entenderías. Tú has pasado por algo duro, nadie más de mis amigos lo ha hecho.

No sabía qué responder así que él continuó.

-Cada día me sorprendo de cuánto te necesito.
-Gracias –contesté-. Yo… Yo también pienso igual.

Pablo se levantó y me abrazó largamente.

-¿Quieres bailar? –me preguntó.
-¿Con qué música?
-Yo la escucho… -y, sosteniéndome entre sus brazos, comenzó nuestro baile.




_________________________
OMG perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón perdón
PERDÓN por haberme tardado TANTO en postear de nuevoooooooooooo D: PERO AL FIN YA ESTÁ EL CAP. y algo largoo! O les parece corto? DÍGANME (:

La semana de exámenes pues tuve exámenes, obviamente, y por eso no publique y el finde pasado no pude porque me enfermé y anduve enferma la semana entera y el viernes que acaba de pasar me fui a EL SALVADOR (fotos mías en mi otro blog) y regresé ayer (re poco tiempoo ¬¬) y ahora al fiiiiiiiiiiin pude escribir y publicar.

Pásense a mi otro blog para leer sobre lo que tenía en mi ojo D: es medioo raro pero no grave (eso dijo el doctooor!) Aquí el link: http://wildheartssunglasses.blogspot.com/2010/03/que-dijo-el-doctor.html Lo que tengo se llama SÍNDROME CONVULSIVO, estoy propensa a tener convulsiones. Léanse esa entrada y entiendan mejor ^^
También quiero que concursen en estee:
http://wildheartssunglasses.blogspot.com/2010/02/concurso.html Anímenseee!!!! Concursen todos :D es todo marzo (que ya acabó) y abril!!:D:D

Perdón de nuevoo por tardarme tantoo en publicar D: no les prometo fecha para el próximo capítulo porque después les quedo mal -_- pero haré lo que pueda... jeez se me va la inspiración!!! Y no sé qué escribir sobre el linfoma de Isabela porque no sé de casos reales sobre eso D: tal vez vaya con un doctor a preguntar pero A QUIÉN? :S
Creo que eso me traerá problemas para los próximos capítulos... Ideas para otros capítulos? SE LOS AGRADECERÍA!!!!!! Y conocen sobre linfoma? :S
Aún así algo les aseguro: para los que querían más drama aparte de tanto amor y cursi aquí cursi allá, a Luz Bajo las Sombras le espera drama.

Ya se inscribieron al concurso? Todavía no? VAMOS! :D En mi otro blog ya llegué a las cien entradas! :D WOHOO (R) Y AQUÍ A LOS 62 SEGUIDORES, MUCHAS GRACIAS.

Saben qué?
TENGO HAMBRE HORRIBLE DE COMENTARIOOOOS. En el cap 20 tuve 20 comentarios (qué irónico) pero en el 21 sólo 11 D: sii hay algo que mejorar NO DUDEN EN DECÍRMELO.

NOTA: tal vez hayan algunos cambios en los capítulos ya publicados de la novela, pero cosas no-importantes, sólo como errores gramáticos o algo así... Si algo importante es cambiado YO LES AVISO.

Okay creo que ya me emocioné escribiendo... ADIÓS!!

P.D.: Se acordaron del cumplee de Pabloo? Fue este 13 de marzo! :D

13 de marzo de 2010

5

Cerrado la Semana por Exámenes! :D


THAT'S RIGHT! El blog cerradoo esta semana por mis exámenes de bimestre ^^

Hoy tenía ganotas de subirles un nuevo cap, pero con el relajoo de la gimnasia rítmica (en la que gané primer lugaar ;D les subo videoos de mi gyym en mi otro blog dentro de un ratoo!) y que tengo que estudiar no creo que pueda... Además me duele mi párpado y arribita de la ceja... de la nada sentí una presión horrible y como agujas frías D: es la segunda vez que me pasa!!! Fui al doc y tenía la presión alta (ya la tengo bieeen) y despuées me inyectaroon vitaminas para reactivar los nervios o.o jeez que miedoooo... el lunes voy con un neurologo fijo! El doctor dijo que podía ser algo que tuviera que ver con los oídos, pero también se asustó porque mi ojo estaba como medio agachado (el párpado) pero ahorita ya lo tengo normal. No se me ha quitado de todo el dolor pero ni modo... Ya me dejaron pastillas y etc.

Bueno, espero escribir prontooo!!!!!!!! Lástima que ahora empiezo exámenes martes y terminan el viernes, si no creo que sí escribiría -_- capaz que ni estudio hoy peroo igual ando re cansada y dolientee D:

Nos vemoos! :D


XOXO APM (:

6 de marzo de 2010

10

CAPÍTULO VEINTIUNO. Doble cita.

Me levanté temprano la mañana siguiente y con mucho apetito. Decidí desayunar fruta, cereal y jugo de naranja, y luego me comí una barrita de chocolate. Quedé satisfecha y luego adelanté unas cuantas tareas que traía, pero después de una hora me tiré en el sofá a ver televisión. No me di cuenta que ya era hora del almuerzo. Almorcé poco mientras pensaba que Mariano y Ceci comían delicioso sushi y luego me conecté a MSN. Entré a Facebook y pensé enviarle un inbox a Inés para contarle sobre Mariano, pero no sabía cómo hacerlo. El tiempo continuó pasándose rápido y faltaba poco más de una hora para que Pablo me recogiera y fuéramos por el café.

Subí a mi habitación a decidir qué ropa me pondría. Escogí un vestido suelto y corto gris, unas medias verdes y los zapatos correctos. También me puse una chaqueta. Sonó el timbre de mi casa y sabía quién era.

-Hola, lindo –me dio un beso en el cachete.
-Hola, ¿cómo estás?
-¡Casi lista! Dame quince minutos y nos vamos. ¿Quieres entrar?
-Claro, voy.
Entré a Pablo a mi sala de estar y subí corriendo a mi cuarto para terminar de arreglarme. Finalicé y bajé de nuevo.
-¡Ya está! ¿Ahora sí nos vamos?
-De acuerdo –sonrió-. ¿Y tu tía?
-Salió al súper mercado… Ya tengo su permiso de todos modos.
-Está bien, vamos.

Subimos al carro de su familia y nos fuimos al centro comercial.

-¿Inés ya sabe de Mariano?
-Quería escribirle un mensaje, pero me acobardé. Mejor se lo sigo cara a cara, ¿no?
-Creo que sería lo mejor.
-El próximo sábado iré a la ciudad a visitar a mi madre. Bea y Daniela me van a acompañar. Tal vez Mariano… Tú puedes venir, si quieres.
-Hmm. ¡Si va Mariano creo que será necesario que yo vaya!
-¡No seas tonto! “Mariano es sólo mi mejor amigo”, como dijiste de Andrea. Pero, ¿sabes? Muchos consideran que cuando tienes novio él se vuelve tu mejor amigo.
-¿Soy tu mejor amigo, entonces?
-Eres mi novio, pero creo que también una de mis mejores amistades porque confío en ti demasiado, más que en nadie. Además, Mariano es como mi hermano, no lo quiero de la forma en que te quiero a ti.
-Cierto. Yo también creo lo de novio-mejor amigo y de que quiero a Andrea como mi hermana –me dijo.
-Entonces, regresando a lo de antes, ¿me vas a acompañar a la ciudad?
-Sí, pero tengo que avisarle a mis padres.
-¡Perfecto! Será sólo un día, el sábado. Luego mi tía se va a regresar en la tarde y con ella y Mariano te regresarás tú. Las chicas se quedarán a dormir conmigo. Siento que tú no estés incluido en la pijamada, pero mi madre jamás me dejaría.
-No importa, lo entiendo.
-Oye, ¿cuándo es el examen de mate? –cambié de tema radicalmente.
-El miércoles, creo. Tenemos otros dos exámenes ese día y la entrega de un proyecto, así que creo que no me dará tiempo de estudiar.
-Nos irá bien de todos modos. ¡Y biolo! No recordaba que teníamos examen también de esa matera… Lo tenemos, ¿no es así?
-Sí, viene todo lo que hemos visto. No tengo nada de ganas de estudiar. Prefería biolo cuando estudiábamos sobre los hidrocarburos y todo lo de química. Ah0ra que se acabó me dan menos ganas de abrir mi cuaderno.
-Lo sé, era más interesante.
-Bueno, llegamos –anuncio Pablo.
-Le mandaré un mensajito a Mariano, espera.

“¿Dónde están? Pablo y yo acabamos de llegar”.

Me dijo que en nos esperarían frente a Artemis Edinter, mi tienda favorita de libros.

En el camino impedí que Pablo me comprara un paquete de chicles y lo pagué yo misma. Le compartí uno y yo me metí otro a la boca.

-¡Regina! –Saludó Pablo-. ¿Cómo estás? Qué onda, Pablo.
-Hola, Mariano –sonreí abiertamente-. ¡Hola, Ceci! Yo estoy muy bien, ¿ustedes?
-Hola, también estoy bien –dijo Pablo.
-Nosotros igual –respondieron a coro.
-Caminemos un poco, que tengo ganas –propuse. En el camino fui cantando canciones de todo tipo, desde Magalenha hasta Alice Underground-. ¡Estoy feliz! –me defendí cuando Mariano me llamó loca.
-Loca, feliz… Son sinónimos para mí. Y deberías afinar más tu voz, si me dejas decírtelo.
-Creo que no deberíamos tomar café, Reggie –comenzó a decir mi novio-. Luego te pondrás hiperactiva de verdad.

Me acerqué a él y le susurré:

-Si me das un beso luego creo que me mantendré calmadísima. Espera… eso sólo me despertará más.

Soltó una gran risa y Ceci y Mariano se sorprendieron.

-¿Qué hablan ahora? –preguntaron.
-No te importa –sonreí. Pasó un momento y continué-: ¿Mariano?
-¿Regina? –se burló.
-¡Ceci! –exclamó esta, y todos no reímos.
-Mariano, ven –le dije-. Te tengo que decir algo.
-Ya vas con tus chismes. Gossip time, ¿no?
-¡Claro que no! Que vengas –lo jalé-. Préstamelo un minuto, Ceci. Yo te presto a Pablo, pero sólo para platicar, ¿ok?

No esperé su respuesta y comencé a hablar con Mariano.

-¿Qué pasa? –preguntó.
-Nada, sólo quería saber si ya habías besado a Ceci.
-¿Tanto relajo para preguntarme eso? Pues no, no la he besado aún. ¡Llevamos sólo dos días como novios!
-Me haces sentir mal, ya sabes que yo besé a Pablo antes.
-Bueno, pero lo de ustedes no podía esperarse. Era más que obvio que se querían.
-Tal vez –miré hacia Pablo y Ceci-. Ella se ve feliz.
-¿Tú crees?
-Sí, lo sé.
-Qué alivio –suspiró-. ¡Es que me encanta! Además de bonita, sus gustos se parecen a los míos y, si son diferentes, son de lo mejor. Para decirte que no soporta a los Jonas Brothers, como, obviamente, yo.
-Yo tampoco, por si no te acuerdas.
-Sí, cierto. Es genial que no le gusten. Aunque tampoco prefiere el metal sobre los otros géneros, se va más por lo que a ti te gusta.
-O sea, la buena música. Es una broma, el rock, metal y etc. son de lo mejor también.
-Son lo mejor, querrás decir. Hablando de música, ayer en el junte de su amiga pasaron canciones de ese chico de quince o algo así que tiene voz de niña. ¿Cómo se llama?
-¡Voz de niña! ¡Qué grosero!
-No lo vas a negar.
-No, no lo niego, pero, aunque no me gustan todas sus canciones, hay algunas que sí. Se llama Justin Bieber.
-Ese le gusta a Ceci, pero más o menos.
-¿Su artista favorito?
-Tiene muchos.
-Oh, ya veo. Hmm, llegamos al café –nos detuvimos los cuatro (Pablo y Ceci iban un poco más adelante) a pensar qué tomaríamos-. ¿Saben qué? Ya no tengo ganas de tomar nada.
-¿Bromeas? –rió Ceci-. Entonces, ¿de qué tienes ganas?
-De un gran helado. O mejor un pastel. O mejor dulces. ¡O palomitas!
-Entonces vamos al súper mercado y de paso compras jamón –salió con el raro comentario Mariano.
-Bien, bien. Me comeré un trozo de pastel aquí, ya lo decidí. Todos me darán un traguito de sus cafés.
-De acuerdo, entremos –me tomó de la mano Pablo.

El pastel, que era Black and White, estuvo sabroso. Le compartí a todos y Pablo me dio un poco de su café, pero también le quité a Mariano.

-¡Delicioso! He quedado satisfecha. Ahora tengo sueño –me quejé.
-¿Quieres una almohada? –me ofreció Mariano.
-Me encantaría.

Dobló una servilleta en forma de rectángulo acolchonado y creo con otra un oso de peluche miniatura.

-Ten. El oso te librará de las pesadillas.
-Perfecto, no podía pedir algo mejor –acomodé la pequeñísima almohada y fingí que me preparaba para dormir.
-La siesta te hace más inteligente, así que tienes mi permiso para dormir –se encogió de hombros Ceci.
-Leí ese artículo de la siesta unas treinta veces este año –aseguró Pablo-. ¡Estaba por todas partes! En Internet, el periódico, Hotmail…
-¿Creen que sea cierto? –pregunté.
-Sí, ¿por qué no?
-No lo sé, yo también les creo a los investigadores.
-¿Mariano? –preguntó una voz femenina. Era una chica morena muy bonita y alta.
-¿Amanda? ¡Hola! Hace muchos meses que no nos vemos.
-¡Lo sé! Vaya, estás más alto que la última vez que te vi –era cierto, Mariano había crecido mucho, ahora era como de mi tamaño.
-Algo –respondió él-. ¿Cómo has estado? –Mariano ya se había levantado y la abrazaba fuertemente. Ella respondió y luego él nos presentó-. Ella es Ceci, mi novia; ella, Regina, mi mejor amiga y él Pablo, un amigo de nuestra clase y novio de Regina.
-Hola –saludó penosamente Amanda.
-Hola –le sonreímos. Luego ellos siguieron conversando y después Mariano la invitó a sentarse, pero dijo que no quería interrumpir ni incomodar a nadie, entonces se fue.
-¿Quién es ella? –pregunté.
-Una chica que conocí en una fiesta. Es amiga de Rodrigo.
-Me gustó su bolso.

Mariano puso sus ojos en blanco.

-Hacía mucho que no la veía, sólo hablábamos por MSN –continuó-. Tiene conecte, se llama Andrés –Mariano nos siguió contando sobre ella y luego se nos acabaron los temas de conversación.

Decidimos ir al parque para variar un poco. En el parque estaban Julio, Luis y otros chicos haciendo nada, para variar. Uno de ellos era un desconocido para mí. Se llamaba Antonio y era muy divertido, además de apuesto.

Pero Antonio se me acercaba demasiado. No sé si no sabía que Pablo y yo éramos novios, pero él comenzaba a incomodarme. No me hubiera molestado si no estuviera saliendo con Pablo, pero sí estaba con él y yo sería fiel.

-Pablo, ¿me acompañas? –le susurré.
-Claro –rió dejando a los chicos que habían comenzado a fumar.
-¿Quién es ese Antonio, a parte de ser amigo de Luis?
-Lo acabo de conocer, no sé quién es exactamente. ¿Por qué? ¿Te está molestando?
-No, no es eso. Bueno, es algo así, en realidad. ¿Sabe que tú y yo salimos, verdad?
-Creo –se encogió de hombros.
-Pues será mejor que lo sepa –dije mirándolo recelosamente.
-¿Qué te hizo?
-Nada, pero se acerca demasiado a mí.
-No me di cuenta. ¿Quieres que hable con él? Voy a hablar con él –Pablo ya se iba cuando lo detuve.
-No, no importa. Tal vez me lo imaginé un poco.
-¿Sabes qué? Olvidémonos de esto. Tengo un plan mejor.
-¿Cuál?

Tomó mi cara entre sus manos y me besó. Sabía a café y un poco a skittles, a skittles de todos los sabores. No duró poco pero tampoco mucho. Aun así fue bueno.

-Me alegro no haber sentido sabor a cigarro en mi boca –le sonreí.
-No fumaré, lo prometo.
-Te amo.

Me dio un pequeño beso en la mejilla y dijo:

-Te adoro.

Y, cuando nos volteamos para regresar con los chicos, mientras Pablo miraba hacia otra parte, pude ver que Antonio nos observaba.



“Hola, Inés.
Iba a esperar que estuvieras aquí en Guatemala para contártelo, frente a frente, como debería ser. Pero creo que será mejor decírtelo de una vez. Las chicas me dijeron que no te lo habían contado aún, y como yo fui la que dio la primera mala noticia me pareció que te lo debería decir yo también.
Mariano y Ceci salen. Ahora es oficial, quiero decir. Hace tres días.
No dejes que esto te derrumbe, por favor. Recuerda que estás celebrando tu cumpleaños, no quiero que te deprimas. No te lo cuento para que la pases mal, te lo contamos (ahora incluyo a todas) porque te queremos y no podemos mentirte ni decirte cosas que no son ciertas.
Inés, te queremos muchísimo. Disfruta de tu semana lo más que puedas y no olvides que, cuando regreses, te estaremos esperando las DIMBRIM.
TE AMAMOS!!!
F/ Regina, pero todas vamos incluidas”.

Me costó darle “Send”, pero tuve que hacerlo.

-¿Vamos a dar una vuelta? –me llamó Pablo por teléfono.
-Mejor ven a casa y ayúdame con el proyecto de arte.
-Me parece perfecto, ahora mismo voy.
-Por cierto, ¿cómo está Isabela?
-Se siente mejor, aunque ayer casi le da fiebre de nuevo.
-Me alegro que ya esté bien, entonces. Si termino todo la iré a visitar.
-Le va a encantar.
-¡Te espero, Papo!
-¡Voy ya mismo, Reggie!

Nos tardamos muchísimo con el retrato que tenía que hacer de arte, pero no me quedaba de otra. Al final no pude visitar a Isabela, pero me prometí a mí misma que al día siguiente lo haría.

-Tengo mucho sueño –le dije a Pablo a las once de la noche.
-Ve a dormir, tienes que descansar.
-Si no adelanto otro proyecto me juntaré con muchas cosas mañana.
-Si te quedas despierta no harás nada bien, porque ya estás desesperada.
-¡Pero si otros días me he dormido mucho más tarde!
-¡Pero hoy es hoy! Tuvimos educación física, ¿lo recuerdas? Corrimos mucho. Mejor sí ve a descansar.
-¿Seguro? ¿Tú me ayudarás mañana?
-¡Te ayudaré toda la vida!
-De acuerdo, me voy a dormir.
-Dame un beso.
-Te doy un abrazo.
-¿Un beso y abrazo?
-No te daré nada –amenacé.
-¿Por qué no?
-¡Porque debes merecerlo!
-¿Y no lo merezco?
-Un abrazo sí, pero hasta ahí –le dije-. Eso o nada, Pablito.
-Muy bien, ¡un abrazo! Pero que sea largo, por favor.

Me acerqué con mis brazos lo más abiertos posible y lo abracé fuertemente. Después le di un fugaz beso en su mejilla y di unos pasos hacia atrás.

-Buenas noches –le sonreí.
-Nos vemos mañana –se despidió saliendo por la puerta-. ¡Te amo!
-Yo un poco. ¡Son bromas! Te amo muchísimo.

Salió y yo ni me detuve a ordenar mis cosas. Apagué la luz y corrí antes que el pánico por la oscuridad me inundara. Me desvestí y puse mi pijama, luego me introduje en mi cama. Un minuto después ya estaba ida.



__________________________
Tengo escrito el capítulo desde hace un par de días, pero no lo había podido subir. AL FIN LO SUBO! LO SIENTOO!!! Además, esta semana tuve muchaaaaaaaaaaaaas cosas que hacer, y por mucho que ame el bloog no puedo dejarlo de primero y el colegio de último. La otra semana tengo exámenes cada día, el sábado es mi mañana familiar (con la bendita gimnasia rítmica... ahorita subo entrada en mi otro blog para contar qué es eso) y la semana que le sigue comienzan mis exámenes bimensuales. Si tengo tiempo, les escriboo lo que tenga que escribir!!!

Este cap. no dejó claro qué pasará en el siguientee... Todavía no tengo 100% pensado qué sucederá... ¿A ustedes qué les gustaría?

Gracias y bienvenidas sean mis nuevas seguidoraas!!! Como ven, cuando estaba en vacaciones publicaba casi todos los días, pero ahora el colegio no me deja respirar :S Igual les prometoo que tendrán sus capítulos.

No me gustó muchoo eso que leí de "estás bastante perdida. Aparece". No es como que no quiera publicar, es que no tengo tiempo. Voy a intentarlo de todos modos ^^ Hay una frase que me gustó (tomada del cómic Calvin and Hobbes) que dice: "La creatividad no es como un grifo que puedes abrir. Tienes que estar del humor apropiado". Me parece la pura vverdaad! XDXD [Aclaroo que no estoy enojada].

Graciaas por los comentarioos y sus visitas :D:D:D

Ayer fue el conciertooo de Metallica aquí en guate... Yo no fui porque no soy súper súper fan de ellos aunque sí me gustan sus canciones, pero mis hermanos fueron!! Jeez además ayer, en la radio, estaban contando todo lo que pasaba (antes de que saliera Metallica) y a uno se le ponía la piel eriza!!! :D:D

Pásense por mi otro blog ^^
Paz y amooooooooooooooooooooooooooooooor ;D

P.D.: Ojalá Chile se mejore por completo D:

24 de febrero de 2010

20

CAPÍTULO VEINTE. Suenan campanas.

-¿Regina?
-Espera, tía, estoy algo ocupada en este momento.

Inés se iba a ir de viaje a Panamá una semana para celebrar su cumpleaños y yo le preparaba una tarjeta antes que se fuera al aeropuerto.

-Regina, baja, es importante.

Bajé para ver que era lo “importante” que quería mi tía. Estaba ahí el doctor Solares.

-¿Qué pasa? –me preocupé.
-Bueno, Regina, nosotros queríamos darte una muy buena noticia.
-¡No! –exclamé de lo asombrada que estaba. Comenzaba a entender qué clase de noticia sería.
-¡Sí! Francisco y yo nos casaremos.
-¡Eso es genial! –me alegré sinceramente. Era justo lo que mi tía necesitaba y, por supuesto, también lo que el doctor quería-. Muchísimas felicidades –les dije abrazándolos.
-Es emocionante, ¿cierto? –casi saltaba mi tía.
-¡Demasiado emocionante! ¿Soy la primera en saberlo?
-Por supuesto –sonrió el doctor.
-¡Wow! Vaya, es fantástico, en serio –no podía dejar de sonreír.
-Qué bueno que te alegre, Regina. La boda será en un par de meses, si todo sale bien. ¿Ya viste mi anillo? –y acercó un precioso anillo con un hermoso topacio.
-Es preciosísimo –lo admiré.
-¡Lo sé! –exclamó mi tía como si fuera niña pequeña recibiendo una muñeca.
-Esto de verdad te hará sentirte chica de nuevo, ¿no es así? Ay, ¡pero qué habló…! Si tú apenas tienes treinta y dos años. ¡Qué no daría mi madre por esa edad!
-Eres tan exagerada –rió mi tía-. Apenas es siete años mayor.
-Lo suficiente para desear atrasar unos años, me imagino –me encogí de hombros.
-Hablando de tu madre, en este instante la llamaré –y corrió hacia el teléfono.
-Felicidades –repetí al doctor.
-Gracias, Regina, te lo agradezco en serio.
Cuando mi tía estuvo de nuevo con el Sr. Solares subí a mi habitación para llamar a Pablo.
-¡A que no adivinas!
-¿Son las nueve de un domingo y ya estás bañada?
-Eres un torpe… La verdad es que sigo en pijama –reí.
-Yo también, ni te preocupes.
-Mi tía se va a casar.
-¿Bromeas? ¡Eso es genial! –dijo Pablo.
-Lo sé, está muy emocionada.
-¿Tú también lo estás? No suenas del todo contenta.
-¡Claro que estoy feliz! Muchísimo, ni te imaginas.

Pablo se quedó callado un momento y, al preguntarle qué sucedía, tardó un poco más en contestar.

-Que ella y él se casen no va a significar que tú te mudarás de regreso a tu antiguo hogar, ¿verdad?
-Yo… -no había pensado en eso. Pero mi tía no se retractaría a lo de pasar un año conmigo, ¿cierto?-, supongo que no va a significar eso. Me quedaré aquí.
-¿Segura? No soportaría que regreses a la ciudad.
-Tranquilo, me voy a quedar –dije ya algo preocupada-. Oye, Papo, me voy, que debo terminar una tarjeta de cumpleaños para Inés y comenzar una para el doctor y mi tía.
-De acuerdo. Nos vemos, linda.

Pero en vez de continuar la tarjeta llamé a mi madre cuando escuché que mi tía colgó el teléfono.

-¿Mamá?
-Hola, Regina. ¡Justo en este momento acabo de hablar con tu tía!
-¡Qué casualidad! –fingí.
-¿Cómo están todos por allá? ¿Están las chicas bien? ¿Y Pablo?
-Todos muy bien, gracias. ¿Y allá?
-Sofía está más alta que la última vez que nos vimos, y eso que fue hace poco. Ahora vamos a visitar a tu abuelita en el cementerio. Queríamos llevarte también, pero por las razones que sabemos no pudimos.
-No importa, con tal que me lleves cuando nos veamos –por supuesto que tenía ganas de ir a ver a mi abuelita Carmen.
-Prometido.
-Mamá…
-¿Sí?
-Que la tía y el doctor Solares se casen no significa que me mudaré de regreso, ¿verdad?
-¿Por qué lo dices?
-No lo sé, es sólo por curiosidad.
-Siempre y cuando tú quieras quedarte en casa de Ana ella te va a recibir bien, Regina. Y Francisco es muy buena persona, él te tiene cariño.
-Lo sé. Bien, eso es todo lo que quería saber.
-¿Te está gustando allá, cierto?
-Demasiado. Quisiera quedarme la vida entera.
-Me alegro que todo esté saliendo como lo planeamos.
-Igual yo. Adiós, mamá. Debo colgar.
-Muy bien, espero que pronto nos podamos ver.
-Pienso lo mismo –y colgué mi celular ahora sí para continuar con la tarjeta de Inés.



-¿Qué vestido te gusta más? –fue la pregunta favorita de mi tía la semana siguiente. Llevaba con ella un catálogo de accesorios para novia a todas partes.
-Ya te dije que el de la página veinticuatro.
-Claro, claro…
-Tía, hoy es la fecha verdadera del cumpleaños de Isabela, así que la visitaré. ¿No hay problema?
-¿Ya terminaste tus tareas?
-Todas.
-Entonces sí. Saluda a todos de mi parte.
-Muy bien. Si viene Inés dile que estoy donde Pablo, así le puedo dar su tarjeta de cumpleaños adelantado.

La madre de Isabela salió a recibirme y me invitó a pasar, no sin antes atacarme con más preguntas sobre la boda de mi tía. Al parecer todas estábamos emocionadas.

-Hola, Regina –me saludó Pablo y me dio un dulce abrazo-. ¿Cómo estás?
-De lo mejor. ¿Y tú?
-Bien, igual. Isabela está arriba.
-Subamos, entonces –y me despedí de la madre de Pablo.
-Isi, mira quien vino –dijo cantando mi chico. Isabela estaba frente a la televisión.
-¡Hola! Feliz cumpleaños, ahora en tu día verdadero –la felicité.
-¡Gracias! –dijo suavemente. Intentó levantarse pero se notaba algo cansada.
-No te levantes, te doy tu abrazo ahí donde estás sentada.
-Está cansada, de nuevo –susurró Pablo lo más bajo que pudo sólo a mí.
-Lo importante es que ya tiene diez años y la pasó bien el fin de semana –dije, más para mí misma que para Pablo.

Me dolía ver a Isabela así, pero no había nada que pudiera hacer más que hacerla feliz.

-¿Ya sabías que mi tía se casa? –le pregunté.
-Sí, así me dijeron. ¡Qué emocionante! –y suavemente cerró los ojos hasta que se quedó dormida.
-La llevaré a su cuarto –dijo Pablo unos minutos después-. Estará más cómoda ahí.
-¿Te ayudo?
-No pesa tanto –aseguró.

Pablo la levantó delicadamente y la llevó hacia su habitación. Yo le desocupé su cama y le acomodé las almohadas. Su hermano la cubrió con una manta y le dio un beso en la mejilla.

-Me encanta la forma en que tratas a tu hermanita –susurré.
-Es mi tesoro –sonrió Pablo-. Tú también eres uno.

Salimos del cuarto y continuamos viendo televisión. Estaba terminando The Big Bang Theory cuando sonó el timbre. Era Inés.

-¡Inés! Pensé que no vendrías –alegué-. Ten, esta es tu tarjeta. ¡Feliz cumpleaños por adelantado! –y le di un muy fuerte abrazo.
-¡Eres divina! Gracias, que linda tarjeta.
-Pásala increíble en Panamá –dijo Pablo abrazándola también.
-Muchas gracias. Mariano me dio una tarjeta también, ¿sabías? –se dirigió Inés hacia mí.
-¿En serio? Qué bien… –no recordaba que justo el fin de semana que se acercaba Mariano me había dicho que se le declararía a Cecilia.
-No parece un “qué bien” de “¡qué bien!”.
-Lo sé. Se me olvido contarte…
-¿Qué cosa, Regs?

Pablo, de todos modos, ya sabía que a Inés le gustaba Mariano, así que podía hablar libremente.

-Mariano me dijo que este fin de semana le iba a pedir a Ceci que fuera su novia.
-¿Hablas en serio? –la cara de Inés se descompuso.
-Inés, te lo digo porque te quiero y debes saberlo. Pero, por favor, no dejes que esto que está pasando arruine tu semana de vacaciones. Es tu cumpleaños, recuerda.
-Bien, bien. Vaya, la noticia me ha dejado en shock.
La abracé lo más fuerte que pude y le di ánimos.
-Nadie sabe lo que en verdad sucederá –le dije-. El destino no está domado por nada ni nadie, ¿recuerdas?
-Gracias, Regina, por contarme. Es mejor que si no me hubieras dicho nada –sonrió-. Bueno, chicos, nos vemos. ¡Ya debo irme! Hoy iré a dormir a casa de mis tíos con mis padres y mañana sale el vuelo.
-¡Disfrútalo!

Inés subió a su auto rojo y se fue.

-Pobrecita –susurró Pablo.
-Pero es mejor que lo sepa, ¿no?
-Sí, ¿pero te imaginas lo que se siente? Es como si me dijeran que alguien se me adelantó contigo.
-Yo no habría dejado que eso sucediera –aseguré.



El fin de semana llegó y con él el final de julio. Ese viernes salí con Pablo al cine. No llegué a entender la trama de la película, sólo veía carros volando y partes del cuerpo saltando por todas partes.

En la noche Mariano me llamó para contarme: Cecilia había aceptado ser su novia. Mariano estaba en éxtasis. Yo me alegré mucho por él, pero al mismo tiempo me preocupé por Inés.

-¿Cómo pasó? –le pregunté a Mariano.
-En el junte de una chica de su clase, que es a lo que tenía planeado hace bastante ir hoy.
-¿Y se nota que está feliz en verdad?
-Eso dijo Rodrigo –rió.
-¡Me alegro por ti, Mariano!
-Ahora ninguno de los dos es soltero, ¿cierto? –bromeó-. Tú tienes suerte de tener a Pablo en la clase.
-Aunque no todos piensen igual, yo sí creo que es suerte.
-De todos modos me puedo ver con ella en el tiempo libre y de regreso en el bus escolar.
-¿Ves cómo todo tiene solución? –fingí madurez.
-Ahora sí que lo veo. De veras que hay ciertas cosas en el mundo que te hacen ver todo de colores, ¿no?
-Pobrecito, ¡hasta ahora te das cuenta! –molesté.
-Salgamos mañana a celebrar. Tú, Pablo, Ceci y yo.
-Me parece perfecto. Una double date. ¿A dónde vamos?
-A Sushi Itto. Tengo un antojo a sushi desde hace varios días.
-Pablo y yo comimos sushi hoy –le conté.
-Entonces sólo nos mirarán comer mañana –pareció sonar serio-. Es broma. ¿A dónde si no, entonces?
-¿Por qué no vamos sólo por un café?
-Porque tengo ganas de sushi.
-Está bien, está bien. Vas por el bendito sushi con Ceci y luego nos juntamos por un café ya más tarde.
-¡De acuerdo! Al fin comeré mi sushi.
-¡Cállate con esa palabra! Vengo repleta de deliciosa comida japonesa.
-Eres mala –se carcajeó.

Colgamos y era turno de llamar a mi novio.

-Hola, sexy –lo molesté. Me había decidido a llamarlo de diferentes y raras maneras de vez en cuando, y esa era divertida.
-Hola, hermosa –rió.
-¿Vamos por un café mañana?
-¿A qué horas?
-¿En la tarde?
-¿Vamos solos?
-¿Y por qué tantas preguntas seguidas? –comencé a reír.
-No lo sé, salió natural. Entonces vamos por un café en la tarde y solos.
-Solos no, Mariano y su ahora novia Ceci nos acompañarán.
-¿De veras ya son novios? Pobre Inés.
-Pero al mismo tiempo debemos sentirnos felices por Mariano.
-¿Debemos?
-¡Pablo!
-¡Era una broma! Qué bueno que ya son novios.
-Así es. Mañana ellos irán a comer el sushi que tanto quiere Mariano y unas horas después nos juntaremos.
-Sushi, que asco, vengo hasta el tope.
-Y eso que tú no oíste unas cinco o seis veces la palabra en la misma conversación.
-¡Ouch! –dijo de pronto.
-¿Qué pasó?
-Nada, nada, me golpeé en la cara con la puerta.

Y así continué al teléfono con mi despistado Papo.

Cuando colgamos decidí irme a dormir aunque fueran apenas las diez de la noche. Me sentía feliz por Mariano pero al mismo tiempo triste por Inés. Era difícil estar en una situación donde una de tus mejores amigas está triste por lo que pasó con uno de tus mejores amigos pero al mismo tiempo que eso que sucedió es algo bueno para él. Qué complicado. Pero además de mi “complicación”, me sentí relajada al saber que tenía buenos planes para el día siguiente.

Mandé un mensaje a Pablo para relajarme aún más:

“¡Buenas noches, Papo! Ya saboreo el café que tomaremos mañana”.

Y él me mandó:

“Yo me muero por oler de nuevo tu cabello”.



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NUEVO CAP! (: hope you likeee it!!
Oigan oigaaaaaaan! Ya no comentan tanto D: tengooo mucha hambre de comentarios D: me dejarán morir de inanición?!?!?! :O Díganme sus opiniones sin penaa!!

Tal vez suba nuevo capítulo el finde, pero nada, nada es seguro porque tengo tres proyectos larguísimos para la otra semana y fijo los tengo que adelantar...

Si hoy tengo tiempo subiré nuevo post en mi otro blog :D

Wow me siento cansadísimaa!! Pero tengo mil tareas para mañana -_-

Hey! ya se acercaa el cumple de Pabloo! Ya casi es marzo, y él cumple el 14 ^^

Entonceeeeeees... MIL GRACIAS POR EL APOYO QUE ME DAN (: y espero que les guste cómo va la historia :D