El resto de la semana fue bastante tranquilo. Llegué a conocer más a fondo a Marcela, Bea, Mariano, Rodrigo y Mari, pero yo nunca les contaba demasiado de mí. Descubrí que a Bea le gustaba le leer y escribir. Siempre ganaba todos los concursos de literatura. Marcela era una artista nata. Dibujaba y pintaba hermosamente. Además, era muy creativa para cualquier situación. Mariano era una persona muy sociable. Conocía a casi todos los chicos del colegio y era amigo de ellos. Conversaba con los profesores como si fueran amigos de toda la vida, y hacía lo mismo con cualquier persona que se le atravesara. Mari era una amante de los animales; su sueño era convertirse en bióloga marina, pues le fascinaban los acuáticos. Rodrigo hacía deporte muy seguido y era bueno para cada uno de ellos. El talento le escurría por los tenis.
En la semana también socialicé más con el resto de la clase; ellos me buscaban. Pero con el único con quien no lograba hacer conversación era con Pablo. A veces se miraba triste como el primer día que lo conocí; otras veces era el alma de la fiesta en la clase. Me fue muy fácil iniciar plática con su grupo de amigos, pero él siempre se mantenía distante de mí. Como imaginan, mi mente no había dejado de ser superficial y orgullosa luego de cinco días, por lo que me sentía indignada al saber que él no sentía ni una pizca de curiosidad por mí como todos los demás lo hacían.
Le resté un poco de importancia, pues un chico bastante atractivo se mostraba interesado en pasar su tiempo conmigo. Era un poco más alto que Pablo, su pelo era entre castaño y rubio y tenía un cuerpo atlético. Destilaba cierto aire arrogante, pero ya estaba acostumbrada a lidiar con chicos así. Hacía bromas por cualquier cosa que pasara, y todos en la clase se reían como si lo que hubiera dicho en verdad hubiera sido gracioso. Yo también lo hacía, pero para que no me excluyeran. También detecté que este chico era un poco intolerante, como si tuviera problemas de ira o algo así. Pero qué sabía yo. Se llamaba Santiago y se sentaba a tres escritorios del mío.
-Hola, Regina –fue la frase con la que lo conocí mi segundo día en el colegio-. ¿Qué tal?
-Hola –saludé algo sorprendida, pues no sabía que era él quien me hablaba hasta que volteé-. Bien, gracias –debió notar cierta duda en mi rostro, pues rápidamente se presentó.
-Soy Santiago. De seguro ya me habías visto, ¿no? Bueno, ¡quién no! –rió, refiriéndose a su altura.
-Sí… quien no –reí falsamente, pues no sabía qué más decir.
-Así que… vienes de la ciudad. ¿Tenías muchos amigos allá?
-Muchos. Salía a fiestas con ellos casi todos los días –una vez que comenzaba a hablar de mi vida antigua, no podía parar de presumir lo que tenía.
-Ya veo… Has salido con muchos chicos entonces, ¿no? –se aventó.
-Sí, algo –creo que enrojecí.
Y no dijo nada más, solo se rió pícaramente. Me molestó que lo hiciera, pero estoy acostumbrada a ser bastante indulgente con los chicos guapos… así que no dije nada yo tampoco.
Los días pasaban lentamente, y por mucho que intentara mantener la mayor parte de mi vida en secreto, mi personalidad comenzaba a salir a flote. Los chicos notaban que cada día llevaba accesorios diferentes al colegio. Algunos no eran permitidos, por lo que me los quitaba en clase y luego me los volvía a colocar. También llevaba una rigurosa dieta y siempre tenía en mi bolsillo de la blusa un desinfectante de manos. Ya me consideraban una chica fresa y apenas había pasado una semana de clases. Llegué a creer que en realidad no le caía bien a todos, pero es imposible agradarle a toda la gente. Además, no me importaba, pues no suponían peligro para mí como hubiera sido si el Grupo X me empezara a ignorar.
Pero el peligro comenzó cuando el grupo que me había aceptado descubrió cómo era yo en realidad. Notaban que me comportaba de forma diferente con Santiago, como si él fuera alguien importante. Lo mismo sucedía con los otros chicos guapos y mis fracasos con Pablo. Pero mi grupo era indulgente y comprendía que yo ya había tenido una vida antes de todo esto, por lo que me costaría el cambio. Aunque dudaba si Mari era una amiga para fiar en verdad…
-¿Quieres ser mi pareja? –me preguntó Mariano el lunes por la mañana. Estábamos organizando nuestro primer proyecto de estudios sociales, y Marce y Bea iban en grupo, así como Rodrigo y Mari.
-Claro –le sonreí. Mariano era uno de los chicos que mejor me caía en esa clase. Y tenía esa carita que me encantaba; parecía un niño pequeño.
Planeamos realizar un globo terráqueo grande donde colocaríamos muchas banderitas; el proyecto era sobre ataques terroristas en el mundo, así que esa forma facilitaríamos la visualización de los países donde habían ocurrido los ataques de los que hablaríamos. Luego sonó la campana y decidimos continuar al día siguiente.
-Oye, Mariano, ¿te gusta ser mi amigo? –le pregunté al salir de la clase.
-¿Cómo? Claro, me gusta. Que pregunta más rara. ¿Por qué lo preguntas, de todas formas?
-No lo sé… Siento que no… Olvídalo.
Mariano tenía una cara de confusión, y quería saber qué era lo que pasaba.
-¿Qué es lo que pasa? ¿Bea o alguien te ha dicho algo? ¿Alguien que no es de nuestro grupo? Ignóralos, Regina. Nos caes muy bien y te queremos en el grupo.
-¿Estás seguro? –ahora sí decidí abrirme y mostrarle mi preocupación-. Lo siento si parezco una presumida y frívola, es solo que esa soy yo y me es muy difícil cambiar de un día para otro.
-Tranquila –sonrió, y eso me calmó.
El día en el colegio terminó y esa tarde no tenía muchos deberes que hacer, por lo que salí a respirar aire afuera. Me encontré con Isabela.
-¡Hola, Regina! –me saludó.
-Hola, niña. ¿Ya terminaste tus tareas?
-Ya –buscó a JellyYogurt por todo el jardín de la casa de mi tía y, al no encontrarlo, continuó hablándome-. ¿Tú ya las terminaste?
-No, en realidad. Solo me falta matemática.
-¿No te gusta mate? –preguntó.
-Un poco. ¿A ti?
-A mí no me gusta nada. ¡Me aburre! Pero Pablo siempre se inventa juegos para que me sea más fácil y divertido aprender.
-Vaya, parece que es un buen hermano, al menos –todavía no se me había olvidado que Pablo era el único que no me trataba igual.
-¿Qué quieres decir? –inquirió Isabela, extrañada.
-Nada, olvídalo. Oye, ¿por qué Pablo te quiere tanto, pero no es siempre así con los demás?
-Bueno, es diferente.
-¿Cómo es eso? –me interesé.
-Muchos chicos son diferentes a él. Se comportan crueles con sus hermanos y mal con sus padres, pero con sus amigos son de lo mejor. Pablo es diferente. Tiene otras… ¿cómo dicen? ¿Prioridades?
-¿Así que su prioridad es la familia y por eso es tan antisocial?
-¿Antisocial? ¡Pablo no es antisocial! Le es muy fácil hacer nuevos amigos, lo que pasa es que no con todos hace esa conexión de amistad. Al menos no desde que… ¡Bueno, qué importa! ¿Quieres jugar escondite? –cambió de tema prontamente.
-Lo siento, niña. No tengo ganas y para jugar el verdadero escondite necesitas más de dos personas. Sería muy aburrido si no es así.
De pronto la puerta se abrió y Pablo salió muy preocupado.
-¿Isabela? Entra a la casa –luego me miró y no me dirigió ninguna sonrisa, pero tampoco ninguna mala cara-. ¿Hay algún problema?
-¿Disculpa? Esta es mi casa, es ella quien salió a hablarme.
-Lo sé –dijo-. No te estoy regañando ni nada, solo pregunto si ha pasado algo.
-¿Qué podría pasar? En este lugar nunca pasa nada interesante.
-Pues este lugar es nuestro hogar –dijo con su mismo tono de seriedad.
-Oye, ¿cuál es tu problema? No tienes que hablarme así.
De pronto pareció reaccionar a lo que estaba sucediendo y, suavizando el rostro, se excusó.
-No, no, lo siento. Yo sé que… oye, perdón por cómo te he tratado. Es solo que… Nos vemos mañana –y ahora sonrió, con la misma sonrisa sin alegría que ya había visto muchas veces-. ¿Nos vamos, Isa?
-De acuerdo –dijo alegremente la pequeña. ¿Cómo soportaría estar encerrada con su hermano neurótico toda la tarde? Su mamá también estaba ahí, claro, y su padre regresaba por la noche después de trabajar. De todas formas debía de ser sofocante e irritante.
-Adiós –les dije, sonriendo también. Todo este misterio me estaba dando miedo. ¿Ahora me iban a decir que tanto secreto y protección era porque Pablo y su familia eran vampiros, hombres lobos o magos, como en todos esos libros que sí he leído? "No seas idiota", me dije. Qué estupidez; quería saber qué pasaba con ese chico inmediatamente.
Pablo colocó su brazo como si abrazara a su hermana, y se fueron hacia la puerta. Que familia tan rara… Demasiado amor para mi gusto; mejor dicho, demasiada sobreprotección. Eso estaba convirtiendo mi miedo/enojo a un dolor de cabeza, por lo que me entré a la casa.
¡Cuán desesperante era hacer las tareas y no terminarlas! Además, mi tía (habíamos desistido con la prueba de confianza; ella sería mi tía y punto) me había pedido de favor que lavara los platos. Y para empeorarlo todo, seguía dándole vueltas al asunto de Pablo. ¿Qué era eso que lo ponía tan bipolar como una chica en plena adolescencia? Había dos opciones: o sí era tan bipolar como una chica, o andaba en drogas. De todas formas estaba segura que no era nada de eso, por lo que decidí preguntarle a mi tía.
-El colegio es muy bueno, ¿sabes? –ya había comenzado a lavar los platos mientras ella se encargaba de ordenar el resto de la cocina y preparar la cena-. Todos los chicos son muy buenas personas.
Los árboles se movían lentamente afuera. Era una tarde tranquila, a decir verdad.
-Me alegro mucho, Regina –sonrió mi tía-. Sabía que no te sería difícil iniciar nuevas amistades aquí.
-No tan difícil, querrás decir.
-¿Cómo es eso? ¿Hay alguien complicado de entender en tu clase?
-Eso mismo –continué-. Es difícil iniciar conversación con el vecino, Pablo. ¿Has notado que casi siempre está triste y tiene una mirada cansada?
-Ah, Pablo. Claro.
Lo dijo como si eso fuera excusa suficiente. No entendía nada.
-¿Qué pasa con él? –le pregunté. Mi tía dejó la masa a un lado y me miró a la cara, seriamente.
-Él… -empezó-. Él está teniendo problemas, Regina. Muchos problemas familiares.
-¿Sus padres se están divorciando, o algo así? –continué. Mi tía había hablado de forma muy seria, por lo que de verdad me interesé.
-Peor que eso. Su hermana… Isabela está enferma.
-¿Y por eso se preocupa? Se le pasará con unas pastillas y reposo… Creí que dijiste que era algo peor. ¿De verdad crees que enfermarte es peor que tener a tus padres divorciándose? –había dicho esto de una forma muy rápida. Mi tía tardó unos minutos en responder, y luego volvió a mirarme y siguió:
-No está enferma de gripe o fiebre, Regina. Tiene linfoma.
-¿Linfo…? -¿dónde había escuchado esa palabra? Oí sobre ella en un documental, pero el documental trataba de…
Me quedé paralizada. Isabela tenía cáncer linfático[1]. No podía ser real.
-Deja de bromear, tía, eso no es cierto. Isabela tiene ochos o apenas nueves años. ¿Cómo puede ser que…? –se me quebró la voz.
-Nueve –dijo-. Nueve años. Y sé que es difícil creer que una niña de esa edad que se ve tan sana y feliz como ella pueda estar así de enferma. ¿Ahora comprendes cómo se siente Pablo?
Lo comprendía a la perfección. El solo imaginarme a mi hermanita Sofía con cáncer me daba náuseas.
-No puedo creerlo –comenté cuando recuperé el aliento-. ¿Hace cuánto se lo detectaron?
-Hace seis meses. Está respondiendo bien al tratamiento y, cómo ves, no ha necesitado mucha quimioterapia, por lo que la pérdida de cabello ha sido mínima. Aunque los dotores no pueden asegurar que siempre será así y que responderá al tratamiento todo el tiempo –paró un segundo-. No sé si entiendes… ni yo entiendo muy bien de lo que hablo, pero es la manera más sencilla de explicarte.
-Gracias… -ya no podía hablar. La familia que antes había considerada rara merecía otro adjetivo. Fuerte. Valiente. Y más esa “niña” de nueve años que tanto había juzgado. ¿Cómo podía lograr sentirme cada día más y más patética y mala persona?
Terminé de lavar los platos en silencio, y después de un momento mi tía agregó:
-La pequeña Isabela ya no será sólo una niña para tus ojos, ¿no?
-Me has leído el pensamiento –admití-. Ahora también entiendo muy bien a Pablo. Se debe sentir muy mal al no poder ayudar a su hermana.
-Pero claro que la puede ayudar. A decir verdad, todos podemos. La salud mental es muy importante para una persona enferma. Aun para una persona no enferma es necesario sentir el apoyo de su familia y amigos para sentirse bien.
Todo eso era muy cierto. Y tal vez era lo que me hacía falta a mí… Poco a poco me daba cuenta que no tenía amigos reales en la ciudad, aunque no lo quisiera admitir completamente. Además, yo misma me había alejado de mi familia, sintiendo que no me apoyaban cuando, tal vez, solo tal vez, no era de verdad.
[1] Los linfomas son cánceres que se desarrollan a partir del sistema linfático, el cual forma parte del sistema inmunológico. Un linfoma puede desarrollarse en cualquiera de estos órganos. Los linfomas pueden dividirse en Linfoma de Hodgkin y Linfoma no Hodgkin. El Linfoma no Hodgkin es más frecuente en los niños. Con frecuencia se desarrolla en el intestino delgado o en el mediastino (espacio entre los dos pulmones), aunque también puede aparecer en el hígado, bazo, sistema nervioso, médula ósea y ganglios linfáticos.
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Cuarto capítulo... menos mal lo logré terminar de escriibir antes de lo que acaba de pasar hace pocoo ¬¬ una persona que conozco ofendió mi alma de escritora. Es más que obvio que yo no soy una escritora profesional, es más que obvio que no me voy a hacer la gran chava super famosa por esto, y es más que obvio que esto solo lo hago por DIVERSIÓN. Pero intento que no me afecte, pues no puedo hacer que todo mundo ame lo que hago o no se burlen de mí... Pero ya ni ganas tengo de escribir el otro capítulo ): imagino que se me pasará iguaal!! no voy a dejar que algo así me arruine por completo ^^ hahaha :D
Les gustó el capítulo? Fui algo cruel con Isabela, verdad? Lo siento, es parte importante de toda la historia!! Si alguien conoce sobre linfomas u otro tipo de cáncer, o tiene familiares o conocidos enfermos (si es así, ojala se curen prontoo :D se los deseooo de todisisisisisisimo corazon!), cuentenme lo que sepan. Yo no sé casi nada, pero estoy investigando lo más que pueda. Me gustaría tener testimonioos de gente que en este momento tiene cáncer, linfoma en especial, obviamente. Gracias :D
Hoy les recomiendo nuevos blogs; busquen la lista en los gadgets de la derecha! Están muy buenos! Tengo que admitir que hay dos en especial que me encantan: Cuento sin hadas y El sacrificio de mi felicidad. Llevo muy poco leído de ambos, la verdad! Pero ya me engancharoooon!! Primero terminaré Cuento sin hadas y luego el otro.Y gracias por sus comentarios y consejos. Es muy probable que publique el quinto capítulo mañana. Tchau!
4 comentarios:
Hola!!
Bueno pues aqui pasando de nuevo te esta quedando muy padre la historia y pues espero sigas asi :)
Por cierto en la tarde publicare nueva entrada en mi blog :)
Te recomiendo que me gustaria mas accion y si puede y no te sientes ofendida que te apures mas en escribir y sacar mas rapido tus capitulos.
esta muy linda tu historia.. diferente y muy real... espero con ancias el 5to cap.. cuidate... ^^...
grax por tu comentario en mi blog... y por seguirme.. :-).. espro que te siga gustando mis historia.... :-P
Mira estos otros blogs para que te den mas ideas si porfa pasa yaque yo soy una fanatica incontrolable de los vampiros, licantropos seria mejor ver tu historia asi :) :P:
http://unhermosorayodeluz.blogspot.com/
http://sangre-en-llamas.blogspot.com/
http://thereneesmecullenstory.blogspot.com/
http://vampiresblackheart.blogspot.com/
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