Melinda Haynes dijo:

"Forget all the rules. Forget about being published. Write for yourself and celebrate writing".


Seguiré el consejo de Melinda Haynes.

26 de diciembre de 2009

2

CAPÍTULO SEIS. La pijamada. [Parte DOS]

-¡Qué montón de comida! –exclamó (lo que había llevado haciendo el día entero) Isabela.

Las chicas la miraron, pues no sabían que ella iba a estar ahí. Pero la querían, por lo que no les importó nada.

A la pijamada llegaron Bea, Marcela, Mari, Daniela e Inés, otras de la clase. Subieron a mi habitación y comenzaron a ordenar sus cosas. Mi tía ya estaba enterada de la pijamada, pues la llamé un rato después que Pablo dejó la casa.

-Es increíble que en este cuarto tan pequeño podamos entrar todas –comenté.
-¡Si supieras el tamaño del cuarto de Bea! –Rió Mari-. Una vez estábamos como diez chicas metidas en él, casi no se podía respirar.
-¿En serio? Me hubiera gustado estar ahí –sonreí-. ¿Quieren brownies? Isabela y yo los preparamos.
-¡Claro! –dijeron todas, y luego felicitaron a Isabela diciéndole que le habían quedado deliciosos. Era cierto, en realidad.
-Bueno, ¿qué quieren hacer primero? –les pregunté.
-Traje unas revistas… Pero creo que antes oiremos lo que Bea nos quiere contar sobre Santiago –dijo Marcela levantando las cejas.
-Bueno, bueno, tranquila –le reclamó Bea.
-¿Santiago? –preguntó Isabela.
-Santiago es un chico de nuestra clase que le gusta a Bea, Isa –dijo pícaramente Mari.
-¿Cómo es?
-Es alto, tiene pelo castaño, es musculoso… Tiene quince años –le contesté.
-¿Quince? –Preguntaron las chicas, al unísono.
-Santiago tiene dieciséis años, Regina –me explicó Daniela.
-¿Ah, sí? Creí que quince, como todos.
-No, el perdió año en cuarto grado –me contaron.
-Al menos eso me ha ayudado a hablar más con él –suspiró Bea.
-Bien, bien, ¿nos contarás o qué? –intervino Inés, que había estado muy callada viendo algunas de las revistas pero decidió poner más atención a la conversación.
-¡Pero si no es nada importante! Marcela exagera todo. Lo único que pasó es que me lo encontré cuando llegamos a tu casa, Daniela, y salí a comprar los dulces a la tienda que quedaba más cerca. Estaba en la acera, fumando con sus amigos.
-¿Y qué te dijo? ¿De qué hablaron? –me interesé.
-Los saludé, obviamente, pues son nuestros amigos. Ellos me devolvieron el saludo y Santiago me preguntó si quería quedarme.
-Y la gallina de Bea, claro, le dijo que no, que estaba ocupada –se mostró molesta Marcela.
-¡Pero si era cierto! –Se defendió Bea-. Además, odio el humo de los cigarros y no me iba a sentar con ellos como si fuera adicta a eso.
-Estoy de acuerdo –la apoyó Inés-. No hubiera sido bueno si alguien te hubiera visto con ellos… ¿Habían chicas?
-No, ninguna.
-¡Con mayor razón para alejarte! –exclamó Inés.
-Ay, por favor –dijo Mari-. Son amigos del colegio, ni que la fueran a violar o algo.
-¡Exacto! –Continuó la mejor amiga de Bea, o sea, Marcela-. Vamos Bea, sé que debería decir que hiciste bien al alejarte pero… te mueres por él y perdiste una gran oportunidad.

Estas chicas se me hacían cada vez más a mi antiguo grupo… Me puse a pensar… ¿Qué pasaría si…?

-Yo digo que debiste haber hablado un poco más con él, Bea, pero tampoco para quedarte ahí toda la noche –di mi punto de vista.
-Hm… pienso lo mismo –comentó Daniela.
-Yo pienso que todas están locas –intervino Isabela, que se había mantenido muy calladita a pesar de toda el azúcar que llevaba ingerida.
-Pues no pasó nada y punto –terminó Bea.
-Oigan, chicas –cambié de tema-. ¿Acaso en este lugar nunca hay fiestas?
-¿Fiestas? Claro, ni que viviéramos en una cueva. Lo cierto es que no hay muchas que sean seguras, y la mayoría son muy malas –me contestó Marcela-. ¿Por qué?
-Porque hace mucho que no voy a una, y ya me está afectando.
-Podríamos planear una, de todas maneras –continuó-. Podemos hacerla en la casa de cualquiera de nosotras.
-Eso sería ¡increíble! –grité.
-¿Yo también podría ir? –rogó Isabela.
-Bueno, si Pablo te cuida… Es una broma, puedes venir pero solo con el permiso de tus padres –le expliqué-. Además, te juro que alguien de tu edad se moriría de aburrimiento.
-Si cómo no. De todas formas, voy a pedir permiso.
-¿Quién ofrece su casa, para empezar? –preguntó Mari.
-Mis padres estarán fuera el próximo fin de semana –dijo Daniela-. Pero no creo que sea posible que podamos hacerla ahí…
-Está la mía –ofreció Bea-. Pero es pequeña, y no creo que solo vayan a llegar diez personas.
-La mía no está para nada disponible –continuó Marcela-. Con los gemelos, no podremos tener el volumen a más de nivel 3. Aunque tengan cuatro años aguantan mucho tiempo despiertos, pero mi madre no querrá.
-¿Y si la hacemos en esta casa? –pregunté-. Primero le tendría que preguntar a mi tía, claro, y aunque la casa no es muy grande, está el jardín.
-¡Qué esperas! ¡Ve a preguntarle! –me presionaron.

Bajé al teléfono de la sala. Mi tía todavía no regresaba de la reunión son sus amigas que había tenido ese día. Pero antes de marcar su número, sonó el teléfono.

-¿Aló?
-Hola, eres tú, Regina, ¿verdad? Soy la mamá de Isabela. Mira a este Pablo, dejándola ir así como así. ¿Está por ahí ella?
-Ah, hola señora. No, está en el piso de arriba. ¡Pero no se preocupe! Aquí está bien cuidada.
-Claro, lo imagino. E imagino que estará ocupada. Bueno, si quiere algo, dile que me llame.
-De acuerdo –dije.
-Buenas noches.
-Buenas noches, hasta mañana –me despedí.

Después marqué el número de mi tía y le pregunté por lo de la fiesta. Subí a mi cuarto y me quedé en silencio, para crear suspenso.

-Tardaste miles –me replicó Marcela-. ¿Qué dijo?
-Dijo… ¡que sí!
-¡Tu tía es increíble! –Exclamó Daniela-. No sé por qué siempre dices que es anticuada y todo eso.
-De seguro me dio permiso para mantenerme a gusto, me imagino. Pero es genial, ¿no?
-Más que genial –afirmaron todas. En ese instante comenzamos a hacer los preparativos, decididas a crear las mejores de las fiestas. Sería el próximo fin de semana, el sábado. Estarían invitados todos los de nuestro grado, la mayoría de los mayores y algunos de los menores. La emoción de una fiesta cercana comenzaba a afectarme, ya hacía muchísimo que no iba a una. Y de pronto, el mismo pensamiento que tuve cuando pensé que estas chicas se parecían a mi grupo respecto a algunas opiniones que tenían volvió a aparecer. ¿Qué pasaría si… un nuevo grupo nacía entre nosotras? Podría ser solo de chicas, para contarnos chismes y eso. También podríamos incluir chicos cuando fuera necesario. Pero cuando fuéramos solo chicas, seríamos más íntimas, amigas de corazón. Seríamos las DIMBRIM o algo así… por nuestras iniciales, claro. Pero pensé que mi idea tendría que esperar antes de decirla en voz alta.



La pijamada fue genial, sin duda alguna. Pero llegó la mañana y nosotras, sin haber dormido ni una pizca (incluso Isabela), salimos medio vestidas y medio empijamadas al jardín. Ya era media mañana, y habían llegado por Daniela, Inés y Bea. Marcela y Mari fueron recogidas poco después, y yo me quedé con Isabela. En eso escuché un “clic” a mi lado. Era Pablo, que con su cámara Canon acababa de tomarme una fotografía.

-¡Buenos días! –saludó. Llevaba un pants gris y una camiseta en V azul, con unas sandalias cafés muy informales pero cómodas.
-Hola, Care Bear –le dije. Quitó de repente su gran sonrisa-. ¡Vamos! ¡Era una broma!
-Hola, Pablín –le saludó su hermana-. ¿Por qué nos tomas fotos?
-Solo les tome una, para sorprenderlas. Julio está a punto de venir por mí. Me acompañará a tomar algunas fotografías por todas partes –explicó. Julio era uno de los chicos con quien se juntaba. Era moreno, de pelo un poco rizado y oscuro. Apuesto como él, pero no tanto.
-¿Qué no puedes ir solo? –me burlé-. Aw, ¡el nene necesita de su mejor amigo para ir a tomar fotos!
-Claro que no –se defendió-. Lo que pasa es que después iremos a la casa de Adriana, y como no he sacado mi licencia. Dichoso Julio, él cumplió dieciséis hace pocos días y rápidamente lo llevaron a hacer el examen.
-¿Y a qué van a la casa de Adriana? –pregunté. Adriana era otra amiga, rubia y muy divertida.
-Bueno, a divertirnos.
-Ay, que obvio –le contesté-. Oye, el otro fin de semana las chicas y yo daremos una fiesta aquí en mi casa. Estás invitado, no hubo manera en que lograra quitarte de la lista –fingí.
-Ya veré si tengo mi agenda libre –dijo el muy engreído, y luego nos reímos.
-Mejor si no puedes venir –murmuré en broma.
-Terminemos ya con esto –exigió Isabela-. Vamos a dar una fiesta y estás invitado.
-Vaya, no sabía que tú estabas incluida en el “las chicas y yo” –se sorprendió Pablo.
-Pues ahora ya lo sabes. Voy a entrar a bañarme. Les sugiero que hagan lo mismo, los dos apestan –dijo Isabela, saltándose mi jardín para ir al suyo.
-Que dulce hermana –me dirigí a Pablo.
-Como un algodón de azúcar –suspiró-. Y no sé tú, pero yo ya me bañé. Es solo que tengo esta ropa para estar más cómodo.
-Se nota que estás bañado –apunté-. En cambio yo… bueno, ya sabes. ¿Desde cuándo tomas fotografías? Que linda cámara.
-Gracias. Desde hace algunos años, tal vez comencé a los ocho con fotos feas y para nada profesionales. Aunque mi afición fue quizás antes, porque cuando era pequeño solo vivía pidiéndoles a mis padres y a Santa que me trajeran cámaras, sin saber que todas eran de juguete, claro. A los doce comencé a trabajar con cámaras más profesionales. Un año después mis padres me inscribieron en un curso, y lo aproveché de veras. Volví a asistir a otro hace un año y ahora, a los quince, aquí me tienes. Me regalaron esta que ves aquí la navidad que acaba de pasar.
-Qué increíble… Vaya, qué montón de tiempo. ¡De veras te gusta! Y la cámara se ve fabulosa –dije-. Yo no tengo ninguna afición como esa –admití.
-Para algo eres buena –me animó.
-Sí, para hacerle la vida imposible a mi madre y a mi hermana.
-¿Tan mala eras? –preguntó.
-Pues… sí, algo.
-¿Sabes? No creo que seas tan mala como dices. Puede ser que hayas sido rebelde y todo lo demás, pero si no fueras algo “buena”, ni siquiera te juntarías con las chicas y menos con Isabela. Tal vez lo único que necesitas son amigos de verdad.
-Eso mismo pienso –confesé.
-¿Tus amigos allá no eran buenos amigos?
-Estando aquí me he dado cuenta que no.
-Lo siento mucho –dijo Pablo. Esperó un minuto, se hincó y tomó una fotografía. Era un pequeño insecto sobre una hoja de arbusto-. ¿Y tu padre? –se interesó al levantarse-. No lo mencionas… No respondas si es incómodo –agregó rápidamente.
-¿Mi padre? –respiré profundo, viendo a otra parte. Luego lo miré de frente, diciendo-: falleció. Hace dos años, problemas de corazón.
-Lo siento muchísimo, Regina –se acercó, dejando la cámara de un lado. La separación de nuestros jardines estaba de por medio, pero eso no evitaba que se acercara lo más que pudiera-. Qué horrible.
-Sí, mucho –conté-. Murió el 29 de noviembre.

Pablo estuvo callado un momento, y luego bajó la cabeza.

-¿Pasa algo? –le pregunté.
-Nada, nada –dijo, levantando la cabeza. En eso un carro negro se acercó, se parqueó enfrente de la casa de Pablo y Julio salió del asiento delantero. Llevaba unos lentes de sol y audífonos puestos. Se miraba muy bien, como todos en ese grupo de chicos y chicas.
-¿Listo, amigo? –dijo casi gritando, pues los audífonos le impedían notar que no estaba hablando con un volumen normal-. ¡Ah! Hola, Regina. ¿Qué hay?
-Que gritas mucho, Julio, eso hay –le contesté riendo.
-¡Oh! ¡Lo siento! –se disculpó sin parar de gritar.
-Bueno, creo que me voy –se rió Pablo-. Nos vemos después –guiñó un ojo y salió de su cerca. Pero no subió al auto, sino que él y Julio se pasaron al otro lado de la carretera, al terreno inmenso, propiedad de nadie, con árboles y arbustos y tierra.
-Adiós –les dije, y me entré a la casa a ver el cuaderno de mi padre.



____________________________
Aquí está la otra parte! Tuve que publicarlo separado porque no me dejaba todo junto... Bueno, ojalá les guste! Y la subí sábado como les dije :D aunque haya sido a las 11:30 :P pero miren que les dejé un mega capítulooooooooon! hahaahah
Qué creen que pasará en la fiesta? Porque no todo será bueno... Comenten!! Adiós!! Por cierto, ya no estoy tan enferma :D

BAD NEWS: Pablo, el niño de 12 años que estaba grave, murió hoy en la noche. A rezar por él y su familia.

2 comentarios:

Marcy dijo...

Hola!!
Bueno ps aqu pasando a ver los caps estan muy buenos he ya me eh quedado en suspenso haha bueno ps nos vemos y siento muchoo lo del niño nos vemos bye:)

Amanda; dijo...

OH siento mucho lo del niño Pablo, si a rezar por el Que andes bien, y como que no todo lo que pase sera bueno? ;D