Volví a salir por la cerca, y caminé por la orilla de la carretera que estaba de por medio entre nuestras casas y un terreno grande, algo seco y con árboles, lo mismo que nos rodeaba a los lados hasta llegar a la entrada de la pueblo. El colegio quedaba al lado opuesto del pueblo, o sea, “más cercano” a Pablo que a mí, aunque fueran solo unos cuantos metros de distancia.
Pablo me abrió su cerca y nos saludamos con un beso en la mejilla. Dijo que me acompañaría a entrar.
La casa de Pablo era un poco más grande que la de mi tía, y la decoración era muy bonita. Tenían muchos cuadros y las gradas no estaban enfrente de la puerta principal, sino a un lado de la cocina, comedor y sala. Me dio un pequeño recorrido y luego me instó a subir. Llegamos al piso de arriba, donde había una pequeña sala familiar, un baño y tres cuartos. Tocó la puerta del primer cuarto a la izquierda. Mientras, pensaba en que era algo hipócrita decir que nunca me había molestado Isabela, justo después de enterarme que estaba enferma. Pero lo que estaba haciendo era algo muy bueno, así que me olvidé de lo otro.
-¿Isa? –preguntó. Abrió la puerta y nos encontramos con Isabela sentada en el suelo, y millones de calcomanías por todos lados. Su cuarto era de todos colores. Su cama se miraba muy cómoda, y tenía una gran librera. Me fijé en las calcomanías-. Isabela colecciona cosas –explicó Pablo-. Desde stickers hasta conchas de mar.
-¿Ah, sí? ¿Desde cuándo te gusta hacer eso, Isabela? –Le pregunté.
-Hola, Regina –me saludó. A mí se me había olvidado hacer eso-. Desde hace mucho tiempo. Amo las que son de edición especial –me sonrió, señalando algunas de tantas calcomanías.
-Oye, ¿y no te gustaría dejar eso para otro día y venir a una pijamada a mi casa? Me puede ayudar con algunos de los preparativos.
-¿Pijamada? ¡Genial! –Se levantó rápidamente y corrió a su clóset-. ¡Pablo! ¡Bájame el sleeping bag!
-Tranquila, tranquila –le dijo, y luego me miró a mí-. Gracias por desatar el huracán.
-No hay de qué –le contesté riendo.
Guardamos otras cosas que Isabela podría necesitar, y luego salimos de la casa directo a la mía. Pablo se quedó en la puerta, pero lo invité a pasar diciéndole que todavía no había llegado la hora de la pijamada para chicas.
-¡Me encanta tu casa! –Exclamó Isabela-. Ya había venido antes, para visitar a tu tía. Pero es la primera vez que tú me invitas.
-Lo siento si no lo hice antes –me disculpé-. Pero ahora ya sabes que puedes venir cuando quieras. Si quieren, dejemos estas cosas arriba y luego bajemos a preparar un poco de comida, ya que las chicas traerán más. Mi tía no está en la casa, regresará más tarde.
Llegamos a mi cuarto, y me dio pena ver que estaba muy desordenado. Isabela no permitió que Pablo entrara, y eso me dio mucha risa, porque luego me dijo que era porque su madre le había prohibido estar en el cuarto de una chica con chicas, pero que ella seguí sin entender por qué. ¿Risa? Fueron mas bien carcajadas.
-¡Qué bonito cuarto! –parecía que a Isabela le gustaba todo en la casa.
-¿Te gusta? Eso es bueno –le sonreí. Dejamos la bolsa para dormir y las otras cosas y bajamos.
-Muy bien –comencé a decir-. ¿Qué preparamos?
-BROWNIES –comentó entusiasmada Isabela.
-No, ya comiste demasiado chocolate –le prohibió Pablo-. Mejor algo como… frutas o algo así, Regina. Este monstruo no las dejará dormir si sigue comiendo tanta azúcar.
-¿Monstruo? ¡Pero si soy tu Star Catcher!
-¿Star Catcher? –pregunté. Pablo enrojeció.
-Sí, sí –me explicó Isabela-. Y él es mi Care Be... –no pudo terminar, porque Pablo le tapó la boca.
-Suficiente por hoy –dijo su hermano rápidamente-. Entonces, ¿qué prepararás? ¿Te ayudo en algo?
-No tan rápido –dije-. ¿Star Catcher? ¿Care BEAR? ¡Exijo saber qué significa!
-No es nada –se sonrojó Pablo, de nuevo.
-¡Yo te explico! –gritó Isabela, liberándose de Pablo y corriendo a donde no la podía atrapar-. Él me llama Star Catcher, que significa Receptora de Estrellas, porque soy una niña que ama coleccionar cosas y pide deseos todo el tiempo. Y él es mi Care Bear, porque es suavecito y dulce como un osito cuando quiere –y en ese momento se tiró una carcajada, al igual que yo.
-¡Cállense! –gritó él-. ¡No es gracioso!
-¡Care Bear! ¡Care Bear! –comenzamos a molestarlo. Pablo estaba tan rojo que parecía que explotaría en cualquier momento.
-Basta, o Isabela no se queda –amenazó.
-Ni que tuviera que tener tu permiso –le contestó ella-. Mamá me dejará de todas maneras.
-Aun no hemos llamado a mamá para que te deje, yo soy el que va a intervenir para que te puedas divertir esta noche.
-¡No es justo! –suspiró-. De acuerdo, no te molestaremos más… Care Bear.
Me volví a reír a carcajadas. Pablo se acercó a mí y, muy, muy cerca, me dijo:
-No te atrevas a decir algo de esto en la clase –su aliento olía delicioso. Sus ojos eran de un todo muy intenso, y su nariz se miraba más perfecta de cerca.
-De acuerdo, de acuerdo –le aseguré, riéndome todavía-. Juro que nada de esto saldrá de mi boca, Care Bear –Isabela volvió a reír, Pablo hizo un pequeño mohín y luego salió de la casa.
Con Isabela ordenamos mi habitación y preparamos los brownies que tanto quería, pero los hicimos bajos en azúcar. Las chicas llegaron puntuales, con pizza casera, ensalada, bolsitas de papas, gaseosas y dulces.
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Hola! Publico el capítulo seis por separado porque no me deja publicar todo junto :S
1 comentario:
Ame este capitulo porque Regina & Pablo se acercan :)
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