Esa noche casi no pude dormir. Mis pensamientos revoloteaban como palomas en una iglesia. ¿Qué pensaba? Pensaba de todo. Pensaba en mi familia, en mis antiguos amigos, en mis nuevos amigos, en Pablo y en Isabela. Esa niña… la que yo había considerado tan estresante e inmadura. Ahora me daba cuenta que esa era la imagen que yo misma había creado de ella, sin que ninguno de sus actos lo justificara. Esto me enseñaría que ese dicho “No juzgues a un libro por su portada” era completamente cierto.
Después volví a pensar en mis antiguos amigos. Cada día me daba cuenta la falta de interés que demostraban por mí. Mi celular no tenía saldo, y odiaba hablar desde el teléfono de la sala, así que estaba más que incomunicada, pues mi tía no tenía computadora u otro medio de comunicación. Pero ellos sí tenían saldo y teléfonos en su casa. Podían hablarme cuando quisieran. La tristeza me inundó cuando pensé esto, y de pronto sentí vacío el corazón. Daniel tampoco se preocupaba.
Era la una de la mañana cuando, de pronto, mi celular comenzó a vibrar y sonar. Lo cogí de la mesita de noche y leí el identificador de llamadas. “Gaby TORPE” decía. Era Gabriela, una de mis amigas de la ciudad. No podía creerlo. ¡Daba miedo pensar que hace solo un momento había pensado en esto! Presioné el botón de contestar y saludé.
-¡Hola! –me dijo entusiasmada ella-. ¿Cómo estás? ¿Estabas durmiendo? Lo siento, los chicos y yo estamos en la casa de Sebas. ¿Puedes creer que mi mamá se creyó la mentira que iría a casa de Jimena para estudiar y me quedaría a dormir ahí? Pobre, ¿verdad? Si supiera que en este momento estamos tomando cerveza –oí muchas risas al otro lado del teléfono-. Los chicos te mandan saludos.
-¿En serio? Oh, chicos, vivir aquí es horrible. Es cierto que hay personas muy buenas… pero de todas formas no es como casa. Ya había creído que se habían olvidado de mí.
-¿Bromeas? –me dijo-. ¿Cómo nos olvidaríamos de ti? Espera, Daniel te quiere hablar.
Mi corazón dio un salto ahora.
-Hola, linda –me saludó-. ¿Cómo te va?
-¡Hola, Dan! Pues la verdad no muy bien. Y hoy me enteré de una noticia terrible; mi vecina de nueve años tiene linfoma y…
-Oye, oye, tranquila, que no tenemos toda la noche –me interrumpió bruscamente-. Espera, ahora te quiere hablar Sebas.
-¡Hey! ¿Qué tal? –preguntó Sebas. Sebas era, con Daniel, los dos chicos más codiciados de nuestra edad-. No puedo creer que te estés perdiendo la fiesta, Regs. Y no creas que tomamos cerveza, nosotros somos más finos. ¡Alcohol pero de la mejor clase! –“sí”, pensé. “Se nota que ya están algo pasaditos de copas…”.
-No tomen tanto, chicos. Mañana no resistirán ir al colegio –escuché una carcajada y luego Gaby volvió a tomar el teléfono.
-¿Bromeas? –Comentó con una risa-. ¿Quién irá al colegio mañana? Solo tú, Reggie –y siguió riéndose-. Bueno, vamos directo al grano. Me preguntaba si podías prestarme tus medias magenta, las texturizadas. ¿Me las podrías mandar con alguien? ¡Me urgen!
No podía ser cierto. No me llamaban solo para pedirme algo prestado, ¿verdad? Mi corazón volvió a romperse.
-Sí… Si consiguió con quien mandártelas, claro, por supuesto…
-¡Qué bien! –dijo-. De acuerdo, entonces. Oye, ya se me acaba el saldo. ¿Nos hablamos otro día?
-Pero, pero… No me llamaste solo para esto, ¿no es así? Seguimos siendo las mejores amigas, ¿verdad?
-¡Por supuesto, Regs! Me tengo que ir… ¡Adiós! –y colgó. Pero antes de colgar, escuché que le decía a los otros chicos: “…ya va Regina con sus cursilerías…” y muchas carcajadas de grupo. Maldije a todos esos chicos y me dormí llorando.
La mañana siguiente fue muy fría. La semana se acabó, y llegó el deseado fin de semana. Era increíble pensar que, a pesar que solo habían transcurrido dos semanas de colegio, el descanso era pedido a gritos.
Yo, como de costumbre desde que me mudé aquí, no tenía nada más que hacer que ayudar a mi tía con los quehaceres y trabajos de la casa. Pero de pronto se me ocurrió llamar a Bea y Marcela; desde el viejo aparato de la sala, claro. Quedamos en que me recogerían e iríamos al “centro comercial” de esta pequeña ciudad-pueblo. Sería un día de chicas.
Subí a mi habitación y me puse una vestidito blanco un abrigo de lana gris, y unas medias turquesas por debajo. También unos collares. Cogí una bolsa y mi cámara.
-¡Regina! –escuché un grito fuera de la casa, seguido de la bocina de un carro. Salí y me encontré con Bea abriendo la cerca.
-¡Hola, Bea! ¿Qué tal? –nos saludamos de beso.
-Súper. ¿Y tú? –en ese momento también Marcela salió del carro.
-¡Hola, chica! ¿Nos vamos? –y nos “montamos” en el auto.
El centro comercial era muy pequeño. Apenas tenía dos pisos. Pero era suficiente, a decir verdad. Era como un mega mall en chiquito; tenía todas las necesidades de las personas y aprovechaba espacio. Nos dirigimos al área de comida, pues aunque apenas eran las diez de la mañana, Marcela tenía hambre. Dijo que no había desayunado.
-¿Saben, chicas? Mi mamá me regaló un gancho para el cabello hermoso. Es verde, gris y negro, por lo que combina muy bien con mis ojos –dijo Marcela, presumiendo de broma sus ojos, moviendo las pestañas.
-Lo sabemos –murmuró Bea, poniendo los ojos en blanco-. No has parado de presumirlo toda la semana, presumida –y nos pusimos a reír.
-Yo lo que más necesito, y en verdad con urgencia, es una dosis extra grande de tecnología. Mi tía es una anticuada, no tiene ni televisión. ¡Me urge una laptop! –comenté.
-¿Y por qué no vienes a alguna de nuestras casa? –Ofreció Marcela-. Ves, Bea, no soy tan presumida y mala persona como dices.
-Una laptop la ofrece cualquiera –siguió bromeando Beatriz-, pero es cierto, ven a nuestras casas cuando quieras, Regina.
Ahora nos dirigíamos a las tiendas. Las chicas me dijeron que había una cuya especialidad era los lentes de sol, y todos eran de marcas originales. Por lo tanto, muy caros. De todas formas fuimos a ese local.
-Oye, Regs –dijo Marcela-. ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro.
-De pronto esta semana has estado… bueno, rara. Triste, mejor dicho –esperó un segundo-. ¿Por qué?
-¿Triste? ¿Yo? ¡Para nada! –me reí falsamente.
-A nosotras no nos engañas, chica –sonrió Bea.
Así que mi tristeza por lo del lunes se había notado hasta en la clase. Me inventé una excusa rápidamente, pues no quería hablar de esos “amigos”.
-Ah… Sí, claro. Lo que pasa es que… Lo que pasa es que mi tía me contó lo de Isabela –les puse como justificación. Luego me arrepentí, pues no sabía si ellas ya lo sabían. Pero sería tonto si no, por lo que me relajé.
-Ah –dijeron las chicas, y pusieron caras serias-. Sí, es algo horrible. Pero ella es muy fuerte, y le ha dejado claro a todas las personas que conoce que no quiere verlos tristes, sino disfrutar con ella cuando estén junto a ella. Es tan valiente –la que dijo esto fue Bea.
-A mí me da tristeza la familia entera, también. Pobre Pablo. Era unos de los chicos más inteligentes de la clase y casi sin esfuerzo. No era un estudioso, sino simplemente inteligente. Y me imagino que sigue siéndolo, pero todo esto le ha hecho tener la cabeza en otro lado, por lo que ahora ya no presta atención a lo que hace –comentó Marcela.
-¿Ahora saca malas notas? –pregunté con interés.
-No tanto, pero a comparación con sus antiguas calificaciones, ha bajado mucho. Ni siquiera logró un 75 en el último examen final que tuvimos de matemática, y eso que esa materia es su fuerte –explicó.
-Ya veo… y… Olvídenlo.
-¿Qué cosa? –intuyeron.
-Es que… ¿Es por eso que también se muestra muy distante de mí? –la preocupación se mostró en mi rostro y voz. ¿Por qué me preocupaba tanto sobre este tema? ¿De verdad era tan ególatra que no soportaba que hubiera alguien que no me quisiera?
-¿Distante? Yo no me había dado cuenta –admitió Bea-. Pero debe ser por eso. Antes era mucho más social y divertido. No es que ahora no lo sea mucho.
-¿Por qué te interesa? –preguntó Marcela. Genial, la pregunta que no quería responder-. No te gusta, ¿verdad?
-¿Gustarme? No, para nada –eso era cierto… ¿verdad?-. Es sólo que quería saber.
-Ahora que hablamos de gustos, ¿Santiago te gusta? –se apresuró Bea.
-No me gusta –dije yo-. Pero me parece muy atractivo. Tampoco me molestaría llegar a algo más con él, a decir verdad –me encogí de hombros.
-¡Pues lo tienes prohibido! –Rió Marcela-. ¡Le encanta a Bea!
-¿Es eso cierto? –me dirigí a Bea con una gran sonrisa.
-Sí, así es. Y tenía miedo que a ti te gustara. Aunque no debería importarme, pues Santiago nunca se fijaría en mí. Pero en cambio a ti te mira como si fueras el último chocolate en la tierra –se entristeció.
-¿Bromeas? –intenté tranquilizarla-. ¡Eso no es cierto! Tal vez podría haber parecido que yo le estaba coqueteando, pero no fue mi intención. Además, si alguna vez llega a hacerme caso, lo mandaré por el desagüe.
-¿Te atreverías? –me preguntó, ya con más ánimos.
-Si es por ti, ¡por supuesto!
Ya eran las cuatro de la tarde. Nos pasamos en el centro comercial mucho tiempo, pero luego nos fuimos a un parque. A esa hora organizamos rápidamente una pijamada en mi casa. Las chicas llamarían a otras de la clase, y todas nos juntaríamos a las siete de la noche. Llevarían comida y bolsas para dormir. Me fueron a dejar a la casa para comenzar con los arreglos, y cuando entraba por la cerca escuché un saludo.
-Hola, vecina.
Pablo estaba en el patio de su casa. Llevaba un sudadero verde musgo que le iba muy bien.
-¿Pablo? Hola, ¿cómo estás? –le respondí su saludo.
-Bien, gracias –esta tarde se miraba muy feliz. Era raro hablar así de alguien, como si tuviera problemas de personalidad. Pero Pablo al menos tenía una excusa. Además, sabía que si lo conocía mejor me daría cuenta de cómo era en realidad-. ¿Y tú? Que bonito vestido. Que bonito abrigo, medias y todo lo demás, también.
-¡Gracias! Yo estoy muy bien. Acabo de regresar del centro comercial y el parque; estuve todo el día afuera con Bea y Marcela. Es mas, estaré toda la noche con ellas y otras chicas. Aunque creo que debería pedirle permiso a mi tía antes… Haremos una pijamada.
-¿Pijamada? Genial –sonrió. Tenía una sonrisa muy bonita.
-Así es –sonreí también-. Te invitaría, pero no eres una chica. ¡Lo siento! –bromeé.
-No te preocupes, soportaré espiarlas desde mi habitación con mis binoculares –debí haber puesto tal cara, que agregó-: es una broma, Regina.
-Oh, sí, lo siento. ¿Está Isabela en la casa? Ella sí puede unirse –ofrecí.
-¿En serio quieres tener a mi hermana contigo? Creí que no la soportabas.
-¿No soportarla? –Hice una cara fingida de sorpresa-. ¡Claro que la aguanto!
-Bueno, si quieres puedes pasar a invitarla. O la llamo yo, como quieras.
-Creo que la invitaré yo misma…
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Hola! Gracias por dejar comentarios! No creo que pueda publicar hasta el viernes, pues me voy a El Salvador mañana!!
Respecto a los comentarios, me han sugerido que agregue más acción, que publique más rápido y que agregue vampiros y licántropos a la historia. Y NO me ofendí, tranquila! Veré como puedo arreglar lo de la acción, pero es que en realidad la historia es como de no-tanta-acción. Y con lo de publicar más rápido, no sé si podría publicar dos capítulos por día. Hasta ahora he publicado uno por día (a excepción del domingo; no estuve todo el día en mi casa). El otro problema es que el 18 de enero comienzo el colegio, y me será más difícil escribir, pues intento hacer lo capítulos de por lo menos 4 páginas de Word, si no son 6. Y con lo de agregar vampiros y licántropos, muchas gracias por sugerirlo! Pero no creo que lo haga :S al menos no en esta historia! Quería cambiar un poco sobre lo que está tan de moda ahorita, que es escribir sobre esas "criaturas". Me encanta twilight, pero prefiero seguir con mi historia con personas humanas XD pero igual agradezco que me lo sugirieran!! sigan así :D y ya chequee muchos blogs de esos y me encantan; ya soy hasta seguidora :D
NOTA IMPORTANTE: Cambié el nombre de Santiago, el amigo del antiguo grupo de Regina (Grupo X) por SEBASTIÁN, para no confundirlo con el Santiago que acaba de conocer en el nuevo lugar.
Gracias por entrar a Luz bajo las sombras! Y no olviden mi otro blog.
4 comentarios:
sssoii la priimeraaaa! yeeiiyy yei!
woooo netaa qee si sabess escribirr! lo haces muuyy biennn!
&& te comprendoo un ccchorall qon eso de no qereer ponerr vampiross y esoo.., ezqee netaa ya ahy muxhos de esoos! ahy qe ser origis no?' =)
bnoo te cuidass muxhooooo<3
pasatee al miooo!
http://theabductionsymphony.blogspot.com/
jajajajaja.. sigue tu historia como la estas haciendo es muy linda.. :-) que bueno que pablo hablo con regina.. :-P espero que sean amigos... bueno espero el siguiente cap.. chau cuidate...
HolA!!
Aqui pasando de nuevo he bueno pues este capitulo me gusto muchisimo hehe y ps espero sigas asi esa muy buena la historia y ps nada mas eso gracias por tus comens bye:)
Acabo de emepezar a leer tu blog, asi que mi comentario [si es que lo lees] estara un poco pasado, pero NO agreges lobos o vampiros. Simplemente no iria con la historia, la cual por cierto me encanta :)
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