Melinda Haynes dijo:

"Forget all the rules. Forget about being published. Write for yourself and celebrate writing".


Seguiré el consejo de Melinda Haynes.

24 de abril de 2010

3

CAPÍTULO VEINTICINCO YA COMPLETO.

El capítulo ya está completo! Les recomiendo leerlo de nuevo desde el inicio, pues agregué ciertas cosas, pero igual no es muy necesario ^^

Ojalá les guste!

18 de abril de 2010

18

CAPÍTULO VEINTICINCO. Nada es seguro.

La presencia de Luisa comenzaba a molestarme. No dejaba en paz a Pablo. Literalmente. Lo perseguía a donde fuera que él se dirigiera. A ninguno de los dos nos agradaba eso. Asistía con nosotros al colegio, no para recibir clases, pues sólo estaba de visita, sino para no dejar de molestarnos. Lo miraba y ni siquiera intentaba disimular.

En cambio, Antonio, estaba dándome mi espacio, como dijo que haría hasta que Pablo y yo peleáramos o termináramos. Pero yo no dejaría que eso sucediera, así que podía esperar lo que quisiera.

Sin embargo, no todo eran problemas amorosos. Julio estaba a punto de pedirle a Marcela que fuera su novia. La llevaría a cenar a un delicado restaurante y luego le entregaría un ramo de amapolas, las flores favoritas de Marcela. Yo estaba muy feliz por ellos, al igual que los demás.

Fuera de lo amoroso, pésimas situaciones ocurrían. Isabela había tenido su primer ciclo de quimioterapia y comenzaba a perder el cabello. Dejó de ir al colegio y comenzó a recibir clases en casa. Aún en un momento tan difícil ella no dejaba de sonreír. Y no había tarde en que yo no la fuera a visitar.



-Muy buen discurso, señorita Vela –felicitó nuestra maestra de inglés a Marcela. Habló acerca de cómo la llegada de sus hermanitos gemelos le había cambiado la vida-. Señorita Orellana, su turno –y me levanté de mi sitio.
-Mi discurso será acerca de algo que me cambió la vida, también –expliqué en inglés y levanté mi cartel. Entonces ya no fue misterio el tema de mi speech, el que tanto quiso deducir Pablo pero no había podido. Le sonreí y continué:
“Hace ocho meses dejé la vida que llevaba en la ciudad para mudarme a Santa Cecilia. Al principio me negué rotundamente a hacerlo, pero debí obedecer a mi madre. Cuando llegué aquí pensé que era lo peor que me podría haber pasado en la vida. No conocía a nadie y no tenía intención de hacerlo. Llegó el primer día de clases. Noté cómo sólo había una sección por grado. ¡Me pareció tan diferente a mi anterior colegio! Dos amigas –dije mirando a Bea y Marce- se acercaron a saludarme, aunque no debieron haberlo hecho, pues no fui cortés y no merecía sus saludos. Me invitaron a juntarme con ellas y sus amigos. Pronto fuertes amistades comenzaron. Entre todos esos amigos y amigas conocí a alguien en especial. Su nombre es Isabela –y, de pronto, los ojos de Pablo se abrieron más y luego sonrió, sorprendido.
“La primera vez que conocí a Isabela me mostré fría e indiferente. Yo todavía no había dejado de renegar por haberme mudado repentinamente y me las desquitaba con quien se me pusiera enfrente –enrojecí-. Pero Isabela, o Isa, como le gusta que le llamen, no dejaba que mi mal humor la contagiara o alejara. Por el contrario, creo que eso fue lo que la acercó más a mí, tal vez para descubrir si yo en verdad no podía reír o jugar. Isa, además de muchos otros, me enseñó que tienes que sonreír siempre, a pesar que existan tantos problemas en la vida. También a descubrir las verdaderas amistades y aprender el valor familiar. A aceptar los sufrimientos y, en vez de alegar, amar. Ella me trataba como si fuera su hermana. Al hablar de Isa no puedo dejar de mencionar a su familia entera –con lo que observé a Pablo-, que me trataron de lo mejor. Me sentía tan llena de confianza que podía hablar de mis secretos y de los sentimientos que tanto había reprimido en el pasado, como lo relacionado a la muerte de mi padre. E Isa, su familia y mis otros amigos siempre me escucharon.
“Hablando de amigos… ¡Qué amigos los que he encontrado! Leales, verdaderos, divertidos. Tuvimos problemas un tiempo, es cierto –me referí a Santiago y la fiesta-, pero eso no destruyó nuestra amistad.
“Con el cambio de casa también uní mis lazos con mi tía Ana, cuñada de mi madre. Antes, cada vez que nos reuníamos yo no le prestaba atención, pero la mudanza corrigió el problema. Ahora, con la noticia de su boda, no podría estar más feliz por ella.
“Así, una dulce niña, amigos, alguno que otro amigo en especial –refiriéndome a mi novio-, mi tía… Todos me han hecho recapacitar en lo que va del año acerca de mi forma de vivir. Si antes pensaba que lo más importante era comprar ropa o ir al salón, ahora sé que estaba equivocada. E incluso esto me ha puesto en paz con mi madre y mi hermana, con la que nunca hablaba, pero ahora hasta le cuento mis secretos.
“Podría asegurar que este ha sido el mejor año de mi vida, aunque aún espero con ansias saber cómo terminará. Sea como sea, Santa Cecilia, con su colegio Arena Blanca, ha marcado mi vida, y la ha marcado de la mejor manera".

Regresé a mi asiento rodeada de las miradas de todos en el salón. Entonces Mariano comenzó a aplaudir sonoramente y en seguida se le unió Pablo, Marcela, Bea y los demás, incluso Luisa, que estaba de particular y sentada sin útiles ni libros a su alrededor. La maestra me felicitó, corrigió unos cuantos errores gramaticales que cometí y me dijo que me entregaría mi calificación en un momento.

Saqué 96 de cien puntos. Una buena nota, a comparación con las que había visto. Cuando la clase terminó y quedaron pendientes muchos otros para dar su discurso la maestra salió. Pablo se levantó, me abrazó y me dio un beso disimulado en mi mejilla izquierda.

-Qué bonito speech –congratuló.
-Jamás había confesado lo que siento delante de tantas personas.
-¿Significa que nada fue inventado?
-¡Cómo crees, tonto!
-¿Ni siquiera lo de “un amigo en especial”?
-Mucho menos eso –lo abracé fuertemente.

Salimos de la clase, pues era hora del almuerzo, y cambiamos de tema.

-Entonces, ¿cuándo se le declarará Julio a Marcela?
-Este sábado.
-¿Justo una fecha después de nuestra aniversario de dos meses? –me sorprendí.
-Le dije que no lo hiciera, que esa fecha y las más próximas eran sólo nuestras, pero no me hizo caso –rió Pablo-. Qué se le hará… La quiere muchísimo.
-Pues no se compara a cómo te quiero yo a ti –sonreí.
-Y eso tampoco se compara a cómo yo te adoro a ti.

Un segundo de silencio. Apreté mis labios, nerviosa.

-¿Qué pasa? ¿Qué hice?
-¿Tú? Tú nunca haces nada. Es que sólo pensaba…
-¡Dime! –pidió un impaciente chico.
-¿Qué pasará cuando regresé a la ciudad, Pablo?

Arrugó la frente y se puso serio.

-No lo sé –dijo después de unos minutos pensativos.
-No quiero dejarte.
-Entonces quédate. O me voy yo contigo.
-Mamá no me dejaría. Ya molesté mucho a mi tía… Un año entero con tu sobrina es suficiente. Y tú no puedes dejar a Isabela.
-¿Y quién dice que la dejaría? Nos la llevamos también.
-¡Pablo! Tus padres no lo permitirían.
-No les pediremos permiso, simplemente nos escaparemos –sonrió sospechosamente.
-En ese caso, yo no lo permitiría.
-Regina, no puedo estar sin ti –rogó.
-Yo tampoco sin ti. Es mejor que no pensemos en la despedida todavía. Septiembre está dando inicio, todavía me quedan tres meses completos y, si mamá me lo permite, me quedo también para diciembre.
-De acuerdo –renegó-. ¿Quieres que sean ya las vacaciones? –preguntó para distraernos a ambos.
-Por un lado sí, ya no aguanto tanto lío de colegio. Pero por el otro… Eso significaría sólo medio octubre y pocas semanas más para estar aquí. Te juro que prefiero recibir clases de continuo sin vacaciones y jamás irme de aquí.
-Es curioso, antes ansiabas más que nada alejarte.
-Sí, cuando no te conocía tanto, ni a Isa, ni a los demás. Incluso hablo por JellyYogurt –bromeé.
-Me dolerá demasiado no saber si te volveré a ver –ahora regresamos al tema de la despedida.
-Pablo, no es como que nunca me verás de nuevo. ¿Acaso crees que no te obligaré a que me visites?
-Bien, pero si prometes no escaparte para siempre de Santa Cecilia. Sé que es un poco aburrido pero… Oye, hay otra fiesta el sábado, por si quieres ve…
-Pero tú prométeme otra cosa –respondí a la petición que él dejó en el aire.
-¿Qué cosa es?
-Pase lo que pase, y me refiero a dentro de unos meses, haz lo que quieras, si quieres enamórate de otra, pero que no sea Luisa.

Pablo me observó sorprendido.

-No me enamoraré de otra. Mucho menos de Luisa.
-¿Me dices que si pasan años sin que podamos volver a estar juntos no habrá ninguna otra chica?
-No. Yo te esperaré.
-Vamos, Pablo. Nada es seguro.
-¿No me crees?
-No es que no te crea –lo tranquilicé-. Es que ya he oído decir eso muchas veces. La prima de mi madre fue novia durante muchos años de un militar. Ella le prometió esperarle por siempre, pero al cabo de unos seis años, conoció a otro joven, este era un abogado. No pasaron ni diez meses cuando se estaba celebrando la boda.
-Eso no sucederá conmigo. Tal vez el militar no era el alma gemela de tu tía… Tú eres a quien yo quiero, estoy seguro.
-Estás hablando en serio –me asombré.
-¡Por supuesto que sí! Es algo, mejor dicho, demasiado pronto para hablar sobre esperarse el uno al otro y casarse y luego vivir en una gran casa y todo eso, pero es la verdad. No creo que haya otra Regina como tú en este mundo.
-Ni yo me imagino a otro Pablo Abascal –le sonreí dulcemente-. Pero, imagínate: Luisa y tú fueron novios varios meses. Luego ella se mudó, tú me conociste y ahora nosotros estamos juntos.
-Con Luisa nada fue en serio, contigo lo es. Y, ¿si sucede lo contrario? De todas formas, si sucediera que tú te enamoras de otro chico en uno o dos años, yo no te lo impediré, pero tampoco dejaré que mi corazón te olvide –rió, intentando no hacerlo sonar tan cursi.
-¿Y por qué seré yo quien se enamoré de alguien más y no tú de otra chica? –pregunté risueña.
-Porque no me imagino a ningún hombre que no intente conquistarte –eso casi me hace desmayar-. Ya ves, tenemos de ejemplo a Antonio.
-Pero yo no le hago caso a Antonio ni a esos hombres imaginarios que dices.
-Tal vez eso pensabas de mí, y mira cómo estás ahora.
-Cierto, embobada por algunos cuentos de mi novio.
-No son cuentos –aseguró serio.
-De acuerdo, te creo. Pero detengámonos, que esto me hace sentir como si mañana viniera mi madre a recogerme. Quién sabe, quizá decida quedarse a vivir aquí con Sofía y conmigo. Aunque lo dudo, pues ha trabajado muy duro para que su clínica siempre esté abarrotada de clientes.
-Nada es seguro –repitió Pablo mis palabras.

Le apreté la mano fuertemente y, para cambiar el nostálgico tema, le pregunté acerca de esa fiesta del sábado que mencionó.



-¡Regina! ¡Regina! ¡REGINA!
-¿Marcela? Está bien, traigo audífonos, pero no es para que me desgarres el oído.
Escuchaba “Live like we’re dying”, de The Script, cuando recibí esos aterradores gritos.
-¡Adivina! ¡Vamos! ¡Adivina!
-¿Bea se compró un pez? –reí.
-No seas tonta –alegó-. Julio me pidió que salgamos el sábado. No tengo idea de a dónde iremos, imagino que un restaurante, pues es de noche y me dijo: “no cenes”. Bueno, está bien, estoy segura que es un restaurante.
-Restaurante o no, ¡es genial! –fingí sorpresa.
-¿Verdad? La emoción me mata. ¿Tú saldrás con Pablo este viernes? Ya sabes, por su segundo mes. Es genial que la fecha haya caído un viernes.
-Sí, vamos a salir, me imagino. Todavía no hemos hablado de eso, pero hoy apenas es martes por la mañana, y con lo del permiso no hay problema pues mi tía ama a Pablo y siempre deja que salga con él. El sábado iremos a una fiesta. Ahora, regresando a lo importante, dime, ¿cómo piensas vestirte para salir con Julio?
-Primero debes averiguar a dónde me llevará. No me digas si quieres, sí, la verdad es que mejor que no me digas, pero debo saber qué tan elegante o informal es.
-No creo que sea informal –opiné.
-De todas formas averígualo. Este viernes iremos Bea y Mari a dormir a tu casa y me prepararé para la cena el sábado entero. Y no te preocupes si vas a salir con Pablo, aunque no estés tú en tu casa ahí estaremos.
Eso me dejó en duda sobre si creer que había demasiada confianza entre nosotras o se aprovechaban que mi casa siempre estaba vacía. Preferí considerar correcta la primera opción y eso me hizo sonreír.
-De acuerdo, te invito este viernes a dormir a mi casa. Pues invitar a Bea y a Mari, ya que no lo habías mencionado. Si se te ofrece puedo pedir una banda, ¿te gusta Muse?
-¡Perfecto! Que sea concierto privado, por favor.

Reímos y continuamos conversando.



Ya en casa, ese martes no tenía tareas para el día siguiente, y como no me apetecía para nada adelantar los proyectos, salí a mascar unos chicles de fresa y a observar a JellyYogurt.

-Hola, linda –los relucientes dientes de Pablo que tanta envidia daban confesaba lo feliz que estaba.
-Hola, Papo –le dediqué una media sonrisa.

Salió de su jardín y entró al mío. Me entregó un sobre.

-¿Y esto?
-Un método para saber qué contiene es abriéndolo –se burló.
-Tu sarcasmo es encantador, tanto como tu última nota en biología –reí.
-¡Oye! Fue un sesenta y cinco, no había estudiado nada y era un tema difícil.
-De todos modos yo saqué noventa y tres –le saqué la lengua.
-Claro, eres una sabelotodo.
-¡Eso no es cierto! –lo empujé.
-Vamos, abre el sobre y dime qué te parece.

Seguí sus instrucciones y una pequeña tarjeta color morado estaba dentro, acompañada de una invitación.

-La invitación es el pase para la fiesta, acabo de comprársela a Luis. Ahora lee la tarjeta morada.

“Invitada a pasar el mejor viernes que hayas tenido en tu vida. El día entero, sólo nosotros, rodeados de maravillas. No estás obligada, acepto que el reto es algo contra lo que deberías hacer…”.

-¿Qué significa? –pregunté sin dar crédito a lo que leía.
-Este viernes. Tú y yo. Nos escapamos.
-¿A dónde? –una maliciosa sonrisa se formaba en mi rostro.
-Cinco palabras: Exposición de autos clásicos, amor.

Y no pude saber nada más, porque una no agradable compañía acaba de estacionarse frente a mi casa. Una no agradable compañía llamada Luisa.



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Tarán! Al fin el capítulo VEINTICINCO completooooo! Ya van VEINTICINCO caps gente, VEINITICINCO!!! ¿Un reto? Logremos más de veinticinco comentarios en esta entrada :D un simple "me gustó/no me gustó" BASTA, lo juro. Anónimo o como quieran, con tal de alimentar al bloog!!!

Perdón por haber tardado tanto en publicar, perdón de verdad. Pero ya está :S

*Cambioo en la historia*

Tía Ana se casará en mayo de 2011, de acuerdo? (: Ya no en octubre ni noviembre de este año, fui lo bastante tonta para hacer una boda tan apresurada. Así que falta para que se case, pero que se casará se casará!


Ayer fue el Día del LIBROOOO! Felicidades a todos los blogs-novelas que, aunque no sean libros textualmente hablando, son obras literarias y merecen un aplauso (:


Atención: creo CREO que habrán ciertos cambios en Luz Bajo las Sombras... Acerca del lugar donde vive Regina y quizás ponga descripciones más detalladas (sin perder la idea de las descripciones ya escritas). Pero, como aprendimos en este capítulo, "nada es seguro". Yo les cuentoo!


LOS AMO.
APM(:

14 de abril de 2010

4

Post para Vane!

Perdón, perdón, perdón, perdón si ya estás deseando el otro capítuloo!!! La semana pasada estuvee con tareas y todo como todo el mundo, y el fin de semana me la pasée haciendo brainstorming con nuevaas ideas o con, incluso, nuevas historiaas!! Además que usé re poco la compu ¬¬

Esta semana no he tenido prácticamente ninguna tarea (tarea tarea, leer el Lazarillo de Tormes ¬¬ mañana tengo comprobación... me faltan 40 páginas hahaahah), pero no he podido usar la compu tampoco! El lunes sólo media hora, ayer sólo cuarenta y cinco minutoos!! Hasta hoy la estoy usando un poco más, pero poniéndome al día con otras cosas... Mañana tampoco tendré tiempo porque ni estaré en mi casa D: Y si este fin de semana subo el otro cap? Pinky Promise, a menos que pase algo!

Y no estoy enferma esta vez! Gracias por preguntaar!!!

La entrada va también para todos los seguidores (: Sorry de veras D: Mala maaaaala Andrea (PM) ¬¬ Pero ya viene, ya vienee!!! Y GRACIAAS POR APOYAR AL BLOG Y NO OLVIDARLO AUNQUE YO SEA MALA Y PASEN AÑOS SIN PONER NADA D:



Amoooooooooor, paz y mandarinas!!!

3 de abril de 2010

17

CAPÍTULO VEINTICUATRO. Cero celos.

La preparación de la boda iba de maravilla. Todo estaba muy bien organizado: el lugar ya reservado para la primera semana del próximo mayo, el banquete ya pedido, las flores elegidas, la elección del vestido (aunque mi tía debía esperar para la prueba final)… La emoción se sentía en la casa.

Los deberes casi no me dejaban tiempo para ayudar a mi tía, pero intentaba finalizarlos rápidamente y así participar un poco en la planificación.

No recordaba que tenía que preparar mi discurso de inglés sobre algo que "me haya cambiado la vida o una noticia actual". Faltaban poco menos de dos semanas. Hice una lluvia de ideas para saber de lo que hablaría. Escribir no se me daba muy bien, y menos grandes discursos. Pero debía intentarlo.

Tardé casi dos horas para llenar una hoja y media bien escrita en el idioma extranjero. Lo importante era que me lo aprendiera, pero ganas no tenía, por lo que lo dejé aparte.

-¡Regina!
-Hola, Pablo –me alegré.

Yo había salido a jugar un rato con JellyYogurt cuando él salió también. Llevaba una camisa blanca, unos Vans y su cámara.

-¿Cómo estás? –nos saludamos de beso.
-¡Acabo de terminar mi discurso de inglés!
-Genial –sonrió. Luego la sonrisa disminuyó.
-¿Qué pasa? –me extrañé-. ¿Le pasa algo a Isa?
-No, no es eso –me explicó-. Recibí una llamada hoy, ¿sabes?
-¿Llamada? ¿De qué tipo? Me está dando miedo.
-¡Tranquila! No es nada del otro mundo –se detuvo-. En realidad la llamada no la recibí yo, fue mi madre. Era una amiga suya contándole que la familia de Luisa viene al pueblo.
-¿Luisa? –no recordaba a ninguna Luisa en especial que tuviera relación con Pablo.
-Sí… ¿Te acuerdas que unos días antes de irnos a la casa de Luis en la playa fuimos a casa de Andrea? ¿Y que tú me preguntaste por… mis antiguas novias?
-Sí –entonces recordé.
-Luisa es mi ex. Salí con ella nueve meses, pero tuvimos que terminar porque su familia y ella se mudaban a Honduras. Cuatro meses después tú te mudaste aquí. Y otros tres meses después acepté totalmente que me gustabas.
-Gracias -respondí feliz a la última oración-. ¿Y ahora por qué viene? –y de seguro algo de enojo se notó en mi voz, pues Pablo dijo:
-¿Estás molesta? Tranquila, no se quedarán para siempre, sólo dos semanas. Y ella y yo ya no tenemos nada.
-¿Seguro?
-¿Dudas? –esbozó una sonrisa hermosa.
-Quizás –me reí-. ¿Por qué se tuvieron que mudar?
-Por el trabajo de su padre.
-¿Y la madre no trabaja?
-Están divorciados –explicó-. Han vivido con su padre desde entonces.
-Comprendo. ¿Es hija única? –continué mi cuestionario.
-Tiene un hermanito de ocho años y otro de trece. Ella tiene quince, los cumplió en mayo.
-¿Cómo es? –me interesé.
-Estatura mediana, pelo largo y rubio sucio, ojos miel. Le gusta nadar –se encogió de hombros.
-Hmm –dije. Era poco lo que me había descrito, pero yo ya me imaginaba una diosa griega caminando en mi jardín.
-No te pongas celosa –puso sus labios cerca de mi coronilla.
-¡No lo estoy! –refunfuñé.
-Por favor, tú eres más bonita, divertida y cariñosa que ella.
-Eso lo dices porque soy tu novia…
-Yo nunca miento –dijo seriamente.
-De acuerdo –acepté.
-Cuando la conozcas verás que es cierto.
-¿A ella no le dolerá verte conmigo? –me preocupé. La razón por la que habían terminado era triste y tal vez ella no lo había superado. Pablo me había conocido y eso quizás lo distrajo, pero a ella probablemente no le sucedió nada parecido. Además, ella había sido su apoyo emocional cuando le dieron a Isabela la noticia del cáncer.

Él tardó un momento en responder mi pregunta.

-Luisa es fuerte. Además, debió haberlo leído en Facebook –contestó y se rió tras ese último comentario.
-Tal vez no es tan fuerte como crees.
-No, sí lo es. Soportará esto.
-¿Y tú soportarás su reacción? –pregunté.
-Sí -afirmó.

Luego nos sentamos en mi jardín para jugar un rato con la mascota de mi tía. Nos tomamos algunas fotografías y él muchas más a mí sola. Después, como traía un lapicero negro en uno de sus bolsillos, tomé una hoja de árbol y escribí un simple “Te quiero”. Él se guardó la hoja y, abrazándome, me dio un beso en la mejilla.



-Malas noticias, Regina –comunicó Bea por el teléfono una hora después.
-¿Qué? –me preocupé.
-¡Te lo juro, Regs!
-De acuerdo, de acuerdo, te creo. ¡Pero cuéntame!
-Antonio.
-Oh, oh –solté.
-Exacto.
-¿Me vas a decir qué pasa con él o jugamos a adivinar?
-¿Quieres jugar?
-¡Bea!
-Lo siento, perdón –rió. Se puso seria-. Ya de verdad, lo que te diré es cierto. Le gustas.
-¿Cómo? Pero, pero… ¿Tú cómo sabes? –comencé a ponerme histérica.
-Tranquila, sabes que no intentará nada. Me lo contó Julio.
-¿Cómo sabe Julio eso? ¿Y cómo sabes que Antonio no intentará nada?
-Pues Julio lo sabe porque es su amigo, y yo porque lo obligué a contármelo. Y no intentará nada a menos que Pablo y tú comiencen a llevarse mal o terminen, por supuesto.
-Eso no pasará –afirmé.
-Lo sé, ¿ves por qué digo que no intentará nada?
-Gracias por contarme –me tranquilicé. No sabía por qué me desesperaba tanto. Quizás porque yo sí me estaba tomando a Pablo en serio.
-¿Para qué somos las DIMBRIM? –rió Bea.



Ese viernes llegó “la familia de Luisa”. Ella era bonita, probablemente no la diosa griega que había imaginado, pero era linda. Se miraba una chica divertida pero reservada y con una bella y tímida sonrisa. Su hermano menor era bajo de estatura, pues era sólo un niño, y con cara inocente, pero dudé de ella. Su hermano de trece años todavía tenía cara de niño pequeño, aunque más serio. Su padre era muy alto. Seguramente tomaron la estatura de la madre, pensé.

Yo, como acosadora profesional, los observaba desde mi ventana, pues en ese momento visitaban a los Abascal. Pablo prometió que me los iba a presentar a todos en el momento apropiado. Él y ella se saludaron con un abrazo; ella muy sonriente, él con un pequeño y dulce recibimiento. Entraron a la casa. Fin de mi observación.

Pasé una hora acostada en mi cama escuchando música. “Breathe Slow” sonaba en mi iPod, una canción relajante para un momento ansioso. Entre coro y coro sonó el timbre.

-¿Pablo? –saludó mi tía-. Adelante, entra. ¡Regina!
-Hola, Papo –salté.
-¡Hola! ¿Vienes a mi casa? Mi mamá preparó unos nachos y otras comidas, me dijo que podías venir si quieres.
-¿Seguro? –pregunté refiriéndome a Luisa.
-Claro –contestó.

Estaba nerviosa mientras atravesaba el jardín de mi novio. Abrió la puerta y la ansiedad se detuvo.

-Hola, ya regresé –dijo él.
-Hola –saludé. Todos me miraron extrañamente menos la familia de Pablo. Isabela me saludó feliz.
-Ella es Regina –me presentó Pablo-. Vive en la casa vecina. Se mudó en diciembre pasado.
-Hola, Regina –saludó el padre. Los hijos balbucearon un hola inteligible y Luisa me observaba.
-Siéntate –me ofreció el papá de Pablo.

Me sentía como un bicho raro, por supuesto, pero sería cortés.

-Luisa, ¿vamos afuera? –le preguntó su ex novio. A mí me dijo lo mismo y los tres salimos.
-¿Estás en el mismo grado de Pablo? –me preguntó Luisa.
-Sí –respondí-. Tú en segundo, ¿no?
-Ajá.
-Luisa… -comenzó Pablo.
-¿Sí? –se volteó con una sonrisa.
-Regina y yo estamos saliendo. Llevamos un mes juntos. Lo sabías, ¿no?

A Luisa pareció detenérsele la respiración.

-Creo haberlo escuchado en alguna parte –dijo.
-Bien –bajó la cabeza él.
-Voy a entrar a comer algunos nachos más –y en seguida se desapareció.
-No lo ha superado, te lo dije –le susurré.
-Han pasado muchos meses ya, Regina, no tengo la culpa.
-Lo sé, pero es que tú me tienes a mí. Ella no tiene a nadie.
-Tampoco me puede tener a mí. Una relación a larga distancia no sirve cuando no eres maduro, y ninguno lo es. Además, yo te quiero a ti.
-Eso lo entiendo, pero a ella debe dolerle.
-¿Y qué puedo hacer yo? Nada –volvió a decir.
-Lo sé.

El viento soplaba fuerte y JellyYogurt ladraba.

-Le gusto a Antonio –solté. No sabía por qué se lo había dicho, pero lo hice.
-¿Cómo? –exclamó.
-Me lo dijo hoy Bea.
-¿Y por qué me lo dices?
-¿No debería? No tenemos que tener secretos, ni uno sólo.
-Cierto –comenzaba a respirar de forma más pesada.
-No te tienes que preocupar –le dije-. Debería darte risa. Tú sabes que yo no estaría con él nunca, y que yo jamás te sería infiel. Tomemos esto como una broma, Pablo.
-De acuerdo –empezó a calmarse.
-Prometámonos algo –le tomé su mano.
-¿Qué? –me miró.
-Cero celos.
-¿Cómo?
-Eso mismo, no habrán celos en nuestra relación, de parte de nadie. Yo confío en ti, tú en mí. ¿Qué te parece?
-Perfecto –sonrió.
-Me encanta tu sonrisa –le confesé.
-Me encantas toda –y nos besamos.



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Yay! TRES capítulos en una semana! Después de haber pasado años sin publicar, aquí el mega regalo entoncees! Ojalá les guste :D Por favor, comenteeeeeeeeen!!! Si comentan me animan, si no comentan me desaniman y las ganas de escribir se van, lo juro. Comenten mucho mucho, aunque sólo escriban "me gustó el cap bastantee" o "no me gustó el cap, tal vez que el otro sea..." es suficiente!!! Con tal de saber su opinión para mejorar :D:D

La idea de que la ex de Pablo regrese la ofreció Vane! Me encantó la idea, de veras :D Ella dijo que fuera "una amiga de la infancia", y eso iba a hacer, pero entonces me acordé de las ex noviaas XD Ven que sí sigo sus recomendaciones?!?!?! POR SUPUESTOO QUE SÍ!! Gracias Vane (: has colaboradoo con la novelaaa!!

El cap está algo más corto que los otros, lo siento, pero es que me echan de la compu.

COMENTEN!!!!!!!!!!

El Formspring.me de APM(: (hecho desde hace varias semanas pero sin utilizar) está abierto!!! ¿Qué rayos es eso? Sirve para que me pregunten anónimamente o con autor LO QUE QUIERAN. Está justo debajo de mi información de perfil, aquí a la derecha del blog. Sino sólo métanse a: http://www.formspring.me/apinkmandarina Anímense a preguntar de todo :D:D

Gracias por los premios que me dan! Qué lindo saber que les gusta el blog (: Gracias por seguirme también!!

Pásense a mi otro blog, siempre está abierto ^^ acabo de subir test hahaha Y le cambié imageen! El header si que no me gusta, pero ya veré cuándo lo cambio... D:

Subo nuevo capítulo en cuanto pueda.


Besos y mandarinas,
APM(: